HISTORIAS DE BRUJERÍA: LA SINIESTRA E INFAME "ROCA DE LOS TORMENTOS" DE QUICAVÍ

Coordenadas: 42°16'13.7"S 73°20'57.1"W

Los días de verano que pasé en febrero de 2022 en la localidad de Quicaví, en la Isla Grande de Chiloé, me han permitido indagar más sobre uno de sus puntos más misteriosos e importantes para el imaginario mitológico del archipiélago: la llamada Piedra o Roca de los Tormentos, dispuesta como el juguete abandonado de un gigante en la bahía y sobre terrenos pedregosos al borde de sus ciénagas o caminos que siempre parecen estar húmedos. El ser conocida como la piedra en donde tuvieron lugar los famosos juicios express y fusilamientos de brujos en el siglo XIX hace necesario retroceder en el tiempo, para comprender la naturaleza de su desprestigio y el miedo que aún es capaz de provocar entre algunos de los viejos residentes que cumplen con la máxima: "No te metas con la Recta Provincia".

Corría el período de años 1879-1880, iniciándose Guerra del Pacífico, con las tensiones limítrofes con Argentina al borde de un estallido y las comunidades indígenas de la Araucanía próximas ya a protagonizar el que sería su último alzamiento. La famosa Recta Provincia, nombre de la jurisdicción que tenía la mítica organización de los brujos de Chiloé conocida como La Mayoría y con capital político-administrativa en Quicaví, había pasado inadvertida hasta entonces a los intentos del Estado de Chile por fortalecerse institucionalmente y hacerse presente a plenitud en todo el territorio nacional... Pero las circunstancias históricas acabarían apagando de manera brusca esa buena suerte.

Fue entonces cuando el gobernador de la provincia de Chiloé, don Luis Martiniano Rodríguez, tomó la iniciativa de poner en marcha lo que acabaría siendo un controvertido proceso contra los miembros de La Mayoría, acusando a los brujos chilotes de un cargo equivalente al de asociación ilícita y aprovechado una disputa dentro de la propia cofradía para echarle mano por vías judiciales. En marzo de 1880 anunciaba públicamente la persecución de aquella "sociedad criminal que ha producido la muerte y miseria de familias enteras", arrojándoles encima a los agentes de cuerpo policial de Ancud

Su destrucción y desaparición en tan polémicas circunstancias, entonces, sería otro tremendo generador de mitos y leyendas locales, permaneciendo fuerte su recuerdo en la identidad y el imaginario cultural chiloense. La generalidad del caso, además, ha sido investigada -entre muchos más- por Carlos Nancuante, profesor de la Escuela Aquelarre de Quicaví; su hermano Jorge Koki Nancuante, conocido guía turístico de las cuevas de brujos en la misma localidad; el escritor de temas mistéricos Sergio Fritz Roa, autor de un interesante trabajo al respecto; el investigador independiente Raúl Núñez Galvez, el director cultural Armando Bahamonde y el recientemente fallecido historiador chilote Renato Cárdenas. Los escritores Jorge Baradit, Eduardo Pérez Arroyo y Francisco Ortega también han asumido la tarea de traer de vuelta algo más sobre estos episodios, en distintos formatos.

Aunque se ha enfatizado por muchos críticos que las confesiones y los detalles sobre las prácticas de los hechiceros se había conseguido con métodos reñidos con la ética, como la tortura, amenaza y otras formas abusivas, lo cierto es que esto era algo no tan inusual en la época, en lo que al quehacer policial y de la justicia criminal se refiere. Este espíritu inquisitivo (o la excusa) con que las autoridades enfrentaron a la organización quedó descrito al final del documento titulado "Los Brujos de Chiloé. Célebre proceso del Juzgado de Ancud. Declaraciones de los reos", publicado por la imprenta de Ponce Hermanos en 1908, refiriéndose a la última declaración y sentencia del juez a cargo del caso:

La Recta Provincia, o sea la institución de los brujos, había existido en Chiloé desde tiempos antiquísimos; era tolerada porque se ignoraban sus malas tendencias y se le creía más bien una institución piadosa con fines humanitarios.

Pero las investigaciones prolijas hechas por el activo Juez, vinieron a demostrar, ante las autoridades y el pueblo asombrado, el cúmulo de maldades y crímenes cometidos por la famosa asociación.

El brujo Zapata elevándose sobre sus captores, en el centro de Quicaví. Ilustración tomada del programa "Chile Secreto" de CHV, conducido por J. Baradit.

La roca en momentos de marea alta. Fuente imagen: sitio del Instituto de Investigación y Estudios Exobiológicos Chile.

El profesor Nancuante, señalando el sector en donde se ubicaba la sepultura de Zapata en el cementerio de Quicaví. Imagen del diario "Hoy x Hoy", en 2015.

Una de las tumbas de esta imagen que tomamos en el cementerio, correspondería a aquella en donde está sepultado el brujo Zapata, bajo los restos de otro difunto.

Vista del mismo cementerio desde su sendero central, enfrente de la plaza de Quicaví.

Los brujos del pasado siguen siendo un activo identitario, cultural y turístico en Quicaví, como lo confirma el nombre de este restaurante en la costanera del poblado.

Uno de los últimos personajes pasados por el juicio a La Mayoría de Chiloé o "Proceso de los Brujos", como se le llamó, habría sido conocido como el brujo Zapata. Célebre en las tradiciones isleñas, figura como otro de los líderes de la secta atrapados en 1881 con más cómplices en la cueva de reuniones brujeriles de Quicaví, apodada la Casa Grande. Fue llevado detenido por efectivos policiales, siendo sometido a proceso de inmediato y dejando una asombrosa pero oscura historia más para la isla.

La versión de la leyenda de Zapata recogida por autores como Cárdenas dice que el brujo, en una demostración a la que lo obligaron sus captores, fue capaz de levitar sobre las cabezas de los mismos en la plaza de Quicaví. Llegó a flotar por encima del campanario de la iglesia que allí existe y que tenía a la sazón unos 30 metros o más de altura, hasta que uno de los aterrados milicianos disparó contra él su fusil, haciéndolo caer muerto. No obstante, como esta historia es otro relato evidentemente fantástico del folclore, hay quienes prefieren la versión más sensata de que se resistió hasta el final a admitir que era un brujo, caso en el cual se le perdonaría la vida pero de todos modos sería procesado.

A mayor abundamiento, la señalada versión de la historia indica que Zapata, hallándose encadenado con sus cómplices en una singular roca del borde costero en el mismo poblado, fue el último de los detenidos en escoger su destino y, al no reconocer que era brujo, acabó siendo torturado allí mismo por un pelotón que lo enjuició velozmente y lo fusiló. Este habría sido, entonces, el penoso final para uno de los hombres más temidos en la historia de Chiloé.

La localización de la famosa roca se ha ido transmitiendo por generaciones en el folclore oral de los habitantes de Quicaví y Tenaún, a pesar de la resistencia y escalofrío que aún inspira en muchos de ellos el referirse a este tema, ante las infaltables consultas de los curiosos.  Hay quienes la denominan simplemente como la Roca Cuadrada, aludiendo a su forma cercana a un cubo de gran tamaño, sobre la que podría caber acostado gran parte del cuerpo de un hombre promedio. Situada encima de un banco de piedras menores, tiene la particularidad de estar a veces tapada por el agua y en otras totalmente descubierta y distante del contorno marino, dadas las enormes diferencias de altura de las mareas en la zona.

Don Koki Nancuante me confirmó que la infame roca se encontraba casi enfrente de donde se hallaba el antiguo presidio de Quicaví, lo que -a su juicio- incrementa la posibilidad de que Zapata haya muerto allí. Cierta tradición conocida en su familia agrega que fue en esta piedra donde tuvo lugar también la "prueba de vuelo" del brujo, no enfrente de la cercana iglesia como aseveran las otras creencias. Algunos locales la llaman Piedra del Tormento o Roca de los Tormentos, pero dice el mismo investigador y guía turístico que esta característica iría mucho más allá de sólo haber servido de lugar de dolores y angustias para los procesados por brujería: para él, es muy posible que Zapata haya sido encadenado en la piedra esperando la marea alta para torturarlo en los interrogatorios o directamente para darle muerte. De ahí el que algunos la llamaran incluso Roca de Zapata, conjetura Nancuante.

Los pocos archivos disponibles sobre el "Proceso de los Brujos" confirman escasamente o nada del caso Zapata y la relación de la roca con los castigos, sin embargo. Aunque para muchos estudiosos es claro que los antecedentes llegados a nuestro tiempo son ínfimos y hubo un deseo de destruir evidencias y expedientes, fuera de las pérdidas generadas por un gran incendio en el antiguo archivo judicial de Ancud, documentos como "Los Brujos de Chiloé" no verifican aquella versión del tormento en la roca ni la existencia del brujo Zapata. La tradición oral, sin embargo, insiste muy convencida en que la roca sí sirvió de rueda, tormento y paredón para los brujos quicavinos.

Se cree también que el apellido del condenado habría sido en realidad Quinchén, como se señala en el reportaje de Eduardo Burgos titulado "Chiloé: brujería en medio de una incipiente modernidad" del diario "Hoy x Hoy", viernes 9 de octubre de 2015. El profesor Nancuante agrega que vivía en los límites de Quicaví y Tenaún, además de tener un posible parentesco o acaso ser hijo de Aurora Quinchén Agüil, una de las últimas brujas líderes de la Recta Provincia y mencionada también en el tratado "Los brujos de Chiloé".

Empero, publicaciones modernas de Sergio Alcayaga en el grupo denominado Instituto de Investigación de Estudios Exobiológicos (IIEE) de Núñez Gálvez, estiman que aquella suposición podría ser una confusión con otro caso policial sucedido en 1900, cuando fue muerto por los agentes un sujeto llamado Andrés Quinchén, al tratar de escapar tras su detención con otros brujos acusados de envenenar a un vecino.

Respecto a la sepultura que se dio al mítico brujo Zapata tras la descrita ejecución, la leyenda deriva a otra interesante rama de las historias que se conocen en el pueblo, sus locales comerciales y sus caletas: estaría sepultado en el cementerio de Quicaví, al lado de la plaza de la localidad y casi enfrente de la iglesia. Es lo que creen todos los residentes, de hecho.

Pero la inhumación de Zapata dentro del cementerio también ha sido puesta en duda por ciertos investigadores chilotes: hay  quienes ven imposible que se haya sepultado a un brujo en un camposanto cristiano, cosa muy razonable. Es la opinión, por ejemplo, del historiador local Dante Montiel, quien conoce bastante bien el caso. Sin embargo, en la isla constato que también existe cierta idea de que las tumbas en donde no aparecen cruces pueden corresponder a fallecidos que practicaron la herejía o hechicería, aunque desconozco si esto se trata de una creencia más bien moderna.

La tumba de marras era muy profunda y tenía una gran piedra encima, pieza característica de la misma. Fue conocida en su momento como la Piedra o Roca de Zapata por la presencia de esta peña bloqueándola y que se habría colocado, supuestamente, para evitar que el cuerpo fuera profanado por otros brujos (uno de los ritos involucraba sacar partes de la piel o miembros del cadáver) o bien para evitar su "resurrección", precaución tomada por los supersticiosos sepultureros. En sus primeros años,  además, habría estado rodeada por una pesada cadena.

Hoy se puede encontrar una piedra de grandes proporciones en una ladera del cementerio y bajo unos árboles, ya escondida completamente bajo el follaje, tierra y otros guijarros menores, pero no todos manifiestan certeza de que corresponda la sepultura del legendario brujo. Incluso había quienes señalaban que la piedra y, por lo tanto, también la sepultura, estuvieron afuera del cementerio, originalmente. Habrían sido trasladadas después al interior, cosa compatible con la impresión de quienes no creen que un brujo haya podido ser sepultado en un camposanto, por su anatema herético.

Se sabe también que dicha tumba pudo ser modificada y reutilizada por otro finado, muy conocido en el poblado. Sin embargo, hay ciertas discrepancias: la señalada por el profesor Nancuante en el comentado reportaje de "Hoy x Hoy", cercana a algunas de las lápidas más hermosas y antiguas del mismo cementerio, no coincide con la que se indica por tal en fuentes como el artículo "Quicaví" del IIEE, pues esta última correspondiente a una doble que se hizo encima de donde fue hallada una enorme piedra sepultada, posiblemente la de Zapata. Su aspecto hoy ha cambiado, además: el enérgico don Koki indica que ya luce diferente, tras haberse realizado una refacción de la sepultura y en la que él mismo trabajó. Sería ahora una de color café y con revestimiento cerámico, aunque por consejo de personas versadas en estos temas, preferiría no individualizarla acá. La famosa piedra condenándola aún está sepultada allí mismo, más abajo.

Salvo por las señaladas fuentes que pueden consultarse en internet, existe poco y nada disponible en medios digitales sobre este tema, por lo que intento llenar un poco aquel vacío con este texto basado en lo que pude reunir solo como foráneo sobre el intrigante asunto la Roca de los Tormentos de Quicaví, durante mi más reciente viaje al corazón de las leyendas chilotas.

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