LA PLAZA MAC LEAN Y EL MONUMENTO DEL "ÚLTIMO ALCALDE" TACNEÑO

 

Vista actual de la plaza. Se observa ubicación del monumento frente al teatro.
Coordenadas:  18°0'36.37"S 70°14'57.79"W
La ciudad de Tacna está llena de alusiones a la Guerra del Pacífico y a la resistencia de sus antiguos habitantes peruanos a la incorporación que dejó Arica y Tarapacá en territorio chileno. Diría que pocas ciudades viven con un acento tan enfático e insistente sobre el asunto de la Guerra del 79, alcanzando museos, casas históricas, monumentos y reiteraciones en los discursos para los días conmemorativos o de desfiles.
Obviamente, hay un sentimiento nacionalista en este destacador de la identidad heroica de la ciudad, pues sus habitantes consideran un episodio epopéyico dicha resistencia y la posterior reincorporación a Perú, en 1929, incluso capaz de ensombrecer el peso de la derrota en la Batalla del Campo de la Alianza de 1880, cuando Tacna pasa por casi 50 años a soberanía chilena.
Sin embargo, también hay un acervo esencialmente localista en este asunto: mucha de la historia de Tacna se escribe a partir de entonces, pues el crecimiento material y estratégico de la ciudad se afianza también durante la ocupación chilena y se prolonga así hasta nuestros días, dadas la situación geopolítica en la que quedó.
En épocas anteriores, tanto Tacna como Arica eran urbes pequeñas y tan olvidadas por el centralismo que sus habitantes incluso evaluaron la posibilidad de mejorar su situación manifestando a don Simón Bolívar su deseo de "pertenecer a la República Bolívar" (Bolivia) a inicios de 1826, complaciendo con ello la aspiración marítima que ya entonces se veía en el recién independizado país altiplánico. Sería justo desde los años de albores de la Guerra del Pacífico y en los de sus consecuencias, entonces, que Tacna iría elevando hasta su importancia geográfica, comercial y estratégica. Esto se refleja en cada instancia relativa a la memoria histórica o conmemoración de la ciudad, donde se hace ineludible la alusión a la guerra y la posguerra, incluso en el escudo de armas.
En frente del histórico Teatro Municipal, en calle 2 de Mayo entre Arias y Aragüez y Patricio Meléndez, en la Junta Vecinal "Francisco Antonio de Zela", está uno de estos testimonios de la semblanza tacneña indivisiblemente relacionada con la conflagración de 1879-1884: la Plaza Mac Lean y el monumento del acá conocido a veces como El Último Alcalde de Tacna... Obviamente ha habido muchos alcaldes posteriores, pero el mote se debe a que fue la última autoridad municipal peruana con esta investidura al momento en que Tacna cayó en manos chilenas.
Guillermo Mac Lean Portocarrero nació en 1848 y falleció en 1904. Hijo del inmigrante británico Alejandro R. Mac Lean y de doña María Portocarrero, fue un destacado vecino y doctor, eslabón generacional de una de las familias más reputadas localmente. Cuando tuvo lugar el combate en el que se destruyó el eje aliado de Perú y Bolivia, el 26 de mayo de 1880, el joven profesional ocupaba el cargo de alcalde. Entre otras obras de desarrollo que tenía planificadas para Tacna y que quedaron truncadas, estaba el proyecto de construcción de una carretera que uniera esta localidad con La Paz, la capital boliviana.
Mac Lean partió a los altos del Campo de la Alianza ni bien se vio flamear la bandera de Chile entre los humos del combate sobre el Intiorko, cerro tutelar de la metrópolis. El panorama era desalentador para la autoridad y sus compatriotas: con la derrota, las fuerzas militares peruanas se dispersaron desordenadamente buscando refugio o reagrupaciones en la ciudad y en el camino de Pachía, antes de marchar hacia Arequipa y las sierras interiores. Mientras tanto, los bolivianos partieron con el General Campero de regreso a La Paz, no volviendo a participar de acciones aliadas. Mac Lean decidió, entonces, ir con los delegados y representantes extranjeros para entrevistarse con el jefe militar chileno, el General Manuel Baquedano, discutiendo una forma decorosa y segura de entregar la ciudad evitando más derramamiento de sangre.
Es aquí donde las interpretaciones sobre el contexto de la situación en que asumió su rol Mac Lean, resultan un tanto controvertidas, especialmente si se comparan las fuentes más tradicionales de Chile y de Perú al respecto.
La plaza hacia el 1900, antes de ser rebautizada Mac Lean. El Teatro Municipal está de fondo, y se observa la fuente de aguas que aún existe en la plaza.
Vista de la Plaza Mac Lean antes de la remodelación de 2009, con el Teatro Municipal de fondo. Fuente imagen: iperu.org.
Es seguro que el alcalde haya ido a informar al Ejército chileno que Tacna no presentaría resistencia. Esto, porque gran parte de los peruanos que se habían puesto en fuga intentaron refugiarse en el área urbana, disparando desde allí contra el enemigo, esperando la bajada de las tropas y provocando con ello la respuesta de la artillería chilena. No era poca la cantidad de aliados que habían logrado eludir la muerte y escapar desde los altos, por cierto: cerca de 10 mil hombres, de modo que el peligro de enfrentamientos persistía a pesar de haber terminado ya la batalla.
A mayor abundamiento, en el primer intento chileno de ingresar a Tacna tras el combate, recibieron ataques a balas especialmente en los suburbios, en el sector de la Estación de Ferrocarriles y las quintas de los alrededores. Parte de esta historia la comenta el veterano Hipólito Gutiérrez en su famosa "Crónica de un soldado de la Guerra del Pacífico". Fue a raíz de esto que la jefatura militar chilena decidió dar tiros de cañón contra los focos de resistencia.
Se puede interpretar que el alcalde corrió, entonces, a convencer a los vencedores de que Tacna estaba ya indefensa, prácticamente entregada a su destino, y que no era necesario un castigo ante el abandono que estaban haciendo las fuerzas peruanas que huían a Pachía. Así se explica, además, que los chilenos retuvieran a Mac Lean para bajar con él hasta la ciudad y asegurarse, de esta forma, de no ser emboscados ni atacados de vuelta. Los hombres tomaron Tacna conducidos por los Generales Amengual y Holley, conminando a abandonar el cargo de prefecto a don Pedro Alejandrino del Solar. Mac Lean no fue fusilado y la paz pudo ser recuperada poco después, a pesar del hostil y temerariamente provocador comportamiento de muchos de los tacneños en los primeros días de la ocupación.
Sin embargo, a la interpretación con justicia heroica y orgullosamente patriótica que los historiadores peruanos hacen de la intervención de Mac Lean, se agregan detalles sombríos y la conocida mácula del anatema: se asegura, con frecuencia, que el alcalde fue a ofrecerse como rehén ante los chilenos para que estos no destruyeran la ciudad a cañonazos, porque la soldadesca estaba lanzando tiros o dispuesta a arrasarla sólo por placer destructivo, venganza o salvaje frenesí criminal. Es decir, arriesgó su vida para salvar a Tacna de la barbarie injustificada que pretendía reducirla a escombros, cual Jerusalén golpeada por Tito.
No creo que me corresponda hacer precisiones a dicha versión sobre el trasfondo de la hazaña de Mac Lean, pero es inevitable comentarlo: me resulta inverosímil la idea de que los chilenos se hayan propuesto destruir toda Tacna en algún momento y sólo por maledicencia, considerando también que podría haber sucedido lo mismo después en la cercana ciudad Arica y nunca hubo semejante voluntad de arrasar la urbe, algo obvio si tomamos en cuenta lo importantes y valiosas que eran ambas en el teatro general de operaciones de guerra. Distinto sería el penoso caso posterior de Chorrillos, donde efectivamente hubo resistencia dentro del propio radio urbano, convertido en la trinchera que, afortunadamente, no alcanzó a ser Tacna. Quizás por esto, autores extranjeros como William E. Skuban son más precavidos y prefieren hablar de un Mac Lean impidiendo la "posible" destrucción de Tacna, en su libro "Lines in the sand: nationalism and identity on the peruvian-chilean frontier".
Está documentado que el intento de "destrucción" ejecutado por la artillería chilena, fue de cerca de una decena de tiros de granada con espoleta de percusión desde dos cañones Krupp de 78,5 milímetros de la Batería Villarreal (sólo dos de los 36 cañones que poseían los chilenos). Es, precisamente, lo que se esperaría de un intento por forzar la rendición de los refugiados en los arrabales de la ciudad que estaban empecinados en contener el inminente e inevitable avance de ocupación, y que todavía seguían protagonizando revueltas el día 27. Fue esta acción con cañones lo que motivó la intervención de Mac Lean y la comitiva extranjera ofreciendo la ciudad para ser ocupada, de manera muy parecida a la que iba a hacerlo, a inicios del año siguiente, el alcalde Rufino Torrico en Lima.
La historia del interés por "destruir" Tacna, además, tiene ciertas semejanzas sospechosas con otra narración bien conocida: la supuesta intención de hacer la misma clase de tropelía en Lima, también imputada por la historiografía peruana al adversario y, en tal caso, detenida por pretendidas amenazas del almirante francés Abel Bergasse du Petit Thouars contra los chilenos.
Como sea, es claro que en Tacna se ha cristalizado la visión salvadora de Mac Lean y de su innegablemente comprometida intervención, aquel día en que cayó su ciudad, siendo honrado como símbolo de sacrificio, de honor y de compromiso con ella. Un héroe civil, en otras palabras. No hay dudas al respecto: Mac Lean tuvo la valentía de presentarse ante el enemigo en momentos de tremenda tensión, y ese acto es de nobleza incuestionable. De hecho, llama la atención que éste sea el único homenaje importante para el ilustre Último Alcalde en toda Tacna, contrastando tal mezquindad conmemorativa con el enorme valor que se le asigna en la historia local, al haber evitado que continuaran los enfrentamientos y los castigos tras haber quedado decidida ya la situación en los Altos de la Alianza.
La pequeña plaza con fuente de aguas al centro y que hoy lleva su nombre, en tanto, había nacido durante la construcción del Teatro Municipal o Teatro Nuevo, luego de una apertura del espacio frente a este mismo edificio, a modo de explanada. Aunque el teatro se concluyó hacia 1870, hay planos anteriores de la ciudad donde puede verse perfectamente la ubicación del mismo y del espacio abierto de la plaza, como el de Maximiliano Siebert publicado en 1861. Es la razón por la que aparece referida en algunas fuentes antiguas como la Plaza del Teatro. Hoy tiene palmeras y bancas, pero antaño tenía encantadores arboledas y faroles de alumbrado. Imágenes de la plaza remontadas al 1900, muestran una gran exhuberancia de flora rodeando la misma fontana central que aún existe allí.
Luego de que Mac Lean tuviera el ingrato deber de entregar la ciudad al enemigo, el teatro y su atrio en la plaza que hoy lleva su apellido fueron utilizados como ambulancia, al igual que varios otros rincones de la urbe. El doctor pudo regresar a su casa tras ser sofocados los focos de rebeldía y retornada la paz a las calles, tras peligrosos brotes de saqueos protagonizados por elementos de ambos bandos. Allí fue escoltado y devuelto a su familia por el Teniente de Carabineros Manuel Bulnes, quien ya conocía a Mac Lean y a quien lo unía cierta amistad y gratitud, luego de que éste lo alojara en su lujosa casa de descanso en Arica, poco tiempo antes, cuando había llegado hasta allá como parte de un grupo de prisioneros chilenos transportados en el navío "Rímac" y que fueron canjeados por militares peruanos también en cautiverio.
El ex alcalde organizó, poco después, un grupo ciudadano con primera sede en la Benemérita Sociedad de Artesanos, destinado a mantener los vínculos fraternos y culturales con el resto de Perú a pesar de la situación, a través del llamado Comité Patriótico, además del posible propósito no oficial de perturbar la incorporación de hecho de la provincia a Chile. Entre otras, esta cofradía dio origen a un himno para Tacna. A la larga, Mac Lean se mudó. Tras enviudar, contrajo matrimonio con otra joven aristocrática peruana. Murió sin alcanzar a ver su ciudad de vuelta en manos peruanas.
Durante la administración chilena, la plazoleta estuvo destinada a labores y ejercicios del Cuerpo de Policías de Tacna, y el teatro fue un cuartel por algún tiempo, hasta ser restaurado y remodelado entre 1885-1886. Al parecer, en parte de lo que hoy es la plaza o algún terreno adyacente, se habilitaron también caballerizas con mulas, que causaron algún desagrado de los vecinos por el ruido y los hedores, en especial hacia el lado de la calle Miller, hoy Arias y Aragüez.
Quizás por la presencia del teatro allí, además, en algún período la plazuela se convirtió en lugar ocasional de reuniones políticas y concurridos encuentros ciudadanos. Por entonces, la calle que separa al teatro de la plaza no era peatonal, sino transitada por carretas y luego por los primeros automóviles que conoció la ciudad.
Así fue regresada Tacna y su plaza a Perú, en 1929, con este aspecto conservando las líneas y las distribuciones generales que aún se mantienen. Todavía se utiliza el edificio vecino al teatro como la sede de la Comisaría de la Policía Nacional, también de cara a la plaza.
Según la información que se me proporcionó en dependencias municipales, fue entre 1940 y 1941, durante el Gobierno de Manuel Prado Ugarteche, que se mejoró este sitio y se instaló el busto de bronce del Último Alcalde sobre un pedestal, al tiempo que se rebautizó el conjunto como Plaza Mac Lean, en homenaje a su memoria y al sacrificio que estuvo dispuesto a hacer por Tacna. Sin embargo, en la "Historia y odisea de monumentos escultóricos conmemorativos", don José Antonio Gamarra Puertas señala que la fecha inaugural fue el 14 de septiembre de 1928, poco antes del regreso de Tacna a la administración peruana. Su pedestal, con forma de obelisco trunco, era entonces mucho más alto que el actual y estaba ubicado más interiormente en la plaza, entre las dos palmeras que dan hacia ese lado del área verde, mirando hacia el teatro. Al parecer, las placas conmemorativas originales de esta base se perdieron.
La plaza ha tenido varias restauraciones y mejoramientos desde entonces, siendo ejecutada una gran intervención en 2009 por la Municipalidad Provincial de Tacna, cuando era su alcalde don Luis Torres Rebolledo. Tras emplear en las obras un presupuesto de casi un millón de nuevos soles, se la reinauguró en el mes de octubre con solemne ceremonia.
Se implementó, en aquella ocasión, con escaños de piedra canteada de laja y granito, sardineles de piedra, faroles ornamentales y nuevos basureros. Se agregaron eficientes focos de iluminación a nivel de suelo, además, que dan a la plaza y el teatro una de las vistas más interesantes de la ciudad durante las noches. Esta remodelación dejó la plazoleta como área circular y cambió el viejo pedestal del busto de Mac Lean por una estructura de forma inclinada, oblicua, aunque quizás demasiado novedosa para el carácter más bien clásico y conservador que tiene este bello rincón tacneño.
Junto al cambio de su base por la actual pleana, el busto fue trasladado a la vía lateral, más cerca del teatro, pues se cerró la calle con postes de cadenas haciéndola sólo peatonal. Esto alejó a los vehículos que estacionaban frente al edificio arruinando las fotografías, pero ha dejado el pequeño monumento un poco expuesto, quizás, como quedó en relieve durante febrero de este año 2016, cuando un joven deportista urbano eslovaco tuvo la pésima idea de utilizar la inclinación del pedestal de Mac Lean como rampa para sus acrobacias con skateboard, ganándose una detención policial al instante. Empero, como aparentemente este sujeto iba acompañado de algunos chilenos en su viaje, los periódicos locales vertieron proclamas de tono patriótico, tratando de vincular la mera imprudencia del extranjero con un atentado al honor nacional. Poco importó a la exaltación, sin embargo, que la novia del personaje fuera una chica peruana.
Otra intervención municipal menos radical se realizó muy recientemente en la plaza, culminando en 2016 con varios mejoramientos y retoques que realzaron su esplendor urbanístico, o más bien lo recuperaron ya que se había envejecido un tanto. Las obras fueron ejecutadas por la Subgerencia de Protección Ambiental de Tacna, siendo concluidas el pasado mes de agosto.
La Plaza Mac Lean sigue siendo un histórico sitio de encuentros culturales, ferias gastronómicas y actos ciudadanos para la sureña localidad peruana, además de presentaciones artísticas y realización de certámenes de diferentes contenidos, que amplían los atractivos de la oferta comercial y turística de Tacna.

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