FUENTE DE SODA ZARO: LA CANTINA DE LA PALMERA

Entrada al Zaro en una tarde soleada a inicios de marzo. El que posa en la puerta es Félix, quien invita en esta jornada.

Coordenadas: 27°21'44.5"S 70°20'02.7"W

Dicen por ahí que los bares y tabernas de las tierras mineras son los mejores y más pintorescos que pueden encontrarse en Chile; acaso de entre los más auténticos, a la altura de los que pueden hallarse también en campos y caminos rurales. En el caso de la famosa Fuente de Soda Zaro o Zaro Bar de Copiapó, sin embargo, el intruso encontrará un extraño pero seductivo ambiente de lo tradicional con lo que lleva también un público más nuevo y enérgico... Cosas del mundo minero, insisto.

Ubicado en la esquina norponiente del heroico cruce de las calles Yerbas Buenas con Manuel Rodríguez (en el 401 de esta última vía), el antiguo caserón con muros rojizos y sillares amarillos de la fuente de soda es, definitivamente, un sitio con todo el aspecto y la estética de las cantinas populares chilenas. El mismo inmueble ("con más de 100 años", me recalcan) semeja a un enorme macetero, coronado por el verdor de una estupenda palmara que, a pesar de los años y de la sequedad de la región atacameña, ha logrado crecer esplendorosa en aquel preciso lugar de la ciudad, haciéndolo inconfundible a sus leales parroquianos y a los visitantes venidos de otras tierras.

El Zaro ha recibido varios nombres a lo largo de su larguísima existencia, tan prolongada que ni siquiera todos los clientes de la casa tiene del todo claro cuán antiguo es. Se calcula en cerca de 80 años o solo un poco menos su longevidad, aunque otros apuestan a que iría empinándose ya para el siglo. Lo conocido es que ya existía en los años cincuenta, por cierto. Se sabe también que, en otros tiempos, ha sido llamado el Chutila, al parecer por una botillería del mismo nombre que existía enfrente, además de Bar de Moe o Mou, Bar Chicha o El Chicha a secas en tiempos más recientes. El actual nombre de Zaro corresponde al apellido de sus propietarios, de origen yugoslavo, atendiendo la barra y caja don Rodrigo Zaro y, por temporadas, también su madre. Dos queridos y conocidos personajes de la vida recreativa nocturna en Copiapó, dicho sea de paso.

Conducido por mi jefe y mecenas de esta aventura, Félix, entro por fin al mítico local de estas tierras. Uno se enfrenta de inmediato a la extensa barra con típicas repisas y alacenas con botellas de colores, al fondo, y antigüedades varias en su nivel más alto, incluidos cascos, lámparas y herramientas alguna vez usadas por trabajadores mineros, como puede adivinarse. Este el sector más "clásico" del boliche, de mesas pequeñas, bebedores de mesón y retratos sexis de modelos en afiches publicitarios o calendarios.

La famosa esquina de Rodríguez y Yerbas Buenas, con el caserón y la palmera del Zaro.

Sector de las repisas y refrigeradores detrás del mesón.

Félix en el gran mesón de la barra. Para evitar suspicacias: la cerveza no era suya (ya no bebe) y su posición inclinada es porque revisaba el celular.

Sector central, del salón principal y parte de la sección de servicios higiénicos. Se ve parte de la mesa de los veteranos que se reúnen allí todos los sábados.

Sala posterior de la palmera, con el mueble que la contornea.

Al lado de aquel espacio, en lo que vendría a ser la sala principal o central, se reúnen "los viejitos", como llaman a los veteranos copiapinos que allí se sientan a conversar, jugar pasatiempos de mesa o ver partidos de fútbol en los grandes televisores planos que cuelgan en los muros, principalmente cada sábado. Uno de ellos me comenta que lleva 51 años viniendo al mismo boliche, aunque no está seguro de ser el más antiguo de los clientes. Y en lo alto, sobre el espacio de los servicios higiénicos, una especie de pinos de botellas de cerveza se lleva las miradas de todo curioso. Un poco más allá, pasando el reino de esos infaltables baños, está también la sala-bodega en donde se encuentra la posibilidad de jugar pool, aunque esta sala a veces está cerrada.

Una última sala del conjunto está al fondo, atrás y por el costado de la principal: corresponde en realidad a un galpón que se ha techado con algunas aberturas al exterior justo alrededor de la famosa y distintiva palmera del Zaro, protegida por un extraño y tosco mueble de madera que le da la vuelta a su base. Este es el lugar favorito del público más joven y de algunos artistas con guitarras que llegan al local, incluidos cuequeros que suelen alegrar tardes y noches con el palmoteo y el raspar de las vihuelas. Desde atractivas y refinadas jóvenes hasta muchachos de clara militancia rockera y contracultural llegan hasta este espacio en particular. El nombre de muchos de ellos está grabado en la cubierta del mismo mueble que circunda al tronco de la palmera.

Aunque hay ciertos veteranos que prefieren la caña vinera, sucede lo que ya es conocidamente visible y verificable en los bares mineros: la mayoría se queda con las cervezas, tan refrescantes para el clima casi siempre primaveral de este valle. La famosa marca popular verde de "pilsen" es la que domina la mayor parte de la decoración y las apelaciones publicitarias dentro de la cantina, ciertamente. La menor cantidad de clientes son los que piden bebidas gaseosas, por supuesto, y para comer algo hay disponible algunos paquetes y bolsas de productos de aperitivos tipo snack. Los precios del Zaro tienen fama de muy accesibles, además.

Me voy del establecimiento ya en horas oscuras, conducido por Félix hasta el lugar de hospedaje en donde pasaré aquella noche de inicios de marzo de 2023, a escasa distancia del bar. Gracias a su invitación he logrado desbloquear uno de los objetivos por más tiempo pendientes en mis  constantes viajes y del que ahora puedo presumir: haber conocido la inefable Fuente de Soda Zaro, símbolo de las diversiones bohemias y todo un emblema de la cultura popular de Copiapó.

Comentarios

Etiquetas

Arica Arqueología Arte Bahía Inglesa Bares-Restaurantes Bohemia Bolivia Bomberos Buin Cachapoal Cajón del Maipo Calama Caldera Calera de Tango Caminos y Carreteras Campo Canela Cartagena Casonas Castro Cauquenes Cementerios Cerros y Montes Chanco Chañaral Chépica Chillán Chiloé Choapa Chonchi Chuquicamata Ciencia y Tecnología Cisnes Coelemu Colo Combarbalá Comercio Concepción Constitución Copiapó Coquimbo Crímenes Curacaví Curarrehue Curicó Deportes Desierto de Atacama Dichato Edificios históricos Educación El Melón El Monte Espectáculos Estaciones Estatuas-Monumentos Eventos Fantasmas y Terrores Faros Fauna Fe popular Ferrocarriles Fiestas Religiosas Flora Fuentes de Aguas Gastronomía-Repostería Gorbea Grutas y Animitas Héroes Hospitales Hotelería-Alojamientos Huarasiña Industrias Ingeniería Iquique Itata Kioscos La Florida La Ligua La Serena La Tirana Lagunillas Lanco Laraquete Las Vizcachas Lebu Limarí Literatura Llay-Llay Los Vilos Lugares Desaparecidos Malloa María Elena Matilla Mejillones Melipilla Mendoza Mercados Minería Misterios Mitos Urbanos Mitos y Leyendas Monte Patria Montegrande Moquegua Mulchén Museos/Exposiciones Música Navegación Niños Ovalle Paihuano Paine Pampa del Tamarugal Papudo Parques Patagonia Patrimonio perdido Pelequén Peñaflor Personajes Perú Pesca Petorca Pica Pichicuy Pirque Pisco Elqui Placilla Playas Plazas Pozo Almonte Productos Típicos Puente Alto Puentes Puerto Montt Puertos Punta Arenas Quellón Quicaví Quintero Quirihue Región de Antofagasta Región de Arica y Parinacota Región de Atacama Región de Aysén Región de Coquimbo Región de la Araucanía Región de Los Lagos Región de Los Ríos Región de Magallanes Región de Ñuble Región de Tarapacá Región de Valparaíso Región del Bío Bío Región del Libertador Gral. B. O'Higgins Región del Maule Región Metropolitana Rengo Río Hurtado Ríos-Lagos Rocas de Santo Domingo Salas de Teatro-Cine San Antonio San Esteban San José de Maipo San Pedro de Atacama Santa Cruz Serón Sitios Históricos Sociedad Tacna Talagante Talca Tarapacá Templos Tocopilla Tomé Torres del Paine Totoral Tradiciones y Folclore Traiguén Valdivia Valle de Azapa Valle de Elqui Vallenar Valparaíso Vicuña Viña del Mar
Mostrar más

Entradas populares de este blog

EL PERPETUO GIRO DE LAS AZUDAS DE LARMAHUE

LA LEYENDA URBANA DE LA "CASA DE PEDRO DE VALDIVIA" EN SAN PEDRO DE ATACAMA