RECUERDOS, CURIOSIDADES Y EL ORIGEN DEL NOMBRE DE LA PLAYA BUQUE VARADO
Coordenadas: 20°14'18.91"S 70° 8'58.31"W
Entre
el sector de las Pozas hacia la ex Caleta Chojota y la conocida Playa
Brava o (Playa Larga) de la costa iquiqueña, existe lo que semeja un
banco o cajón de arena entre las rocas al costado Sur de la Península de
Cavancha, cerca del retorno del camino en el borde costero. Esta
modesta playita, conocida también por su cercanía a la Gruta de Lourdes
y a importantes centros gastronómicos (como "Las Rocas", que se
encuentra al frente), tiene un nombre ostentoso: Playa Buque Varado, no
obstante que allí no existe ningún buque, barcaza o bote pesquero
siquiera, en tal condición de naufragio. Pronto será, quizás, un punto
relevante para las procesiones y comparsas carnavalescas del verano en
Iquique, como sucede todos los años.
Se
trata de un pequeño tramo adyacente a las pozas naturales que se
formaron en este lado de la península y entre las rocas, donde la
naturaleza acumuló una buena cantidad de arena, suficiente para atraer a
visitantes hasta su orilla aunque antes más que ahora, según recuerdan
los habitantes de la ciudad más viejos. Una oxidada señal informativa
levantada frente a las rocas, indica al visitante que se halla ante la
Playa Buque Varado, a la que se desciende por una sencilla escalinata de
concreto con barandillas metálicas. No obstante, se la considera
peligrosa para el baño y parece ser que algunos hechos dramáticos
confirmaron esta característica.
Sin
duda que la playita en cuestión no corresponde a una de las que puedan
tener más lucimiento o servir de principales atracciones turísticas en
Iquique, pero su historia resulta bastante interesante y no todos la
conocen en la ciudad; o mejor dicho, son pocos los que aún la rememoran,
salvo en términos muy generales.
El
"Alida", encallado frente a la playa cuyo nombre recuerda su naufragio
(Fuente imagen: texto "Tarapacá: Identidad e historia" de R. Cordero
A.).
Restos del "Alida" parcialmente destruidos en la costa (Fuente imagen: texto "Tarapacá: Identidad e historia" de R. Cordero A.).
Imagen de los últimos despojos que quedaban en la Playa Buque Varado (Fuente imagen: texto "Tarapacá: Identidad e historia" de R. Cordero A.).
La
zozobrada nave fue a parar a un costado del borde costero, encallando
justo por ese lado, ante el asombro de los habitantes que corrieron a
observar lo sucedido. La escena, en esos años, había ocurrido más bien
en las afueras del radio urbanizado de Iquique: salvo por algunas
instalaciones industriales, pequeños campamentos y los primeros
restaurantes, la Península de Cavancha era prácticamente sólo un lugar
para los paseos familiares, conectada al resto de la urbe por el camino
costanero y después por el paso del tranvía.
Sucedió
así que, al final del grupo de pozas cavanchinas, había un sector
frente al cual podía tenerse la sobrecogedora vista del navío varado en
la costa, casi encima de los curiosos, con sus grandes velas y palos en
ruinas, inclinado hacia un costado entre las salientes de los roqueríos
del borde y asoleándose bajo el calor tarapaqueño. La gente, por impulso
natural y por repetición, comenzó a llamar entonces al arenal del lugar
como la Playa del Buque Varado.
Cartel cerca de la la entrada en la playa, con la misma de fondo.
Restos de antiguas estructuras en la terraza junto a la orilla.
La playita entre las rocas de la orilla.
Vista de las escalinatas para descender a la playa.
Las
ruinas del navío perduraron largo tiempo más allí, fomentando el nombre
de la playa en el uso popular. Sin embargo, lentamente, la nave
siniestrada fue siendo desmantelada y destruida por las fuerzas de las
olas y por la corrosión que garantiza el ambiente salino, primero dejada
con su esqueleto de madera a la vista y luego carcomida hasta que de
ella sólo quedó un triste despojo atrapado entre rocas: según algunos,
correspondía a un trozo de caldera, o bien de la quilla. Parece que
habría sido, en realidad, un trozo de la estructura misma con uno o dos
ojos de buey en ella. Muchos iquiqueños deben guardar fotografías
juveniles de sus abuelos y tomadas con aquellos restos del barco a sus
espaldas, como era tradicional en cada visita a la Playa Buque Varado.
Golpeado
por el mar y por raudo el correr de las épocas, el mísero despojo del
otrora imponente y elegante "Alida" desapareció casi por completo desde
aquel escenario litoral de su tragedia. Sin embargo, el nombre de la
playa nunca fue olvidado por la memoria oral ni por la toponimia, y
siguió siendo la misma del Buque Varado hasta nuestros días.
En
"Del Cerro Dragón a La Tirana", el investigador Mario Portilla Córdova
cuenta desde sus propios recuerdos de infancia cómo la Playa Buque
Varado ha constituido generacionalmente un lugar de atractivo para
familias que llegaban en carpas a disfrutar de tardes completas, además
de parejas encendidas de amor, jurándoselo eternamente "mientras las olas besando las arenas cantaban en suaves arrullos". También señala cómo esta playa ha sido el punto obligado de los tradicionales y simbólicos "entierros" del carnaval de febrero en la ciudad, donde podían verse "comparsas
de lloronas y disfraces jocosos que acompañaban al viejo y difunto Ño
Carnaval en su despedida internándose entre llamas sobre una balsa hacia
el ancho mar".
Con
las décadas, la playita ha ido quedando aislada en el paisaje urbano de
la Península de Cavancha y -en cierta forma también- de la popularidad
que tenía entre los visitantes de la costa, especialmente desde que se
la considera un tanto peligrosa. Desde el contorno de la vera de la
calle interior de la misma península, existe una terraza con mirador,
restos de la antigua caleta, que hoy sirve para estacionamientos de
vehículos al Este del sector de la playa, en su límite oriente sobre las
rocas que antes se extendían hasta el borde del sendero interno. Es
frecuente ver pescadores de caña en el lugar (un conocido personaje
iquiqueño se dedica a venderles carnada allí mismo) y algunas familias
con quitasoles, aunque un par de animitas sobre la terraza y la leyenda
de que pertenecen a personas ahogadas, siguen recordando los peligros de
estas aguas.
Sin
embargo, a pesar de su modestia y de lo relativamente poco conocida que
resulta para los visitantes de otras ciudades, la Playa Buque Varado
sigue atrayendo visitantes y siendo un lugar de juramentos románticos
entre los iquiqueños, que registran parte de su propia historia en el
nombre de este mismo lugar frente a la inmensidad del Océano Pacífico.
MENSAJES RESCATADOS DESDE EL FBOX DEL BLOG DONDE ORIGINALMENTE ESTABA PUBLICADO ESTE ARTÍCULO ANTES DE SER EMIGRADO HASTA ACÁ:
ResponderEliminarOrlando Artemio Wong General · Top Commenter · Encargado de Control de Gestión at Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, Dirección Regional de Tarapacá
Muy bueno.
Reply · · June 24, 2013 at 8:30pm
Carlos Humberto Silva Araya · Top Commenter · Universidad Católica del Norte, Antofagasta
Excelente relato histórico. He sacado algunos datos para mi libro: Crónica de familia de 150 años. Ahí fuimos con mis padres en algunas tardes de verano. Felicitaciones
Reply · · 1 · July 31, 2013 at 4:03pm
Patrick Sola Alegria · Top Commenter · Mantencion at Minera Doña Inés de Collahuasi
mmm, nunca me gusto, en el verano se le ve sucia.
Reply · · 1 · October 14, 2013 at 8:22am
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Criss Salazar7 de noviembre de 2014, 00:41
MAS MENSAJES:
Anónimo12 de agosto de 2013, 9:03
Aún queda un pequeño trozo de fierro encallado en la arena. Sólo lo ven los que saben donde se ubica y, obviamente, en las bajas mareas.
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Urbatorium13 de agosto de 2013, 7:02
¿Es una especie de barra incrustada en las rocas que están por el sector atrás de la roca que se ve solitaria en la última fotografía?