DONDE JC: EL REFUGIO ENCANTADO DE LOS VIAJEROS EN CHONCHI

El patio de fondo, su manzano y las carpas, vistos desde el fogón.

Coordenadas: 42°37'16.2"S 73°46'24.9"W

Es el domingo 27 de febrero de 2022 y estoy de regreso en Chonchi luego de unos días en Huillinco y Cucao. Se supone que estoy sólo de paso. Voy así camino a la localidad Queilen, subiendo por la cuesta que está afuera de la ciudad, pero un sonido escalofriantemente familiar comienza a crujir con ritmo perfecto desde la rueda trasera de mi bicicleta: un chillido de metal contra metal, como una frotación, señal inequívoca de que se ha cortado un rayo.

Mientras me devuelvo frustrado hacia Chonchi pensando en cómo resolver este nuevo percance, asumo que ha llegado la hora de conocer un verdadero mito entre los mochileros y biciviajeros que arriban en este poblado: el albergue Donde JC, ubicado en calle Pedro Aguirre Cerda 0160, a escasa distancia del museo y la iglesia. Aunque su dueño evita llamarlo camping, es uno de los más populares y curiosos sitios de Chile en donde andariegos de todas las edades u orígenes pueden acampar... Y mucho más que, eso, de hecho, pues se trata de una divertidísima experiencia.

No bien entro hacia el fondo de la propiedad por una pequeña e inofensiva empalizada, aparece a lo lejos la figura barbada de JC: don Juan Carlos Vargas Báez. Se aproxima dándome la bienvenida con gran hospitalidad, más por su propia naturaleza que por alguna clase de protocolo. Como todos los chilotes "viejos", hijos y nietos de isleños, es un señor de tamaño bajo pero personalidad enorme, hiperactivo y diestro en la guitarra, haciéndome sentir de inmediato que me encuentro en un lugar totalmente fuera de lo común y del que me costará bastante aceptar la hora de partir.

Por una módica suma se puede acampar dentro del largo patio detrás de la casa que hace frente a la calle (que no es parte de su propiedad) y de la que él habita dentro del mismo terreno, de esas típicas residencias chilotas con aire de cabaña y cálida hornilla de leña en lugar de estufa y cocina. Dos son los patios principales: el de un prolífico manzano solitario y otra a fondo, en donde está el quincho con fogón también con un manzano vigilante y en donde gobierna un simpatiquísimo can de la casa. En el primero de ellos hay una destartalada letrina, de esas típicas de campo con forma de pequeño cubículo, pero la mayoría de los visitantes prefiere usar el baño en la propia residencia de JC, incluida la ducha. Y es por la falta de alcantarillado en la propiedad, entre otros asuntos, que el dueño tiene tanta precaución de no llamar camping a su servicio, sino sitio interior para carpas, aunque le sugiero usar mejor la definición de albergue, en tal caso. "Si me siguen identificando como camping voy a tener que reacondicionar completo este lugar, para cumplir con la norma", reclama preocupado.

JC siempre está con amigos alrededor, fuera de la amistad que hace de inmediato con todos los que acampan en su sitio. todos lo quieren como si fuera una especie de benefactor o filántropo. Aunque él sea el mayor de los presentes, se ve gente de casi todos los rangos etarios intercambiando palabras y vasos como si fuesen todos de la misma y exacta generación. Y de entre sus visitantes que son vecinos residentes en la ciudad, además, consigo después un contacto para reparar mi bicicleta en el taller de don Jorge Andrade, cerca del cementerio, por lo que tendré -cuanto menos- todo el resto de aquel día libre y el día siguiente para explorar los reinos de Donde JC... Todo está saliendo inusualmente bien para mí.

El exterior del camping, con el acceso principal al mismo (existe otro secundario, al fondo).

Paso de los jardines hacia el patio posterior, dando la bienvenida.

Primer patio para acampar, a espaldas de la residencia de JC.

Segundo patio, favorito de los más "revoltosos" y la gente más joven, según parece. Atrás se observa el cuarto del fogón.

Imágenes del entretenido ambiente dentro del fogón, usado como comedor y también como centro de celebraciones.

Comienzo a armar mi carpa casi al fondo, a un lado del cuarto usado como fogón. Escucho las risas de las muchas personas presentes allí dentro, mientras desembalo. Una chica de rostro muy bello y hablar suave se me acerca y me hace algunas consultas por mi viaje, mientras graba con su celular las cabezas reducidas que adornan mi bicicleta ("La Jíbara", le llamo). No la reconozco en aquel instante, pero me entero después que es Isabel, alias Atisbo, toda una joven leyenda entre los ciclistas chilenos y viajera infatigable, además de conocida influencer del ambiente.

JC y después Isabel me han avisado que en el fogón se está preparando un cordero asado. Demoro en terminar de armar mi carpa con el improvisado impermeable que le fabriqué en un hotel de Castro (con bolsas de basura y cinta adhesiva) pero, cuando entro al fogón, aún están en la bacanal de carne y bebida. De hecho, alguien prepara también un sabroso caldo de ave con papas y todo. Hasta me pregunto si me han cobrado lo correcto, porque esto parece más un restaurante campestre que un camping.

Es la ocasión de conocer también al resto de los albergados, incluyendo dos parejas de viajeros chilenos con extranjeras, una alemana y una francesa. Varios de ellos viajan en bicicletas, de hecho, y sus aparatos están dentro del mismo recinto techado, evitando las lluvias del verano sureño que caían en esos días. Claramente, los locos del pedaleo somos parte de una creciente tendencia.

El ambiente en Donde JC es de fiesta completa; de celebración general. La bulla se traslada después con varios de sus protagonistas hasta la propia casa de Juan Carlos, acompañada de mucho vino, cerveza y mate calentado en la cocina a leña. En su comedor mantiene un abundante collage de fotografías y postales de varios años, retratando a algunos de los miles de visitantes que llegan y regresan a su albergue, así como algunos obsequios que le ha dado los mismos. Pasado un rato, los mayorcitos comienzan con sesiones de karaoke y así el jolgorio se extiende hasta la madrugada. JC dirige la orquesta desde su lugar en la mesa, mientras procuro sentarme cerca de él y escucharlo con todos los detalles.

JC es oriundo del sector de Vilupulli, al norte de Chonchi, en donde fue criado por sus abuelos. Se fue a vivir hasta acá en 1971, quedándose definitivamente en Chonchi. Fue también compañero de curso en tiempos de enseñanza básica con el reputado músico folclorista local Sergio Colivoro Barría, el fundador del Museo del Acordeón que existe a pocas cuadras, haciendo una gran amistad entre ambos y conservando un retrato suyo dentro de las imágenes que decoran las paredes de la casa... Son las cosas de las que me voy enterando mientras comparto vasos de vino y tragos de mate con el maestro, sin sospechar que me estaba creando una sana adicción con este último producto.

El camping -o como se le quiera llamar- nació en 2001, aunque operaba sólo por las temporadas de verano, mientras que hoy cuenta con público y popularidad suficientes para estar activo todo el año. JC lo creó tras separarse de su ex mujer en 1999 y tener que dividir las propiedades, debiendo ceder la mitad de todo, en tiempos cuando trabajaba como chofer de colectivos. El sitio con el que quedó, entonces, comenzó a trabajarlo como camping por necesidades de obtener ingresos, a la vez que construyó su actual casa allí. Por supuesto, no tenía idea de que estaba fundando el que sería uno de los espacios más pintorescos y encantados para el turismo en Chonchi y probablemente en todo el archipiélago de Chiloé.

En la misma casa de su actual residencia vivió hasta sus últimos días su abuela, que para casos prácticos era su madre. JC la trajo al lugar cuando ella tenía ya 90 años, y era una persona muy querida por el resto de los campistas y vecinos, pasando gran parte del día sentada envuelta en sus mantitas y bebiendo mate. Murió hace no mucho, con cerca de los 102 años de vida, dejando varias imágenes suyas entre las colecciones fotográficas que se conservan en el lugar. Noto en el cambio de humor de JC que hablar de ella aún duele, así que preferí no profundizar en sus penas. De todos modos, a veces el anfitrión presta el dormitorio que fue de ella a algunos de los viajeros.

Living-comedor (y cocina, aunque escasamente la usa en este rol) en la residencia de JC. Nunca parece estar solo allí dentro.

JC con uno de sus amigos que frecuentemente lo visitan. Fue quien me consiguió un mecánico para reparar la bicicleta.

JC bebiendo mate, como en todas las tardes cuando recibe a sus amigos.

Colecciones de fotografías dentro de su residencia, casi todas ellas obsequios de visitantes del camping.

En la imagen central, se ve a JC con su "mamita" (abuela) hacia 2009. Ella también fue muy conocida y querida por los visitantes del camping.

Algunas otras fotografías de sus recuerdos y obsequios entregados por los mismos campistas.

El nombre Donde JC para el recinto surgió prácticamente solo, sin esfuerzo. Si bien el campamento fue llamado al principio Las Golondrinas, por la presencia de nidos de estas aves en sus patios, después pasó a ser apodado El Manantial, porque siempre estaba "regado" con bebida de las fiestas que se siguen realizando acá. Finalmente, ya consagrado en la popularidad de los viajeros, todo el mundo lo identificaba como Donde JC, dado el protagonismo que mantiene su dueño en el lugar.

Llegó a aparecer un himno dedicado al sitio y escrito por Juan Aliro Santana Díaz, que titulado "Soy mochilero" dice así, según la transcripción que cuelga en el pasillo de la casa de JC.

Soy mochilero
reconozco mí país
con mis amigos
y mis compañeros.

Junto a mi carpa
también mi mochila
haciendo dedo
por la carretera.

Soy mochilero
de Arica
a Punta Arenas
y también pasado partes.

Estamos en Chonchi
un pueblo chilote
en el camping
Ay, del J.C.

Donde se vive alegría
no hay tristeza sólo amor
desde las carpas
hasta el fogón.

Y por las noches
junto a una fogata
un guitarrista
entona una canción.

Se toma, se canta y se baila
a orilla del fogón
y un mochilero
encuentra el amor.

Y si un día
vuelvo otra vez
en Chonchi, Chiloé
lo espera el J.C.

No es el único homenaje musical que Donde JC haya recibido, por cierto: entre sus colecciones encuentro también la letra de "La Cueca de Juan Carlos", obra de 2011 escrita por Daniela Sepúlveda, quien la interpreta con Javier Peña, ambos integrantes de un grupo folclórico de Rancagua llamado El Quiltro y la Charagüilla. Decía esta pieza:

En la casa de Juan Carlos
se hospedan los viajeros
los chiquillos mochileros
que por Chonchi van pasado.

Es un hombre muy bueno
y tan sencillo
a todos da su mano
me maravillo.

Me maravillo, sí
corazón de oro
valioso al igual
que el maestro Colivoro.

Chonchi cómo te adoro
estás llena de tesoros.

En la tarde del día siguiente, otra vez con visitas en su comedor y living, la ocupo completa entre tinto y mate para comprender el encanto y misterio de este personaje. JC nunca está solo... Nunca. La cantidad de historias y anécdotas que carga este chilote típico es asombrosa e inagotable, como si hubiese vivido diez vidas en una. Me lo confirman sus amigos y vecinos, además. Su casa, además, es casi de libre tránsito para los residentes y así hay movimiento en ella todo el día, de entrada y salida.

Tras dos días y medio de alojamiento y celebraciones en Donde JC, entonces, me voy de allí casi al mismo tiempo que se me va la temporada del verano 2022, con mi bicicleta ya reparada y una experiencia que no creía posible a estas altura de la vida. La urbanización provisoria aquí es veloz: apenas desarmo mi carpa, llega a instalarse otra de una joven pareja de viajeros, recién llegados, lo que refleja la actividad del camping. Las partidas son así, sin embargo: dejando todo atrás sin mirar y abandonando espacios para el provecho de otros... Ya se fue Isabel, ya se fue la pareja chileno-alemana, además de una madre y su hijo venidos desde la Araucanía y una familia con la que estuve conversando gratamente en la primera noche, casi al mismo tiempo que llegan rostros nuevos.

Me despido del singular e inolvidable personaje con un abrazo fraterno y con la promesa de volver, algo que al final siempre es sólo un deseo sincero más que un hecho; una ilusión, o una esperanza. El destino es el que decide si acaso se cumple, aunque las honestas razones para así quererlo no falten, en este caso.

Comentarios

Etiquetas

Arica Arqueología Arte Bahía Inglesa Bares-Restaurantes Bohemia Bolivia Bomberos Buin Cachapoal Cajón del Maipo Calama Caldera Calera de Tango Caminos y Carreteras Campo Canela Cartagena Casonas Castro Cauquenes Cementerios Cerros y Montes Chanco Chañaral Chépica Chillán Chiloé Choapa Chonchi Chuquicamata Ciencia y Tecnología Cisnes Coelemu Colo Combarbalá Comercio Concepción Constitución Copiapó Coquimbo Crímenes Curacaví Curarrehue Curicó Deportes Desierto de Atacama Dichato Edificios históricos Educación El Melón El Monte Espectáculos Estaciones Estatuas-Monumentos Eventos Fantasmas y Terrores Faros Fauna Fe popular Ferrocarriles Fiestas Religiosas Flora Fuentes de Aguas Gastronomía-Repostería Gorbea Grutas y Animitas Héroes Hospitales Hotelería-Alojamientos Huarasiña Industrias Ingeniería Iquique Itata Kioscos La Florida La Ligua La Serena La Tirana Lagunillas Lanco Laraquete Las Vizcachas Lebu Limarí Literatura Llay-Llay Los Vilos Lugares Desaparecidos Malloa María Elena Matilla Mejillones Melipilla Mendoza Mercados Minería Misterios Mitos Urbanos Mitos y Leyendas Monte Patria Montegrande Moquegua Mulchén Museos/Exposiciones Música Navegación Niños Ovalle Paihuano Paine Pampa del Tamarugal Papudo Parques Patagonia Patrimonio perdido Pelequén Peñaflor Personajes Perú Pesca Petorca Pica Pichicuy Pirque Pisco Elqui Placilla Playas Plazas Pozo Almonte Productos Típicos Puente Alto Puentes Puerto Montt Puertos Punta Arenas Quellón Quicaví Quintero Quirihue Región de Antofagasta Región de Arica y Parinacota Región de Atacama Región de Aysén Región de Coquimbo Región de la Araucanía Región de Los Lagos Región de Los Ríos Región de Magallanes Región de Ñuble Región de Tarapacá Región de Valparaíso Región del Bío Bío Región del Libertador Gral. B. O'Higgins Región del Maule Región Metropolitana Rengo Río Hurtado Ríos-Lagos Rocas de Santo Domingo Salas de Teatro-Cine San Antonio San Esteban San José de Maipo San Pedro de Atacama Santa Cruz Serón Sitios Históricos Sociedad Tacna Talagante Talca Tarapacá Templos Tocopilla Tomé Torres del Paine Totoral Tradiciones y Folclore Traiguén Valdivia Valle de Azapa Valle de Elqui Vallenar Valparaíso Vicuña Viña del Mar
Mostrar más

Entradas populares de este blog

FUENTE DE SODA ZARO: LA CANTINA DE LA PALMERA

EL PERPETUO GIRO DE LAS AZUDAS DE LARMAHUE

LA LEYENDA URBANA DE LA "CASA DE PEDRO DE VALDIVIA" EN SAN PEDRO DE ATACAMA