LA ESCUELA SANTA MARÍA DE IQUIQUE Y SU RECONSTRUCCIÓN... UN CASO EN DONDE LA MEMORIA FALLA
Maqueta de la Escuela Santa María de Iquique tal cual era en 1907,
hecha por los artesanos iquiqueños Alexi Olmos Figueroa y Luisa Cepeda
Riquelme, por encargo del periodista Carlos Graña, de la Ilustre
Municipalidad de Iquique. Basada en la documentación histórica reunida
por Raúl Cordero Alaniz.
Coordenadas: 20°13'1.46"S 70° 8'49.32"W
Nota: nada
irrita más a un amante de los hechos, quizá, que las mentiras
convertidas en certezas a fuerza de "consenso"... Es decir, el de la repetición
general facilitada por la fluidez instantánea de los medios de
comunicación digitales. Así, en el año 2011 tuve cierta controversia con algunos porfiados precisamente a través de las redes sociales, a causa de lo que hoy llamaríamos fakenews o paparruchas. Republico ahora, acá, el mismo artículo que subí entonces a mi sitio en octubre de 2011 con algunas imágenes actualizadas.
El
historiador nacional Oscar Espinosa Moraga decía con frecuencia que los
chilenos tenemos la costumbre vernácula y casi idiosincrásica de hablar
o repetir ideas ajenas sobre temas que de los que no sabemos ni
remotamente, motivados por entusiasmos, cegueras políticas o siguiendo
el cauce de los discursos. Y un nuevo caso de este vicio, mezcla de las
falacias argumentales ad populum y ad nauseam, ha aparecido por nuestros medios de comunicación en estos días.
Periodistas,
concejales, historiadores, profesores miembros del Magisterio y hasta
un par de senadores acaban de pisar el palito y develarse como adictos a
ese mismo mal que declaró Espinosa Moraga en nuestro pueblo. Si llegan a
entrar en razón, el objeto de sus próximas vergüenzas será la Escuela
Santa María de Iquique, históricamente asociada a la horrorosa masacre
de trabajadores que tuvo lugar allí el 21 de diciembre de 1907.
Probablemente no necesiten hacerlo, sin embargo, porque sabemos de sobra
que los pudores ya no existen en la política.
La
escandalera comenzó con un anuncio de demolición del antiguo edificio
de la escuela, que lleva seis años cerrado tras el terremoto de Tarapacá
del 13 de junio de 2005. Se recordará que el sismo lo dejó gravemente
dañado y no ha podido ser reutilizado desde entonces. Se anuncia, de
este modo, la construcción de un nuevo y moderno complejo educacional
aprovechando el lugar del que será retirado, cosa que -a todas luces- es
una gran urgencia.
Empero,
como no podían faltar, saltaron heridos por el rayo los que veían un
atentado a la "memoria" en esta destrucción-reconstrucción, iniciando
campañas por twitter, facebook y otras por e-mail... Los
politicastros infaltables se colgaron del asunto y adhirieron
horrorizados a las protestas. De ahí en adelante, ardió el pasto seco.
Empezaba
así el circo de las declaraciones rimbombantes que leo ahora en la
prensa. Intentando sacarle provecho político, un medio de comunicación
publicó con alarmismo el titular "Gobierno quiere demoler Escuela Santa María de Iquique" (faltaban sólo los signos de exclamación) bajo el cual declaraba compungidamente: "La
noticia fue recibida con indignación por gran parte de los iquiqueños,
quienes acusan al Gobierno de estar 'borrando la memoria nacional'" (como si los iquiqueños viejos no supieran su propia historia, por cierto).
El dirigente minero local Cristian Cuevas, por su parte, rugió: "Este
es un acto de crimen de lesa humanidad contra el olvido de la situación
que ocurrió, de un hecho histórico, dramático, pero que desde el punto
de vista nuestro debería constituirse en un museo de la memoria de los
trabajadores en Chile".
El mediático senador Fulvio Rossi, en tanto y sin perderse la ocasión, declaró que "el ministro Lavín demuestra un profundo desprecio por la memoria histórica de nuestro pueblo", a lo que su adversario político de "fuego amigo", el senador Francisco Chahuán, en su misma sintonía sin embargo, agregó vía twitter que: "Rechazamos
demolición de Escuela Santa María en Iquique. Es parte de nuestra
historia, de la lucha por la reivindicación de los derechos sociales". Etc., etc., etc.
En
fin, ninguno de los medios que publicaron fotografías de la actual
Escuela Santa María que va a ser demolida en Iquique advirtieron que es
de evidente estilo art decó, escuela arquitectónica que nace recién en los años 20. Tampoco lo notaron los opinólogos, ni los publicistas express, ni los improvisados think tank, ni los reporteros virtuales de blogósfera.
En
otras palabras, nadie parecía advertir que este edificio JAMÁS HA SIDO
EL ESCENARIO DE LA MASACRE DE 1907, sino que es muy posterior; algo que
ni siquiera parecían saberlo algunas de las autoridades representantes
de la propia provincia.
Imagen de la Escuela Santa María de Iquique hacia los años de la masacre. Fotografía del Museo Histórico Nacional.
Escuela
Santa María que será demolida, en imagen publicada por el diario El
Ciudadano... Parece que nadie ha reparado en que (a menos que se tratara
de un "Oopart") es imposible que el estilo arquitectónico de este
edificio pertenezca al siglo XIX.
El actual Liceo Bicentenario Santa María de Iquique, ocupando el lugar del demolido edificio anterior.
El monolito conmemorativo, en su actual ubicación a un costado del edificio.
El vecino Mercado Centenario, que ocupa el lugar de la ex Plaza Montt, escenario principal de la masacre de 1907.
A
mayor abundamiento, si bien la cuadra de la escuela es la misma entre
Zegers y Latorre (calle que en esos años se cortaba justo al empalmar
sobre la Plaza Montt, detrás de antiguos talleres productores de
cereales y fideos), el actual edificio art decó en vías de
desaparecer no se encuentra exactamente donde estuvo el escenario
completo de la masacre de Santa María de Iquique, sino sólo una parte. Esto, porque el terreno
en donde se produjo gran parte de la infame matanza fue más
bien el espacio adyacente enfrente del mismo, separado
del recinto edicacional por pertenecer a la plaza de marras. Es
ocupado por la gran feria del Mercado Centenario, visita obligada de todos los que han estado en esta ciudad del
Norte Grande y separado de la
actual escuela por una calle.
Así
pues, la "memoria" de los escandalizados anda bastante chueca con
respecto a la ubicación espacio-tiempo del lugar de los hechos, lo que
me parece mucho más ofensivo al recuerdo de los mártires de 1907 que la
demolición de un edificio que no fue el de su tragedia.
Entrando en detalles sobre el edificio mismo,
la antigua escuela que había sido punto de referencia del asesinato en
masa (y en donde intentaron refugiarse algunas víctimas durante la
masacre), era en su mayor parte de un piso, con bases de albañilería y
levantamientos de mucha madera, al estilo inglés un tanto victoriano que
se observa en la arquitectura pampina de la época. Tenía al frente y al
fondo, hacia los lados de los patios, habitaciones con altos de segundo
piso y una torre con observatorio. Fue inaugurada en 1883 en pleno
gobierno de don Domingo Santa María, presidente cuyo nombre fue
homenajeado colocándoselo al establecimiento. Por varios años fue el
único centro educacional con estas características en Iquique.
En
1907 tuvo lugar la masacre, cuando los huelguistas de Iquique se
atrincheraron en la desaparecida Plaza Montt y al interior del
establecimiento, recibiendo una durísima respuesta del gobierno que
acabó en la masiva matanza. La escuela manchada de sangre siguió
funcionando hasta que, en marzo de 1928 y en la proximidad del inicio
del año escolar, se incendió y acabó destruida completamente. Sólo se
salvaron algunas partes, como una escala y dos marcos de puertas, que
fueron reutilizados.
El
segundo edificio, que corresponde al que ahora se procederá a demoler,
fue construido para sustituir al siniestrado. Comienza a ser levantado
hacia 1934 y fue inaugurado unos dos años después, según sabemos,
luciendo su característico estilo modernista que hemos comentado, hasta
que el terremoto del año 2005 lo dejó seriamente dañado, permaneciendo
cerrado desde entonces y a la espera de que se decidiera su destino.
En
consecuencia, nunca, jamás ha sido ni puede ser este edificio de la
escuela el mismo de la masacre de 1907, sino que guarda sólo
institucionalmente la memoria de los hechos sucedidos frente al edificio
anterior, como perfectamente puede hacerlo el próximo que se necesita
construir en su lugar. Por eso conservaría en su interior las piezas que
se rescataron del incendio de 1928, las que también serán guardadas y
recolocadas en el nuevo complejo que se construya y que sería iniciado
el próximo año, según los anuncios (hechos por otros políticos, así que
también tienen su rango inmenso de incertidumbre).
Al momento de escribir estas líneas, sólo un medio de comunicación nacional, Radio Cooperativa
(cooperativa.cl), ha tenido la prudencia y la hidalguía de informar
sobre lo burdo de la campaña de marras para salvar la "memoria" de un
edificio que no es cronológicamente el mismo de la matanza de Santa
María de Iquique... Mientras tanto sigue circulando la denuncia
totalmente errada y mal respaldada sobre la escuela.
La
memoria existe; totalmente cierto... Pero no es memoria, sino un
embuste, si se la ofrece envenenada con el Alzheimer de la politiquería;
con el fenómeno íntimo del que gusta vivir engañado y engañando a
otros, con esas artes negras destinadas a alterar la realidad y sacarle
dividendos tanto como sea posible antes de que quede expuesto un error,
una falsedad o una mentira.
Comentario recuperado desde el lugar de publicación anterior de este artículo, en mi sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown29 de julio de 2014, 06:20
Estimado Señor:
Lo felicito por su afán de buscar la verdad. En términos generales, reconozco mucha certeza de lo que Usted relata hacia nuestro actuar irresponsable como chilenos. Por lo mismo, debo decirle que extrañé la real infamia: históricamente, a Chile le interesa poco o nada de lo que nos suceda a nosotros, los ariqueños, tarapaqueños, antofagastinos, atacameños, debido a vuestro exacerbado centralismo y prueba de ello es la forma reactiva en que los personajes mediáticos abordan los acontecimientos que les da tribuna, pantalla y se arrogan voz por los sin voz. Luego, desaparecen sin haber logrado efectos en nuestra patria desértica.
Por lo anterior, es que somos tierra de campeones, ya sabemos que con el centralismo no podemos contar para salir adelante, sólo vienen a confundir las cosas. Estamos hartos, como lo estuvieron los obreros del salitre.
Sucederá que, como el centralismo crea ser dueña de nuestra vida, rugirán los leones de tarapacá y los bravos de atacama para defender lo que es nuestro, con la vida misma si fuera necesario. Y ese es el espíritu que permanece vivo por la matanza de la escuela Santa María. Un saludo.