DR. JUAN MARQUÉS VISMARA: EL INJUSTAMENTE OLVIDADO "MÉDICO DE LOS POBRES" DE TARAPACÁ

Coordenadas: 20°13'29.1"S 70°09'01.7"W

En el Paseo Balmaceda de la costanera de Iquique, justo enfrente de calle Céspedes y González, al lado del Monumento a Cristóbal Colón, está un busto con retrato y homenaje del Dr. Juan Marqués Vismara. No hay demasiada información a la vista, salvo que en el plinto se halla empotrada una placa metálica que lo identifica como homenaje de la Provincia de Tarapacá "al médico de los pobres". Este monumento estuvo hasta hace sólo un par de años un tanto más al norte, justo enfrente del Paseo Baquedano y el Colegio Inglés, de cara a la Plaza 21 de Mayo y la gallarda estatua del capitán Arturo Prat. La pequeña área verde circular que allí ocupaba ahora pertenece a la Boya Esmeralda, instalada tras su reemplazo en la rada, en 2018.

Poco y nada aclara el sencillo monumento sobre la historia biográfica del médico allí recordado, entonces, de quien existe escasa información en la internet, además. Y, como sabemos, lo que ya no está reseñado en el mundo digital, prácticamente no existe en nuestra época. En algunas ocasiones, además, aparece señalado también como Márquez o Marques, lo que dificulta un tanto cualquier rastreo.

Al menos, se puede contar con la valiosa pista de que el homenajeado calza en la casi arquetípica identidad del "médico del pueblo", noble título que han tenido varios ilustres galenos de nuestro país, desde el Dr. Augusto Orrego Luco en el siglo XIX hasta el fallecido Dr. Diego Whittaker y su Consulta del Buen Samaritano, en nuestra época.

Una intervención del diputado Luis Valente Rossi en la Cámara, durante la sesión del 27 de agosto de 1965, sumada a la biografía que reproducirá después el Dr. Sergio Calcano Zuleta en su trabajo sobre la historia de la medicina regional, nos permiten completar la semblanza de dicho personaje y las razones de los homenajes que alguna vez relucían -más que hoy- en la ciudad iquiqueña.

Oriundo de Milán según parece, el Dr. Marqués Vismara emigró a tierras americanas en 1897 desde Rapallo, Génova, con cerca de 24 años de vida y acompañado por sus padres. Tras formarse como médico cirujano en la Universidad de Chile en 1902, viajó al Norte Grande del país y se radicó primero en Huara, en la oficina Constancia. Ejerció su profesión también en Iquique y en la oficina salitrera La Perla, del cantón Alto San Antonio. Durante un largo período organizó varios centros de salud y el hospital de Pozo Almonte, instalando la atención gratuita de pacientes de escasos recursos. También creó un sistema de asistencia para los menesterosos que logró gran eficiencia.

El monumento cuando aún estaba enfrente del paseo Baquedano, en "El norte de Chile a través de sus monumentos públicos" de la DIBAM / Consejo de Monumentos Nacionales, año 2016.

Ubicación actual del monumento, vecino al dedicado a Cristóbal Colón en el Paseo Balmaceda.

A mayor abundamiento, en su "Historia de la medicina en Iquique y Tarapacá" el Dr. Calcano Zuleta detalla que, durante la epidemia de viruela que golpeó a las pampas a principios del siglo XX, se formó un directorio presidido por don Fernando Muñoz para controlar los casos en Pozo Almonte, en 1906, con una comisión encargada de la construcción de un lazareto con capacidad para 30 enfermos, haciéndose cargo del mismo el propio Dr. Marqués Vismara. El establecimiento recibió contribuciones del comercio y los vecinos residentes en las salitreras Buen Retiro, Keryma, San José, Peña Chica y La Palma, futura Humberstone.

Establecido aún en Pozo Almonte, hacia 1918 colaboraba con sus servicios facultativos en la Botica Valparaíso, abriendo una consulta propia adjunta en calle Balmaceda. Estableció la Policlínica Italiana y la Casa de Salud de Pozo Almonte, atendiendo allí a los habitantes de la zona. Se instala después en Iquique, hacia fines de la década siguiente, siendo testigo ya de los últimos años de prosperidad de la industrial salitrera. Su consulta siempre estaba repleta de pacientes de origen muy humilde.

De acuerdo a Valente, "en 1920 era el más destacado médico de la pampa" por todas las razones expuestas. Sin embargo, la caída estrepitosa del rubro en los años treinta y los estragos sociales que estaba produciendo la debacle iban a poner a prueba su generosidad más que nunca antes. Desde su rol médico, entonces, se avocó a dar atención completa a los trabajadores y clases pobres en general, al punto de que llegaba no solo a atenderlos gratuitamente, sino que obsequiaba los medicamentos cargándolos a sus cuentas o pagaba los gastos de hospitalización de algunos enfermos.

Fue tal el cariño popular y la fama casi de santidad que Marqués Vismara tuvo en Tarapacá que acabó siendo apodado "el médico de los pobres". Con tal prestigio, continuó trabajando infatigablemente en la región, siempre por el bien de sus muchos habitantes más necesitados.

Las energías terrenales se le agotaron al médico a las una de la tarde del 13 de julio de 1938, cuando muerte lo alcanza en Pica tras una larga enfermedad y con 65 años de vida, 35 de ellos consagrados a la noble actividad de la salud. Se había establecido en aquella localidad de la Pampa del Tamarugal esperando aliviar sus males, pero ya temiendo lo peor hizo buscar a todos sus hijos para despedirse y llamó al padre Friedrich, que a la sazón se encontraba en Iquique. Tristemente, informa Calcano Zuleta que no alcanzó a verlos pereciendo antes, algo que constata en "El Tarapacá" del 14 de julio de 1938 y en una columna de Edwin López en "La Estrella de Iquique" del 17 de diciembre de 2003.

El médico italiano nunca pudo separarse de tierras tarapaqueñas ni de su gente, hasta su partida. Agradecidos, los pampinos decidieron rendir aquel homenaje con un busto: tras su fallecimiento, la provincia tarapaqueña y sus residentes se organizaron de inmediato para solicitar la instalación del mismo. Fue encargada la obra la eximia escultura y pintora Laura Rodig, una vez conseguida la autorización de la Municipalidad que, según observa Calcano Zuleta consultando el diario "El Tarapacá" del 15 de julio de 1938, aportó también 1.000 pesos de la época. Y agrega el mismo autor:

Además se constituyó un Comité presidido por el Alcalde Municipal, Luis Valenzuela; el Cónsul de Italia, Domingo Monguillo; el presidente de la Asociación Médica, Dr. Mario García; de la Sociedad de Farmacéuticos, Oscar Benítez y por los regidores Humberto Ceballos, Julio Villalba y Juan Videla. Para 1939 ya se habían recaudado los recursos suficientes y en conjunto con la Municipalidad de Iquique se proyectaba su ubicación, muy próximo a la Plaza Italia, encargándose el busto de bronce a la escultura chilena Laura Rodig, quien la había concluido en noviembre, inaugurándose un año después, el domingo 3 de noviembre de 1940, con arcos del triunfo y una iluminación, provista por la Compañía de Alumbrado.

El sitio escogido para el busto fue un sector del borde costero llamado por entonces Plaza Italia, precisamente en donde está ahora la Boya Esmeralda. Siendo una pieza de unos 50 centímetros de alto, estaba en la cúspide de un sólido pedestal blanco en donde se hacían actos conmemorativos oficiales para su memoria.

Hubo otros homenajes e intentos de ser tales en en años posteriores, como indicaba el mismo diputado Valenti ante la Cámara:

Como reconocimiento a su destacada calidad humana y al mucho bien que hizo en el ejercicio de su apostolado médico, la I. Municipalidad de Iquique fue autorizada hace algunos años para erigirle un busto en la Avenida Balmaceda.

Actualmente, el Centro Histórico de Tarapacá ha iniciado una campaña tendiente a honrar la memoria de este connotado médico dando el nombre al "Hospital Regional D. Juan Marqués Vismara". Acogiendo esta iniciativa del Centro Histórico de Tarapacá es que me permito rogar a la Honorable Cámara que sirva prestar su aprobación al siguiente,

Proyecto de ley:

"Artículo único.- El Hospital Regional de Iquique se denominará "Hospital Regional Doctor Juan Marqués Vismara".

(Fdo.) Luis Valente Rossi.

Modificaciones posteriores realizadas en el plano urbano y la construcción de algunos proyectos inmobiliarios obligaron al traslado del busto por el sector del Paseo Baquedano, durante un tiempo. Convertido el lugar ya en el Parque Balmaceda, en noviembre de 2012 volvió a aquel sitio de la ciudad. Allí permaneció por unos seis años antes de ser trasladado hasta su actual ubicación, en el mismo paseo pero más al sur. Consecuencia de estas modificaciones parece ser el reemplazo del gran plinto original por uno más simple, de 1.90 metros.

No es el único recuerdo de Tarapacá que quedó para el personaje, por cierto: el Centro de Salud Familiar de la comuna de Pica adoptó para sí el nombre del Dr. Juan Marqués Vismara.