LAS VERDADERAS CRUCES DE LA MATANZA DE LO CAÑAS (PARTE II)
Cruz de madera en El Panul... Puede ser el memorial más antiguo de la masacre.
Coordenadas: 33°31'58.00"S 70°31'1.22"W
En la primera parte de este doble artículo dijimos que los monumentos en forma de cruz dedicados a las víctimas de la Masacre de Lo Cañas sucedida en el Fundo El Panul el 18 de agosto de 1891, estaban en el sector mismo de la matanza a pesar de que el folclore y la tradición identificó como tal a la gran Cruz de Lo Cañas que estaba en Tobalaba enfrente de Walker Martínez.
Si la revisada cruz de hierro marcando el lugar de la masacre no es la original, entonces la
más antigua de las tres cruces que se han asociado a aquel sangriento episodio sería la menos visible de
todas: aquella que está en la loma de un cerrito frente al monte Minillas, al costado sur
del terreno donde se halla el escenario principal de la masacre y la
mencionada cruz de fierro con los restos de la bodega. Algunos senderos
unen a ambas cruces sin grandes desvíos o dificultades para seguir la
senda entre la vegetación.
Deduzco
que esta es la más antigua, porque la desaparecida Cruz de Lo Cañas del
borde del Canal San Carlos debe ser posterior a aquella época, mientras que la
metálica del lugar preciso frente al murallón de las bodegas no es vista
por Zorobabel Rodríguez en el verano de 1892 cuando escribe un texto referido a aquel sitio, encontrando en su lugar una previa
hecha de madera y llevada allí por el sacerdote Miguel León Prado.
Empero, es el mismo autor el que confirma ya entonces la presencia de la
gran cruz conmemorativa del cerro:
Se
nos olvidaba decir que en el potrero, y cerca de las bodegas, sobre un
gran peñasco, se ha colocado una gran cruz de madera, que ostenta
numerosos letreros.
La estructura se encuentra sobre la mencionada loma, ascendiéndose a ella
por unos senderos estrechos saturados de esa vegetación de bosque
montano un tanto pervertida, pues intenta arrancarle la ropa a los
visitantes con cada enganche o enredo en las innumerables ramas del
tupido paisaje. Hacia la parte más alta, donde está la cruz, se observan
algunos sillares o escalones de piedra que me parecen artificiales, y
que podrían corresponder a antiguos intentos por mejorar la subida.Se
cree que la cruz fue levantada allí por los deudos y familiares de los
asesinados escaso tiempo después de lo allí sucedido, anotándose el nombre de algunos de aquellos caídos en su estilizada superficie.
La
cruz es bastante sencilla y está en la parte más alta del cerrito, aunque
la vegetación no la hace visible desde todos lados del terreno más
bajo. Se encuentra empotrada sobre una sólida base escalonada de
gradería de roca y concreto, de forma cuadrada y con cuatro niveles. La
cruz es de madera, calculo que de unos seis metros de altura, pintada
blanca y con un refuerzo metálico en su crucero. Sin duda, debió ser un
desafío tremendo el levantar esta estructura allí arriba y que, si bien
luce aún firme, el tiempo ha ido encorvándola levemente hacia un costado
y su espalda, como si se casara de estar erguida desde hace tanto ya.
Vista de la gran cruz desde atrás, con la ciudad de Santiago frente a ella.
Sorprende la altura de la estructura allí colocada sobre el cerro.
Aunque el memorial
ya no tiene los carteles que observó Rodríguez en la cola del siglo
XIX, su actual superficie agrietada y resquebrajada por el tiempo ofrece
una gran cantidad de inscripciones ilegibles, hechas por visitantes y
de seguro acumuladas en el siglo y casi un cuarto transcurridos desde
que fuera colocada ese mismo año de 1891.
He oído también que el vetusto monumento es de roble, pero
no soy capaz de poder confirmar esta característica en los dos grandes
tablones de madera que le dan forma. La resistencia al tiempo confirma la calidad de los materiales, sin embargo.
Dicha cruz sería, acaso, la más representativa de las cruces conmemorativas de la
Matanza de Lo Cañas, por el hecho de ser la más vieja de las piezas que
allí existen y que se identifican como memoriales de las víctimas.
Cabe recordar, sin embargo, que tanto este lugar como el de la cruz de metal han sido acosados por el avance de los proyectos inmobiliarios sobre El Panul,
por ahora detenidos a no demasiada distancia de estos bosques y montes.
Fue la razón por la cual la Comisión Nacional del Medio Ambiente
(CONAMA) solicitó la intervención del Consejo de Monumentos Nacionales,
hacia el año 2005.
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