MANIOBRA, EL PERRO TRABAJADOR PORTUARIO DE ARICA
Coordenadas: 18°28'32.1"S 70°19'16.1"W (Puerto de Arica)
Nota: artículo original publicado en enero de 2019 en mi sitio anterior, y trasladado hasta acá sin posibles o eventuales actualizaciones sobre el caso.
Por
fin (y después de varios intentos) pude conocer a uno de los
representantes vivos más sorprendentes y astutos de las historias
caninas chilenas, acá en el extremo Norte del país, el el verano de 2019. Un caso virtuoso de
la fauna urbana nacional, diría sin exagerar.
Cada
mañana, en las instalaciones portuarias de Arica, llega hasta el acceso
mismo a este lugar junto a las caletas y mercadillos, un perro de
proporciones medias tirando para grande, de color café y semblante
engañosamente adusto. Todos los trabajadores de este complejo lo
conocen: es Maniobra, la querida mascota adoptiva del puerto, que
viene a buscar su diario desayuno y la camaradería, favores que paga
ayudando a sus colegas humanos en las demandantes actividades de atraque
y amarre de los barcos, curiosamente.
Hasta el empleado más serio y de rostro más parco sonríe acá en el puerto, cuando algún curioso pregunta algo sobre Maniobra
y pide datos de dónde ubicarlo. Todos quieren y admiran a esta
misteriosa mascota, si bien es poco reconocida fuera de las
instalaciones en donde ha ido construyendo su currículo y las razones de
tanto respeto. Le colocaron también un collar de color naranjo, que
parece más bien una medalla al mérito, pues es tanto el cariño que se
profesa por este animal entre el personal, que lo consideran
virtualmente un obsequio del destino, un favor divino.
La vida de Maniobra
transcurre entre las cornamusas, la fila de norais del malecón, las
torres de enormes contenedores, las gaviotas chillonas y los perezosos
pelícanos que aseguran su dieta en las vecinas pescaderías de la caleta.
También extiende su existencia perruna entre brisas marinas, y el
aplauso de sus colegas tras tirar de las sogas de aproximación con sus
fuertes mandíbulas. Diríamos que es un perro de puerto perfecto, más
allá de ser sólo residente del borde costero.
Maniobra
va con los trabajadores del puerto desde el punto de salida del minibus
de acercamiento interior hasta los lugares de atraque, sentado en
alguno de los asientos y vistiendo los mismos implementos de seguridad
que los hombres, como los chalecos reflectantes. Aunque no es tan
reactivo a los llamados y zalamerías, va inmensamente feliz en su puesto
cada vez que lo hace, tal vez sintiéndose realizado por contar con este
empleo. Jadea ansioso en el breve camino, de hecho, deseando empezar la
jornada, tal como lo hizo aquel olvidado primer día en que, para
sorpresa de todos, apareció allí apoyando las maniobras de los
amarradores de Report.
El perro se ganó con justicia honorífica su singular apodo, hoy nombre propio. Maniobrita, prefieren decirle algunos. Sucedía que cada vez que se subía a la combi
de los trabajadores, se bajaba del transporte con los últimos de ellos,
precisamente los del equipo encargado de las maniobras portuarias. Fue
cosa accidental pero repetida, entonces, que acabara siendo bautizado
como Maniobra.
Empero,
nadie parece recordar bien las circunstancias en que este animalito
llegó a las instalaciones del Terminal Portuario de Arica. Sólo logran
sacar del cajón del olvido que, por su comportamiento y facilidad para
ser adiestrado, parecía ser un perrito de casa, tal vez perdido o
abandonado. También cuentan algunos que intentaron echarlo del lugar en
alguna ocasión, pero el can nunca abandonó su amplio nuevo hogar y, por
el contrario, permaneció demostrándose colaborativo y buen empleado.
Habría sido esta última la razón por la que decidieron dejarlo y
permitir que hiciera su real aporte a las labores de amarre, además de
encontrar quienes se encargan de su alimentación.
El breve video de Youtube que hizo conocido a Maniobra.
Maniobra en el Puerto de Arica, en 2014. Fuente imagen: diario "La Estrella de Arica" (Fotografía de Francisco Manríquez).
Imagen del perro con sus colegas humanos. Fuente imagen: "La Estrella de Arica" (Fotografía de Francisco Manríquez).
Acceso al puerto de Arica, por donde puede verse también a la mascota.
Escenas de Maniobra tirando las amarras del puerto (video 2014).
Su
caso se hizo conocido a partir de septiembre y octubre de 2014, cuando
un video suyo, grabado por los propios trabajadores portuarios, fue
tomado y difundido como encantadora curiosidad por medios locales, como
el portal digital Soy Arica y el periódico "La Estrella de
Arica", incluso otros de Santiago como "La Cuarta". A la sazón, sin
embargo, ya era considerado una celebridad entre sus colegas bípedos del
Terminal Puerto de Arica, que habían publicado orgullosamente las
imágenes de su mascota colectiva compartiendo los trabajos del puerto.
El
mismo periódico "La Estrella de Arica", del miércoles 1° de octubre de
2014, en el artículo titulado "Maniobra, el perro que alegra los días en
el puerto", entrevista a don Raúl Cortés, trabajador desde hacía 36
años hasta entonces en el puerto, quien comentaba sobre la mascota:
Es
cariñoso y juguetón, además de muy sociable. Se da con la gente de
forma natural. Come lo que comemos nosotros. A veces a uno lo ve
comiéndose un pan aliado y se acerca. También le gustan las empanadas.
Él elige a quien acercarse, dependiendo de lo que uno esté comiendo.
Se agregaba en el breve artículo, que otras de las funciones de Maniobra
en el complejo portuario eran ayudar a tirar las mallas y espantar a
las palomas que intentan comerse las cargas de soya. Por nuestra parte,
agregaríamos como aporte la grata compañía que da el perro a los
trabajadores, amenizando las horas y los quehaceres sólo con su
presencia.
Maniobra
suele echarse a dormir en el suelo de tierra de un bandejón, justo
enfrente de la entrada con gran arco de las instalaciones del puerto.
Incuso se ve cóncava esa parte del terreno, por tanto uso que le ha
dado. Lo hace allí también en algunas noches tibias del benigno clima de
Arica, aunque cuando el calor sobrepasa su pacífica mansedumbre, huye
del Sol hasta la sombra de la caseta de control, en donde se gana
algunas caricias más de los guardias y los encargados de los ingresos al
complejo. Hacia las cinco de la tarde, reaparece a veces desde alguna
incursión en las playas o en la propia ciudad, visiblemente cansado y
decidido a tomarse un reposo sin atender mucho los llamados, por
afectivos que sean.
El perro Maniobra, en la actualidad (enero de 2019).
Tomando un merecido descanso en la sombra de la caseta de ingreso.
Maniobra parece saber que es un can adorable.
Paseando por su reino portuario...
En
las faenas de las amarras, en cambio, el perro asiste a los hombres de
overoles rojizos y cascos jalando con determinación las cuerdas de
atraque. Las fauces del enérgico can tiran con tanta alegría como
esfuerzo aquellos cabos y cordeles, ayudando eficazmente a los
trabajadores en esta labor de gran demanda física. Alguna vez los vio en
este desafío, podemos especular; luego los imitó con la forma que su
anatomía perruna se lo permitió, y no se detuvo más.
El
despliegue de fuerza del perro salta a la vista durante aquellas tareas
en el puerto y llega a verse feroz e intimidante en cada tironeo. Pero
los flecos de su cola peluda no dejan dejan de balancearse de un lado a
otro durante tales bríos, poniendo en evidencia incontestable la enorme
dicha del perro de poder participar en ellos.
El agradecido Maniobra
parece consciente, incluso, de los alcances de seguridad involucrados
en sus desafíos en el puerto, con una inteligencia que le permite
acercarse a los grupos en donde distingue que hay más trabajo y
necesidad de ayuda. Por esta razón, se va desplazando entre uno y otro
grupo atracando barcos, de acuerdo a donde sienta que deba hacerse más
presente.
Por las tardes, Maniobra
aún prefiere tomarse su rato en el relajo de la ciudad: va a la pequeña
feria de productos marinos ubicada enfrente del puerto y a un costado
de la estación de trenes, o hasta la plaza de la antigua Aduana, o por
las proximidades de la Plaza Colón y la Catedral, al pie del Morro de
Arica surcado por los jotes de cabeza sangrienta y las intimidantes
grietas de su estructura rocosa. Su rango de desplazamiento siempre es
cercano a su teatro de operaciones, según parece.
El
peludo empleado modelo siempre regresa a su lugar de trabajo tras
alguna de esas siestas o paseos afuera, realizados probablemente entre
los de su especie o en algún lugar desconocido de esas sombras y pastos
que no abundan mucho en Arica. Lo más usual de esas horas de la tarde,
sin embargo, sigue siendo el verlo roncando por ahí en el acceso a las
instalaciones, junto a unos pretiles, hasta donde llega pasando junto al
dramático monumento a los trabajadores fallecidos en la construcción del puerto ariqueño. Otras veces, se marcha en esos ratos a tomar once con los demás empleados portuarios, en la hora del té.
Pero Maniobra
nunca se marcha, realmente: también vuelve más tarde, ganándose el
saludo y las caricias de todos los hombres que lo esperan en el turno
nocturno del puerto, y que en verdad lo reconocen como un auténtico
compañero de trabajo. El ajetreo de clientes de los restaurantes
cercanos y de los principales movimientos de camiones de carga ha ido
cesando a estas alturas del día, pero el perro sabe que este es su lugar
y que acá se duerme poco, tomando todo los rigores del desafío de
trabajar en el puerto.
Sin embargo, Maniobra
ha envejecido, y ya se le notan los años. Si bien mantiene su fuerte
dentadura para seguir jalando cabos, suele llegar cansado en sus salidas
de la hora de la tarde, cuando regresa a su sitio al comenzar a bajar
el Sol. La temida pero inevitable hora del retiro se aproxima en los
calendarios para este viejo y fiel can, tal vez mereciéndose una
jubilación bajo atención de sus mismos colegas humanos o alguno que se
apiade y lo adopte en su propio espacio familiar.
El
hermoso e inteligente perro callejero seguirá allí, por ahora, sin
esperar ser el empleado del mes, sin lamentarse ante ningún sindicato
por sus destinos o sus prospectos. Maniobra sólo trabajará feliz
en el puerto de Arica mientras pueda, agradecido y derrochando fuerzas
casi infatigables desde esa secreta parte suya, en su esencia
espiritual: esa que quería ser humana y no pudo, pero que permanecerá
siempre inconforme y rebelde en la intimidad de su naturaleza canina.
Comentarios rescatados desde el lugar anterior de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown28 de enero de 2019, 10:14
Notable!! Esa singular capacidad que tienen algunos perros de adaptarse al medio, aportando compañia, gracia y una muy buena mano en las labores, me recordó los ovejeros del sur.
Saludos don Criss.
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Unknown21 de julio de 2021, 12:56
Hermoso perrito,,ojalas que cuando se enferme lo lleven a un buen vet,y Dios bendiga a todos los que lo cuidan y alimentan💞💞💞💞💞
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