EL PANUL: LA DEFENSA DEL ÚLTIMO BOSQUE NATIVO

Coordenadas: 33°32'6.89"S 70°32'4.06"W (entrada) / 33°32'1.97"S 70°31'11.68"W (fundo)
Nota: artículo del año 2012, no actualizado.
Hubo una época en que los bosques precordilleranos se veían por el contorno del valle de Santiago, mirando hacia las montañas que cercan la ciudad por el oriente. Todos ellos han ido desapareciendo gradualmente, a medida que avanzan los proyectos inmobiliarios cada vez de cota más alta: el antiguo camino hacia la Quebrada de Macul hoy resultaría irreconocible para quien lo haya conocido hasta los años ochenta, mientras que las viejas arboledas del camino hacia Las Vizcachas conservan de aquellos tiempos sólo el trazado donde alguna vez estuvieron.
Ya he comentado en este blog de la cantidad de árboles que había hacia el final de calle Rojas Magallanes, en la comuna de La Florida, conviviendo especies nativas del bosque cordillerano con otros grandes pinos y eucaliptos que quedaban de la época en que muchos estos terrenos se relacionaban con órdenes religiosas allí establecidas. En los bordes de este tramo del Canal San Carlos, hacia el Sur, y a pesar de la urbanización creciente, todavía es posible encontrar medialunas de rodeo y pequeños bosques de antiquísimos robles y espinos. Otros, cercanos también a la Central Hidroeléctrica de La Florida, ya han desaparecido bajo los últimos conjuntos habitacionales.
Recientemente, se ha dado una batalla notable en la misma comuna, en favor de los bosques del Fundo El Panul, situado al final de los terrenos urbanizados, en las faldas de las montañas. Todavía no está dicha la última palabra sobre su destino, por lo que su situación es un tanto incierta.
Cómo llegar a El Panul: vista aérea mostrando el acceso al fundo y sus bosques precordilleranos, en base a imagen satelital de GoogleEarth. Hacia el centro, puede distinguirse el camino circular y, hacia la derecha, un trazo despejado para las líneas eléctricas de alta tensión. Actualmente, la urbanización y construcción de casas ya ha pasado por sobre todo el sector despejado que se observa entre las curvas sinuosas que conectan las calles Rojas Magallanes con Las Tijanas, muy cerca del Colegio Pablo Apóstol (clic encima para ampliar la imagen).

Desde el bajo valle es fácil de ubicar al bosque tomando por referencia el muy notorio edificio del Colegio Pablo Apóstol al final de calle Las Tinajas, que puede distinguirse como una de las grandes siluetas ubicadas en las partes más altas de la urbanización hacia el Sur de la línea de montañas y con el cerro Minillas de fondo. El Panul se encuentra a un lado y atrás de este edificio, manchando con su exuberante verdor el paisaje.
Algunos ecologistas han tratado de presentar a El Panul casi como un bosque prístino e intocado, pero la verdad es que la mano del hombre está claramente presente allí: a los trazados de caminos se suman algunos restos de basura y huellas de fogatas que están prohibidas al interior del terreno, e incluso alguna vaquita perdida que pasta tranquila por entre los cerros. Encontré alguna vez hasta un cartucho de escopeta, siendo que la caza tampoco está autorizada.
 
El fundo un vasto terreno de forma rectangular que se extiende en dirección oriente-poniente, abarcando un total de 570 hectáreas aproximadamente, entre bosques y áreas rurales. Se extiende justo sobre un tramo de la temida Falla de San Ramón, en una pendiente que ha sido señalada como potencialmente peligrosa por las probabilidades de aluviones, aludes e inundaciones que el propio bosque ayudaría a contener, en caso de ocurrir. Parte del fundo ya ha perdido sus antiguos árboles, especialmente hacia el lado Norte, por el mismo sector donde fueron asesinados cerca de 80 (o más) muchachos antibalmacedistas en plena Guerra Civil de 1891, hecho histórico conocido como la Masacre de Lo Cañas. A la sazón, la tierra era propiedad de don Carlos Walker Martínez, que se suscribió a los revolucionarios, aunque según escribió Jorge Olivos Borne al año siguiente de los hechos, El Panul era en realidad sólo una parte perteneciente al total del fundo del político. Aún se puede acceder al punto donde tuvo lugar la matanza, al final de la calle Central en Lo Cañas, por ahí donde se encuentran una casa de estilo montañés y un enorme galpón viejo.
A pesar de la intervención humana, el valor del fundo por sus tesoros naturales es incalculable, pues contiene al último bosque nativo precordillerano que queda en la cuenca de Santiago, el único caso de bosque esclerófilo de estas dimensiones y características en toda la Región Metropolitana. Salvar a El Panul es, en la práctica, salvar al último bosque auténticamente santiaguino. Incluso, a nivel internacional su importancia es de enorme trascendencia e interés científico, pues el bosque esclerófilo de este tipo existe sólo en zonas específicas del Chile central asociadas al clima mediterráneo.
El lugar se ha convertido en sitio de paseo para deportistas, caminantes, aventureros y ciclistas de montaña. Se tiene una postal extraordinaria de toda la cuenca santiaguina desde esa altura. Aunque está prohibido hacer picnic y transitar en motocicletas, según lo establece un cartel en la entrada del sendero principal al final de calle Las Tinajas, me consta que algunos hacen caso omiso de esta advertencia. Otro letrero, más pequeño, saluda a los visitantes allí mismo:
Peatones y ciclistas, Bienvenidos! Recuerda dejar cerrada la tranca al salir o entrar. Y llévate tu basura, no ensucies lo que podemos disfrutar todos.
Es preciso aclarar, sin embargo, que esta entrada es híbrida: aunque también conduce a El Panul, corresponde en realidad al antiguo acceso al vecino Fundo de Zabala, que se encuentra más al Sur. Si bien popularmente se llama a todos estos árboles como bosques de El Panul, como los mostramos en una imagen aquí incluida, el fundo con este nombre está al lado Norte de dicho cuadrante, atrás del sector del camino circular.
En los senderos del fundo hay todo un muestrario botánico: espinos, quillayes, bollenes, maitenes, litres, peumos, guayacanes y boldos. Por tratarse de árboles y arbustos en su mayoría de hojas perennes, característicos de bosque esclerófilo, el panul siempre está ofreciendo su verdor allí, sin importar la época del año, por lo que es un magnífico pulmón verde para la cuenca que no requiere de mantención ni riegos especiales. Algunos de estos árboles alcanzan 20 o más metros de altura.
Además de su carácter como reserva de flora, el bosque también sirve como un refugio para las mencionadas especies y todas las que van desde líquenes hasta cactáceas de cerros, ya que toda esta diversidad natural y conviviente ha ido siendo eliminada o desplazada de otras áreas precordilleranas, encontrando aquí una trinchera de vida. Muchas de sus especies están en estado vulnerable o en peligro.
Lo mismo sucede con la fauna: conviven especies nativas como los zorros, lagartos y lagartijas, culebras chilenas (de cola corta y larga) y arañas pollito, más otras introducidas como los conejos silvestres. La abundancia de aves es una de sus más notorias características: es imposible no advertir la cantidad de golondrinas, rayaditos, pequenes, tencas, pitíos, tiuques, chercanes, loicas, zorzales, tijerales, viuditas, tordos, codornices, perdices, cachuditos, cernícalos, aguiluchos y colibríes, que dominan el mismo aire cargado de mosquitos, escarabajos y otros insectos. Es un lugar importantísimo para la nidificación y reproducción de estas especies dentro de la región. Por la noche, son los chunchos y tucúqueres cazando polillas o ratones. Coros de cigarras o chicharras suenan siseando por todos los rincones donde haya troncos, hojas o rocas, callándose brevemente sólo mientras dura el paso de los intrusos por las cercanías de sus dominios. Lagartos y arañas pollito corren a ambos lados del camino huyendo del visitante.
A todo este ecosistema se han "sumado" algunos perros abandonados que viven por el sector y que aparentemente son inofensivos, alimentándose de la generosidad de los visitantes. Suelen estar tomando sombra cerca de la entrada, en el primer árbol que puede observarse por el sendero. Algunos buenos samaritanos les colocaron unas casuchas de madera al otro lado, en el extremo final de la calle Las Tinajas, con un cartel que dice representando la voz que no tienen los canes:
CUANDO VENGAS A PASEAR O A COMER COSAS RICAS, RECUÉRDANOS!!! NOSOTROS TAMBIÉN TENEMOS HAMBRE.
En 1989, el terreno del Fundo El Panul fue puesto a la venta, siendo adquirido por Vicente Navarrete por una exigua cifra de tres millones de pesos, según datos publicados por los opositores al proyecto inmobiliario que iba a presentarse. Un año después, volvía la democracia a Chile pero con imperfecciones tales que el afán de las grandes empresas constructoras se vio facilitado, a través de mecanismos como el lobby y las influencias sobre los políticos de turno.
El resultado de estos intereses y presiones fue que, en 1994, se modificó el trazado urbano que determinaba el límite de la ciudad en el Canal San Carlos y la avenida Tobalaba, por el lado Sur, elevándose la autorización de construir conjuntos residenciales hasta la cota 900. Hay que reconocerlo, en honor a la verdad: entonces y ahora, se ha denunciado que hubo oscuras relaciones entre autoridades políticas que modificaron la legislación sobre el Límite Urbano y las empresas interesadas en que esto sucediera. Por mi parte, recuerdo que muchos de los árboles fuera de la concentración del bosque pero de las mismas especies que hay en El Panul, se perdieron en la urbanización de los terrenos que hoy conforman la prolongación de avenida Rojas Magallanes hacia los cerros. Irónicamente, estas nuevas calles surgidas con las villas construidas llevan nombres de flora nativa chilena.
Unos diez años después del cambio del trazado urbano, comenzaron a conocerse noticias de proyectos inmobiliarios que tendrían puestos los ojos en El Panul y áreas cercanas, lo que motivó una reacción del Red de Defensa de la Precordillera, aunque el tema estaba mal difundido y mucho se especulaba sobre incertidumbres. Un tiempo después, y siendo Navarrete dueño de la inmobiliaria Gesterra S.A. además de consejero de la Sociedad de Fomento Fabril, la empresa presentó un millonario proyecto para talar y urbanizar el terreno del Fundo El Panul del que seguía siendo propietario, para construir en él alrededor de 1.302 casas que, según su informe, abarcarían unas 69 hectáreas, de las cuales 60,4 corresponderían a bosque propiamente tal. Eran 80.0000 millones de dólares los contemplados para la inversión.
La razón de fondo para justificar el proyecto es la misma que participó del desmantelamiento y destrucción del Aeropuerto de los Cerrillos: ambiciones comerciales de inmobiliarias que ven estos terrenos como "subutilizados" o "desaprovechados", planteándose a sí mismas como soluciones favorables a la ciudadanía y al interés nacional. Así las cosas, el 2 de septiembre de 2008, la empresa presentó ante el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) el “Proyecto Inmobiliario Fundo El Panul 164″.
Sin embargo, sucedió que, en octubre de 2010, el informe de Gesterra fue rechazado por una gran cantidad de observaciones, entre otras algunas muy básicas, como haber sido ingresado en condición de Declaración, en circunstancias de que debía hacerse como Estudio de Impacto Ambiental cumpliendo estrictamente con los puntos que se especifican para tal.
Gesterra reaccionó al rechazo retirando raudamente el proyecto, lo que dio a algunos la falsa sensación de que desistía definitivamente de sus planes. Algún medio publicó, de hecho, el extraordinariamente ingenuo título de que la empresa había abortado sus planes. En realidad, la firma sólo ganaba tiempo para preparar una nueva arremetida.
En tanto, la incertidumbre cundía en La Florida alrededor de la escasa información que se conocía sobre el proyecto en el bosque. En agosto de 2009, la Municipalidad ofreció un seminario especialmente orientado al tema, titulado "Consideraciones científicas para la conservación del bosque nativo en la precordillera: el caso emblemático de El Panul". También se realizó un par de documentales en este período, para potenciar y promover la defensa ciudadana gestada alrededor del asunto.
Tras el mencionado rechazo del 2010, Gesterra volvería a insistir con el proyecto, esta vez mejor asesorada y preparándose para los obstáculos. Comenzó a insistir en lo mismo a la Municipalidad de La Florida y, según el Estudio de Impacto Ambiental presentado en noviembre de 2011 al SEIA, conjuntamente con la consultora Sustentable S.A. que prestó sus servicios a la empresa, los objetivos están declarados de la siguiente manera:
Este proyecto se ubica en una zona que conforme a la planificación territorial vigente permite explícita y absolutamente este desarrollo urbano.
Adicionalmente, conforme a lo establecido en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago, se materializarán las vías estructurantes correspondientes, esto es las extensiones de Avenida Central y Avenida Rojas Magallanes.
Inmediatamente, se prendieron otra vez las alertas, en especial cuando se informó que la empresa había estado presentando informes con grandes tergiversaciones a la CONAF, al SAG y a la Conama. Por ejemplo, un informe decía que la mayoría de los árboles del fundo estaban atacados por la peste y agónicos, cosa que fue fácilmente desmentida con una inspección de funcionarios del SAG en el lugar. También tomó ribetes de escándalo el asunto cuando se supo que el Ministerio de Vivienda había persuadido bajo presión a la Dirección de Obras Municipales, para conseguir su aprobación del plan de Gesterra, concedida el 30 de junio de 2011 y hecha pública el día 7 del mes siguiente.
A la sazón, la oposición al proyecto seguía liderada por la Red de Defensa de la Precordillera, buscando ponerle atajo a estas intenciones de destruir el bosque. El objetivo principal es no sólo impedir que se consume el proyecto, sino también que el propio Estado de Chile adquiera el fundo y se haga cargo del mismo, garantizando que jamás volverá a ser amenazado por esta clase de proyectos inmobiliarios. En el ideal, se espera que algún día el bosque sea declarado Parque Público Metropolitano e integrado a la ruta por los Andes Centrales del Sendero de Chile.
Avalan a la oposición al proyecto dos decretos de vital relevancia en este asunto, y que ya casi estaban olvidados pese a seguir en plena vigencia y estar destinados precisamente a proteger al sensible bosque esclerófilo de la Zona Central. Para sorpresa de muchos, habían sido firmados en 1974 por el entonces Presidente de la Junta Militar, General Augusto Pinochet, siendo revelados después por don Patricio Herman, cabecilla de la ONG Defendamos la Ciudad. Corresponden a los Decretos Supremos Nº 82 y Nº 327, que protegen todos los bosques, arbustos y matorrales cordilleranos comprendidos entre Chacabuco y la ciudad de Sewell, de modo que El Panul queda incluido. Considérese también que la propia Constitución Política de la República establece garantías y obligaciones muy relacionadas con este caso, gracias a las insistencias hechas entonces por el naturalista Dr. Juan Grau: el "derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación", así como "es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza" (Capítulo III, sobre "Deberes y Derechos Constitucionales").
A pesar de lo dispuesto en la Carta Fundamental y de la vigencia de estos decretos, a fines de 2010 ya se había arrasado gran parte de los árboles del sector de Las Tinajas a escasos metros del acceso a El Panul, también correspondientes a ejemplares del bosque esclerófilo. Años antes había sucedido lo mismo en Peñalolén, cuando se arrasó otro bosque precordillerano para construir la Universidad Adolfo Ibáñez. Más aún, sin contar todavía con los permisos de edificación, se constató que cuadrillas de trabajadores y maquinarias enviadas por Gesterra habían realizado ya trabajos de despeje de piedras dentro de El Panul, preparando todo para la inminente tala de los bosques.
Profundamente alarmados por la escasa información y con el cumplimiento de plazos que permitirían rechazar el proyecto, las organizaciones sociales vinculadas a la defensa de El Panul habían irrumpido en el Consejo Municipal en una reunión del 4 de mayo de 2011, comprometiendo a las autoridades a asumir una posición firme en favor del bosque, además de su compra o expropiación por parte del Estado. Grande fue la frustración en julio, cuando se comunicó la aprobación a causa de las presiones que ya describimos... Pero aún quedaban algunas sorpresas.
Un factor de enorme importancia para la vida de los residentes de La Florida, es que la presencia de este bosque permitiría evitar la amenaza de aluviones desde la zona cordillerana, al mantenerse el terreno permeable y naturalmente tupido de vegetación. La comuna ya tiene una experiencia trágica y traumática al respecto: el aluvión de la Quebrada de Macul durante los temporales de mayo de 1993, que mató a más de 30 personas y dejó miles de damnificados, fue facilitado precisamente por la deforestación y compactación de terrenos para urbanizarlos en zonas de alta cota de la precordillera y con gran inclinación del ángulo del suelo. Y, como vimos, una enorme cantidad de casas se han construido ya en nuevas villas que van desde el borde del Canal San Carlos hasta la proximidad del mismo bosque de El Panul.
Otro aspecto de seguridad importante del bosque es que atrapa muchas de las partículas en suspensión de la zona precordillerana, evitando que éstas emigren hacia la ciudad en las partes más bajas, además de funcionar como el descrito pulmón verde que es. Como también se sabe que estos bosques ayudan a regular la temperatura zonal, es probable que ésta suba en la comuna en caso de ser talado.
En otro aspecto, la CONAF ya había presentado al SEIA su Oficio con observaciones realizadas en terreno, y donde se leen las siguientes conclusiones, entre muchas otras interesantes (los destacados son originales):
En inspección de terreno al área del proyecto, se detectó la especie forestal Guayacán (Porlieria chilensis), clasificada como VULNERABLE, según Decreto 51, de abril de 2008, de MINSEGPRES, que aprueba y oficializa nómina para tercer proceso de clasificación de especies según su estado de conservación y, que no fue incluida en la caracterización del componente flora y vegetación del proyecto. De acuerdo con lo anterior, se solicita caracterizar nuevamente el componente flora y vegetación, en virtud del nuevo antecedente.
El 18 de enero de 2012, el Servicio de Evaluación Ambiental rechazó el Estudio de Impacto Ambiental presentado por Gesterra, pues carecía de la información esencial y debía ser reformulado por completo. Las autoridades municipales y la comunidad floridana celebraron públicamente la decisión, pues el alcalde Rodolfo Carter preparaba ya una modificación del Plan Regulador Comunal para poder resguardar la zona, a la vez que anunciaba una consulta masiva a los floridanos para saber la opinión dominante al respecto.
La consulta se realizó durante el fin de semana que comenzó el viernes 27 de enero. Los floridanos interesados debían asistir a alguno de los cerca de 30 puntos dispuestos para responder la siguiente pregunta, en dispositivos para voto digital: "¿Aprueba Ud. la decisión del municipio de defender el bosque El Panul y modificar el plano regulador para proteger la precordillera de La Florida?". El triunfo de la opción "Sí" fue avasallante: 98% de los votos dados por unos 22 mil vecinos que concurrieron a expresar su voto. Y si bien no se trató de una votación vinculante, constituye una demostración incontestable de cuál es la voluntad popular al respecto en La Florida.
Recientemente, a fines de febrero 2012, el SEIA rechazó la apelación de la empresa, lo que es una magnífica noticia para el bosque y sus defensores. Todavía se esperan algunas novedades sobre la encrucijada histórica que se halla El Panul, mientras cientos de personas van a conocer este bosque cada semana sin saber si estará aún para la próxima visita. Por ahora, sólo queda aspirar a que se cumpla la expectativa de sea declarado Parque Nacional, causa para la que trabaja afanosamente el grupo ciudadano de la campaña "¡Salvemos el Panul!". De lo contrario, aún podrían reaparecer los negros nubarrones de conflicto sobre el limpio horizonte azul del último gran bosque esclerófilo de Santiago.

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