LAS CASONAS DEL EX BARRIO MERCADO IQUIQUEÑO QUE PODRÍAN DESAPARECER CERCA DE LA PLAZA CONDELL
Casona de Tarapacá que forma esquina con la salida Sur del ex Pasaje del Mercado.
Coordenadas: 20°12'50.08"S 70° 8'51.06"W
Nota: artículo y fotografías del año 2013. Trasladados hasta acá en 2022, sin actualizaciones ni adiciones.
En
la cuadra corta ubicada entre las calles Serrano y Tarapacá a espaldas
del gran centro comercial que se construyó al oriente de la Plaza
Condell, queda en pie un interesante grupo de residencias antiguas,
aunque de marchito y opaco aspecto, muchas de ellas virtualmente
abandonadas y que llevan largo tiempo con carteles de venta, acaso como
si esperasen con cruel angustia y desesperanza la hora inminente de una
ejecución definitiva.
Aún
no se han podido vender, y también es verdad que algunos avisos los
ofrecen en arriendo como alternativa. También es cierto que está la
posibilidad aparente de que puedan ser adquiridos y remodelados sin que
la plomada del progreso les caiga encima... Pero siendo realista, dadas
las características del mercado inmobiliario actual y los apetitos
lucrativos en juego, sólo es cosa de tiempo para que su desaparición se
consume en algún momento, como ha sucedido ya en gran parte de estas
mismas calles.
En
otras circunstancias, quizás, estas casonas habría lucido hermosas,
dignas de las más atractivas y representativas de la arquitectura local
que pueden observarse, por ejemplo, por el Paseo Baquedano o el Barrio
Puerto. Ni siquiera se habría temido por el peligro de perderlas. Mas,
un siglo y fracción de vida, sumado a la ignominia perenne de la
sociedad chilena, han dejado una huella profunda en las mismas
aguardando ya el momento de su demolición, tal vez por haber pasado su
posible punto del no retorno. Es probable que nadie las extrañe siquiera
cuando ya no existan, como a las flores que se secan en una tumba y que
sólo la afean o entristecen, esperando ser reemplazadas por otras más
frescas y coloridas.
El
antiguo aspecto de la calle Tarapacá alguna vez estuvo perfectamente
representado en el grupo de residencias de esta cuadra perdida en el
tiempo. Ésta es, además, una calle que existía con ese nombre desde los
años en que la ciudad pertenecía a Perú, conservándosele el título hasta
ahora. Su estilo característico mezclaba comercio, residencias y
hotelería, además de sedes sociales, al alero de edificios de sobria
suntuosidad bajo influjo arquitectónico victoriano.
Hacia
el poniente, la calle estaba cortada en la Plaza de Armas, hoy Plaza
Prat. Sin embargo, después fue ampliada hacia la costa con un tramo
denominado Patillos, y ya en tiempos de dominación chilena este segmento
fue renombrado Francisco Sánchez en honor al héroe de la Armada, pero
después se la llamó Tarapacá en toda la extensión de la avenida,
terminando otra vez descontinuada en la Plaza Prat producto de las
remodelaciones del sector, desde donde sigue sólo como un pequeño y
corto apéndice.
Aspecto que tenía la calle Tarapacá en sus años esplendorosos.
Vista de los edificios y casonas a espaldas de la multitienda, por calle Tarapacá.
Vista frontal de la misma casona de madera y barandales.
Vista frontal del mismo.
Hacia
el oriente, en contraste, calle Tarapacá crecía conforme lo hacía
también la ciudad avanzando de forma gradual hasta los faldeos de la
Cordillera de la Costa que se alza como baluarte y custodio de Iquique.
De acuerdo al mapa de Vidal Gormaz asistido por Bertrand, hacia 1880,
desde la Plaza Prat la calle Tarapacá ya avanzaba el equivalente a tres o
cuatro cuadras hasta la Plaza Condell, ex Plaza del Mercado, pero desde
ésta se extendía sólo una o dos cuadras cortas más al Este a la actual
altura del 700, precisamente en el lugar donde se ubicaron estas casonas
particulares que aquí señalo. "En tiempos pasados llegaba solamente hasta la calle Juan Martínez", agregaba Francisco Javier Ovalle en 1908, comentando que antes de su época, "en vez de los buenos edificios que hoy posee, estaba rodeada de numerosos corrales, cafés y pequeños despachos".
Esta
ubicación explica que, su primeros pisos, casi todos estos edificios
del conjunto atrás del ex Mercado Central en calle Vivar entre Serrano y
Tarapacá, se demuestren concebidos especialmente para el comercio del
barrio de entonces, en tanto que los segundos niveles se usaron como
residencias u hospedajes, siguiendo un esquema bastante utilizado en
Iquique, como se sabe. Las calles Tarapacá y Vivar, además, eran las de
la línea del tranvía, que cruzaba ambas rutas precisamente en la esquina
de la plaza.
Por
su parte, la calle Serrano no tenía el énfasis comercial que
proporcionaba el Mercado Central hacia el lado de Tarapacá, pero de
todos modos esta arteria contaba con grandes tiendas comerciales "El
Sol", "La Linda" o "La Casa Francesa", además de varios almacenes de
comerciantes chinos, un taller de licores y hoteles de principios del
siglo XX como el "Génova" y el "Talcahuano", entre otros
establecimientos, por lo que de todos modos participaba del carácter
general del barrio del mercado. Y Barros Arana, en tanto, sólo
constituía una calle secundaria por su situación casi periférica a la
sazón, a pesar de la proximidad que tenía con la importante arteria
paralela de Vivar, junto a la plaza.
Por
el estilo georgiano y victoriano dominante en las construcciones de
nuestro interés, creo que éstas pertenecen en su mayoría, salvo por un
edificio comercial de los años veinte (también amenazado), al período de
1880-1900. Hay indicios de crecimiento en este sector de la ciudad
hacia aquellos años, además, como la construcción del segundo piso del
Mercado Central adyacente a la plaza, aunque en una postal fotográfica
de la Casa LeBlanc fechada en 1885, aún no se observan por el lado de
calle Tarapacá los característicos segundos pisos con balaustras y
balcones, y menos las azoteas sombreadas que varios de ellos ofrecen
todavía.
Una valiosa reliquia: el cartel con el nombre de la calle y el sector de la ciudad.
Vista de los estrechos edificios intermedios de la cuadra.
El edificio neoclásico del conjunto, fechado en 1921.
Ya
en 1896, sin embargo, se ve claramente en el Plano de la Ciudad de
Iquique de Nicanor Boloña, la existencia de una cuadra formada por el
desaparecido edificio del Mercado Central y las calles Tarapacá, Barros
Arana y Serrano detrás de la Plaza Condell, justo el lugar de nuestra
atención. La mitad poniente de la cuadra está ocupada por las
mencionadas dependencias del mercado, en cuyo lugar existe hoy la
multitienda "Ripley". En la mitad oriente, en cambio, y separadas por el
pasaje del ex mercado que aún existe con el actual nombre de Pasaje
O'Stadio (aunque ahora con rejas cerradas en sus extremos en Tarapacá y
Serrano) está el grupo de residencias que da forma al resto de la cuadra
y donde debieron hallarse ya entonces la mayoría de las casonas de pino
Oregón que ahora aparecen en venta y esperando su hora para morir
víctimas del progreso. Este mismo pasaje figura en viejas referencias
como el Callejón del Mercado y Pasaje del Mercado Antiguo.
Todavía
se observa un detalle evidenciando la antigüedad de este grupo de
casas: aquella de madera que forma la esquina con el Pasaje O'Stadio por
el lado de Tarapacá, sobre el primer piso con el número 752 y junto al
caótico cableado eléctrico, se distingue un viejísimo y corroído cartel
de señalización pública adosado a la madera de la pared y con el nombre
de la calle. En él, aún puede leerse en caracteres mayúsculos un
recuerdo del antiguo ordenamiento urbano de la ciudad de Iquique:
CALLE
TARAPACÁ
SUB. DISTR. 2°
TARAPACÁ
SUB. DISTR. 2°
En
los bajos de la construcción debe haber pasado una cantidad
inimaginable de negocios. El último de ellos, del que aún se mantienen
las antiguas inscripciones y letreros del cerrado local, fue la
relojería y joyería "Patty", en el número 754. Existe también otro par
de estrechas residencias del lado oriente, vecinas a éste, una de los
cuales aloja en sus bajos a la tienda infantil "Casa Mickey", local con
muebles de madera y vitrinas tan antiguos, parecidos a los de
cordonerías o sombrererías clásicas, que el conjunto rima visualmente
más bien con alguna pulpería de los tiempos salitreros.
El
más "moderno" y sólido de los edificios del conjunto y seguramente
construido sobre alguno desaparecido pero que habrá tenido mucha
semejanza a los que quedaron en pie todavía hasta este momento, es de
dos pisos y con líneas de inspiración neoclásica, especialmente en las
ventanas de sus altos y el balcón central de balaustras, de influencia
afrancesada. Está separado de los anteriores por el espacio que ya dejó
vacío en calle Tarapacá la demolición de un edificio anterior, vecino a
ambos. Siendo (a diferencia del resto) de concreto, su origen
esencialmente comercial está demostrado en su propia fachada, bajo la
cornisa divisoria del zócalo, donde se lee la siguiente inscripción:
1921
VENTAS POR MAYOR Y MENOR
VENTAS POR MAYOR Y MENOR
El
primer piso de este edificio fue ocupado hasta hace poco por el bar y
restaurante "Caribe", del que sólo quedan algunas pinturas publicitarias
en los muros exteriores del local, ahora sede de un expendio de comidas
y colaciones. También se instaló un centro de llamados, negocio tan
característico de los barrios donde hay alta circulación de inmigrantes.
La silueta de un cartel con forma de auricular colgando sobre el acceso
al centro del edificio, dejó huellas de aquella presencia.
Edificio en venta por el lado de calle Barros Arana.
Barros Arana con Serrano: restos de lo que alguna vez fuera una casona con galpones.
Sector a media cuadra de calle Serrano.
La otrora suntuosa casona que hacía esquina con la salida Norte del Pasaje O'Stadio, en Serrano.
El Pasaje O'Stadio, semi abandonado, cerrado y sin su feria.
Otro
conocido y popular restaurante funciona en el inmueble georgiano
vecino, en la esquina de Tarapacá con Barros Arana, siendo sin duda el caserón mejor conservado de toda esta histórica cuadra y, al parecer, el
único que no estaría en venta por este lado Sur de la misma.
Doblando
por Barros Arana, el estado de las viejas casonas es aún más
preocupante. Alguna de las ex residencias tiene zócalo de albañilería,
pero los segundos pisos de madera se ven, en general, bastante
deteriorados, uno de ellos al centro de la cuadra con el mismo cartel de
venta que está al otro lado, al igual que el bajo y de un piso que hace
esquina con Serrano. Sería casi imposible adivinar ahora a qué clase de
establecimientos correspondían estas dos edificaciones sin contar con
la memoria de quienes conocieron mejores días de estos caserones.
Finalmente,
siguiendo por Serrano de regreso hacia la Plaza Condell y la salida
Norte del Pasaje O'Stadio, otra vez se observa el triste espectáculo de
los sitios vaciados por demoliciones y edificios de balcones ofreciendo
un aspecto de escasa mantención y cuidado, como aquel que aloja en sus
bajos a otro popular restaurante y bazar iquiqueño: el "Casa Pueblo",
que oferta platos rápidos como "pizzas, hamburguesas, papas fritas, queques, postres, churrascos y completos". Una mirada al interior de este establecimiento permite esbozar una idea vaga de cómo son estos edificios en sus plantas bajas.
Cabe
indicar que el Pasaje O'Stadio, que por este lado en calle Serrano hace
esquina con otro edificio más sólido que los demás pero también en
venta (formando así el límite interior de la cuadra), actualmente se
encuentra cerrado y convertido en una vulgar guardería de puestos
móviles y carritos de comercio que habían sido facilitados por la
Municipalidad. Esta galería le había se dispuso a los pequeños
comerciantes del sector, para que instalan allí una feria libre y
salieran así de la vía pública terminando con el ejercicio ambulante de
la actividad. Sé que existe un plan de eventual reapertura por estos
días; sin embargo, profundizando la decadencia del viejo sector del
centro comercial iquiqueño, la feria parece haber resultado en un
fracaso, al prácticamente no existir ventas en esta cuadra, siendo
cerrado el pasaje y usado sólo como guardería a partir del año 2012.
Todo
ha conspirado, entonces, contra cualquier posible ilusión romántica de
preservar esta patrimonial cuadra de Iquique, remontada a la época del
Mercado Central de la Plaza Condell: el tiempo, la desidia, el olvido,
el deterioro, la falta de mantenimiento, las urgencias económicas, los
cambios del barrio, los intereses comerciales, el valor del suelo, etc.
La maldición contra el patrimonio, esa conjura de energías entrópicas
que suele ir de la mano del progreso y del desarrollo de las ciudades,
quizás vuelva a cumplirse en esta nueva rotación repetitiva e
interminable de la memoria histórica urbana, donde ya intención de
rescate y el interés por conservar la cultura material parecen
condenados a llegar siempre demasiado tarde, arrastrando sus propios
lastres y fatigas.
Si
desaparecen las casonas y se construye allí algún proyecto inmobiliario
que dé otro golpe formidable al tradicional semblante perdido que
tuvieron alguna vez las avenidas Tarapacá y Serrano, cada vez más
mutadas y menos reconocibles, quizás nadie recordaría a esos edificios
tristes y semi-abandonados que pelearon hasta su último día el derecho a
seguir en pie, como bastiones del antiguo estilo urbanístico iquiqueño.
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