¿LA ESQUINA MÁS GÓTICA DE VALPARAÍSO?: LA IGLESIA Y EL COLEGIO DE LOS SAGRADOS CORAZONES
Edificio del Colegio y la torre frontal de la Iglesia de la Congregación, esquina de Independencia con Freire.
Coordenadas: 33° 2'54.78"S 71°36'55.44"W
El
complejo arquitectónico se encuentra a un lado del Parque Italia, en
calle Independencia 2086, esquina con la actual Freire, en el pasado
llamada Calle del Cuartel. Es el conocido barrio de El Almendral
de Valparaíso, y la historia de este Colegio e Iglesia es parte de la
misma semblanza del puerto.
Fundada
en Francia en el 1800 por Marie-Joseph Coudrin y Henriette Aymer de la
Chevalerie, la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de
María y de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar,
llegó a Chile el 13 de mayo de 1834 a bordo de la fragata "Sylphide",
zapada desde Burdeos, pero en un viaje que originalmente contemplaba
sólo un paso por el puerto chileno, pues su destino eran las Islas
Gambier, en la Polinesia Francesa, donde debían ir a establecerse los
misioneros.
En la espera del barco que los llevase hacia Oceanía, los sacerdotes franceses fueron testigos de los primeros frutos de los esfuerzos de la joven república por consolidar su orden institucional independiente
e hicieron amistad con varios personajes de la época, entre ellos el
Padre Andrés Caro, de la Orden de San Francisco, quien los había alojado
al llegar a puerto. Caro logró convencer a algunos de ellos para que se
quedaran en Valparaíso o intercambiaran sus labores entre el puerto y
la Polinesia, resolviendo en parte la falta de sacerdotes para el
servicio religioso. La gran devoción religiosa de los porteños y la
ayuda de la comunidad para ellos, terminó de convencerlos de permanecer
en la ciudad y establecer con ello la primera comunidad de esta
Congregación en América del Sur.
Tres
años después, por iniciativa del Padre Crisóstomo Liausú y con apoyo
de Monseñor Manuel Vicuña, los hermanos establecieron un colegio
particular pagado y una escuela gratuita en el puerto de Valparaíso.
Dicho Colegio, llamado de los Sagrados Corazones o de los Padres
Franceses, fue autorizado oficialmente el 30 de mayo de 1837, por el
Cabildo de Valparaíso. Sería la más antigua institución educativa creada
por la Congregación en Hispanoamérica, según indican ellos, y también
la más vieja y longeva del Chile republicano, estando aún en actividad.
El
Colegio compró una antigua vivienda en la proximidad del Convento de
San Francisco y La Matriz, dando inicio allí a sus actividades con 3
profesores de la Congregación dirigidos por el propio Liausú, a cargo de
25 alumnos que recibían cátedras de castellano, latín, francés,
geografía, historia, aritmética y religión. Entre los alumnos de estas
generaciones del siglo XIX, estuvieron el héroe naval Carlos Condell y,
posteriormente, el político y economista Agustín Edwards Mac-Clure.
El
crecimiento se sintió de tal manera que debieron cambiarse con sus ya
200 alumnos al barrio El Almendral, en 1840, hasta la misma dirección
que actualmente ocupa el colegio en calle Independencia. La propiedad
que adquirieron para este traslado, estaba en un antiguo terreno que
había pertenecido a los jesuitas, pero que después pasó a manos del
comerciante Juan Dellepiane, quien estableció allí su hogar y una
panadería.
A
partir de entonces, el Colegio contaba incluso con alumnos peruanos,
bolivianos y argentinos, que llegaban a la institución atraídos por la
calidad y fama de la enseñanza de los Padres Franceses. Esto motivó la
fundación de nuevos centros educativos de los Sagrados Corazones en
otras ciudades de Chile y del continente, derivados del establecido en
Valparaíso.
Las
instalaciones del colegio tenían una capilla propia a la que acudían
los residentes de El Almendral, y un patio central. Formaban la esquina
sus dos inmuebles, con el mencionado templo de la esquina que había sido
fabricado el mismo año de 1840 por el padre Juan de la Cruz Amat,
siendo posteriormente reconstruido entre 1850 y 1851 por Monseñor
Migliore Doumer, Obispo Superior Provincial de América y Oceanía de la
Congregación
Recaredo
Santos Tornero, en su "Chile Ilustrado", proporciona una descripción de
cómo era ese recinto y su primitivo templo en la propiedad de los
Sagrados Corazones:
Este
templo hace esquina entre las calles de la Independencia y del Cuartel,
por componerse de dos departamentos unidos que forman un ángulo en cuyo
vértice se encuentra el altar mayor (...) Su construcción es
sencilla, sin torre, consta únicamente le dos grandes salones que miden
cada uno 20 metros de largo, sobre 6 de elevación. Su costo fue de 8.000
pesos.
Hacia
1860, el Padre Pacomio Olivier comienza a sugerir y planificar la
construcción de una iglesia más suntuosa para la Congregación. Ya
estaban comprado terrenos adyacentes que pertenecieron a vecinos, como
el de Santiago Guzmán, Antonio Pedregal y, poco después, el de José
Covarrubias. Curiosamente, este convento debió ser la sede provisoria
del correo, el telégrafo y el taller de imprenta del diario "El
Mercurio", durante el bombardeo e incendio de Valparaíso por parte de la
flota española, el 31 de marzo de 1866, y hasta un poco después de este
infame ataque.
Litografía
publicada por R. S. Tornero en su "Chile Ilustrado" de 1872, con el
templo de los Sagrados Corazones aún en construcción.
Interior del templo hacia 1880, en cuadro del pintor francés Chassin Trubert.
La
iglesia, hacia los días en que había sido recién construida, en
fotografía de la casa Garreaud & Cía. Fuente imagen:
Bibliotecaseverin.cl
Sólo
en 1867, los hermanos reciben desde Francia la autorización para
construir el templo mayor y más espacioso, exactamente al lado del
Colegio, por calle Independencia, específicamente en una propiedad que
habían comprado a doña Ignacia Squella y otros terrenos adyacentes. La
gestión para ejecutar el proyecto quedó encargada al Padre Silverio
Tignac; las propiedades adquiridas para este fin sumaron 25.000 pesos y
se ordenó demoler dos casas "que producían 150 pesos al mes", según acota Tornero. También debió adaptarse parte del convento en el sector donde conectaba con el nuevo edificio.
Los
planos para el suntuoso y elegante templo fueron encargados al
arquitecto francés Lucien Hénault, que ya había marcado su membrete en
obras como el Teatro Municipal de Santiago, el Palacio Arzobispal y la
primera etapa del Congreso Nacional. La primera piedra se colocó el 3 de
mayo de 1868 en el ángulo del sector Sur-Este del futuro edificio, por
el padre provincial Román Demaries, siendo padrino de la ceremonia el
Intendente José Ramón Lira. Los primeros directores de las obras fueron
don Arturo Meakins, que había participado también en el proyecto
arquitectónico, y don Juan Livingstone. Más tarde, el arquitecto Juan
Eduardo Fehrman retomó los trabajos que había dejado pendientes Meakins,
modificando parte de los mismos, especialmente en el frontispicio del
templo en construcción.
Tornero también informa de cómo iban para entonces los trabajos de construcción del templo, en 1872:
En
la misma calle de la Independencia y próximo al anterior, se encuentra
el grandioso templo que están construyendo los Reverendos padres
franceses. Aunque todavía inconcluso es ya una celebridad por la forma
pintoresca de su arquitectura, compuesta de reminiscencias romanescas y
góticas, y por la riqueza de su material.
El
frontispicio perfectamente dibujado y mejor ejecutado, aún no está
concluido: falta u torre la aguja central que es, por decirlo así, el
acento de la arquitectura gótica. Aún no se ha comenzado la
ornamentación interior ni los costosos adornos que deben completarla.
Este
monumento, el mayor de su arquitectura en la América del Sur,
representa un esfuerzo e ingentes sacrificios por parte de los dignos
sacerdotes que lo han erigido.
La
obra sumaba, a la sazón 90.000 pesos, que se habían cubierto con los
fondos de la comunidad más un empréstito de 30.000 pesos y algunos
pequeños donativos. "Se avalúa en 25.000 el gasto de su conclusión definitiva", decía el mismo cronista.
Con
torre-pináculo al frente, la iglesia de tres naves y arcos ojivales ha
sido desde entonces una hermosa e imponente combinación del dominante
estilo neogótico y neorrománico, con algunos toques eclécticos de
neoclásico, bizantino y quizás hasta barroco, en el caso de su magnífico
pórtico principal de acceso de jambas y arquivoltas. El campanario con
reloj fue tradicionalmente, por su altura, un punto de referencia desde
el vecino Parque Italia, la Plaza Victoria y la Plaza O'Higgins, además de las vistas desde aguas costeras hasta las alturas de varios cerros.
Con
cielo abovedado interior y columnas fasciculadas sobre una planta de
crucero, su ornamentación y accesorios fueron traídos desde Europa por
el Padre Demaris en 1871, como materiales de la obra, la campana y el
reloj franceses que se instalaron y bendijeron al año siguiente; los
pavimentos y vitrales ingleses, y los trabajos de labrado artístico en
madera adquiridos en Bélgica. El espléndido órgano de 24 registros y
1.500 tubos, fue encargado a la principal casa fabricante de todos los
tiempos: la del luthier Aristide Cavaillé-Coll (1811-1899) de
París, por el empresario Enrique Meiggs, como obsequio a la
Congregación. Su nombre está grabado en el instrumento, que sigue siendo
funcional.
La
decoración interior del edificio fue obra del pintor ítalo-francés
Alejandro Boulet, y la terminó casi encima de la fecha de inauguración.
Una de las más célebres piezas que la alhajan es posterior, sin embargo:
la imagen del Cristo Tradicional, tallada y obsequiada por un artesano
ecuatoriano tras visitar a su hijo miembro de la Congregación de
Valparaíso, y a cuyo pie se encuentra un relicario con lo que se cree es
un fragmento de la vera cruz (la Cruz del Calvario de Cristo).
Sin
embargo, la falta de recursos fue retrasando el proyecto, salvado por
la ayuda de las familias más aristocráticas que donaban partes
específicas de la obra (puertas, altares, esculturas, retablos,
vitrales, etc.). Un temblor de 1873 provocó daños y más retrasos en la
torre que acababa de recibir las campanas y el reloj. Así, la iglesia
pudo ser bendecida recién el 6 de febrero de 1874, según registra la
ficha del Consejo de Monumentos Nacionales, aunque aún no estaba
terminada, especialmente por trabajos pendientes en el campanario,
faltando todavía cerca de 15 años más para que pudiese ser consagrada.
Edificios
del Colegio y la Iglesia de los Sagrados Corazones de Valparaíso hacia
el 1900, antes de su destrucción en en terremoto de 1906. Fuente imagen:
Notimerica.com.
El Colegio y la Iglesia destruidos por el terremoto de 1906. Imagen en exposición en el mismo edificio de la Congregación.
Colegio
y torres reconstruidos, hacia 1920-1930. Se observa el aspecto que
tenía la reconstruida torre hasta más o menos 1944. Imagen en exposición
en el mismo edificio de la Congregación.
Se
prolongaron por un tiempo también los trabajos paralelos de
construcción de claustros y de dependencias interiores del Colegio. En
1876, se concluyó la cripta del templo y se recibió la autorización para
trasladar desde el Cementerio hasta ella a los restos de 15 fundadores
de la Congregación en Valparaíso. Han seguido siendo sepultados en ella
desde entonces, alcanzando ya la cantidad superior a las 160 tumbas.
Los
temblores siguieron deteriorando el edificio, especialmente el
campanario. Uno ocurrido en 1896, obligó a reforzar estructuralmente la
torre con pesadas vigas metálicas, decisión que después tendría que ser
lamentada, como veremos. En 1898, además, comenzó a construirse el
estupendo edificio neoclásico de tres pisos al costado de la iglesia,
por calle Independencia, para albergar el Colegio, parte de los
claustros y un curso de leyes de los Sagrados Corazones, terminado ya en
el cambio de siglo.
Sin
embargo, el catastrófico terremoto del jueves 16 de agosto de 1906,
derrumbó gran parte de la iglesia y prácticamente todo el Colegio,
incluido su flamante edificio. La torre se vino abajo casi completa, no
sólo a pesar de los refuerzos anteriores por darle resistencia, sino por
culpa de los mismos: paradójicamente, el peso de estas vigas sacudidas
por la fuerza telúrica, acabaron desmoronando a la torre. Las
fotografías que existen de las consecuencias de este cataclismo,
demuestran la gravedad del daño provocado en las instalaciones de la
Congregación.
Superando
el desastre, se encargó al arquitecto Roberto Nordenflych volver a
levantar el Colegio, a partir de 1909. Él procuró ese aspecto que
actualmente conserva esta esquina, adoptando el estilo dominante y ya
determinado por el arruinado templo, para prolongarlo por la larga
fachada. El mismo estilo se le mantuvo a la siguiente etapa de la obra,
correspondiente a las salas y claustros del internado por el lado de
calle Freire, que aún se conservan también. La posterior apertura de
avenida Colón dividió en dos en antiguo terreno del Colegio, quedando
separado exteriormente de los establecimientos de su preparatoria, pero
unidos por el subsuelo gracias a un túnel subterráneo creado por los
encargados del proyecto. En este sector, al pie del cerro, se construyó
también la Capilla del Patronato de los Sagrados Corazones, con un
pequeño anfiteatro para presentaciones con público.
La
reconstrucción de la iglesia, en tanto, quedó encargada al arquitecto
italiano Antonio Lafoglia, pasado ya el período de fiestas del Primer
Centenario. Se colocaron armazones de vigas metálicas como esqueleto, y
rellenos de hormigón. La torre parece haber sido lo más demandante de
esta obras, que se prolongaron en su parte gruesa hasta 1946. Su aspecto
cambia mucho durante los trabajos, hasta quedar en el resultado que
vemos hoy.
También
se repararon y repusieron vitrales de la casa William Wailes de
Newcastle, conocida por ser una de las vidrieras más famosas y cotizadas
de Inglaterra entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del
siglo XX. Y, hacia la misma época, se construyó al costado derecho del
templo la capilla con gruta de la Virgen de Lourdes, importante
atracción de la fe porteña hasta nuestros días. Allí podemos encontrar
un trozo original de las rocas de la Gruta de Massabielle donde se
señala la aparición de Nuestra Señora de Lourdes a Bernadette Soubirous,
en 1858, y una placa con el siguiente mensaje:
Cada
Ave María que aquí se rece tiene una indulgencia de cien días concedida
por el Excmo. Señor Obispo Diocesano al bendecir esta gruta el 6 de
mayo de 1948.
Vista
frontal de la Iglesia de los Sagrados Corazones, hacia calle
Independencia. El estilo neorrománico y neogótico se ha conservado, a
pesar de los cambios.
Arco
portal con arquivoltas y tímpano, profusamente decoradas. Corresponde a
un gran pórtico de acceso al templo, con secuencia de jambas y fustes
de estilo neorrománico.
Interior del templo, vista actual de la nave mayor hacia el altar.
Retablo de madera tallada en el altar mayor y presbiterio. Se observan también algunos de los vitrales.
Un
nuevo terremoto, el 8 de julio de 1971, provocó nuevos daños en el
edificio de la iglesia, obligando a hacer modificaciones tales como el
refuerzo con hormigón armado de la albañilería de ladrillo, y la
separación estructural de la torre con respecto al resto del edificio,
detalle que pueden observarse por el lado del patio. Estas
modificaciones permitieron que pasara relativamente bien, además, el terremoto del 3 de marzo de 1985.
Así
se referiría a su aspecto definitivo la arquitecto y académico
argentina Myriam Waisberg, en su obra "La arquitectura religiosa de
Valparaíso. Siglo XVI - Siglo XIX" de 1992:
La
iglesia desarrolla su imponente volumetría enquistada en el barrio del
Almendral. La fachada principal presenta una composición simétrica
desarrollada verticalmente en cuatro secciones hasta culminar en la
aguja final (...) Pero, sin duda, en el espacio interior reside
el mayor mérito de esta obra, que corresponde además a la concepción de
Lucien Hénault (...) Contribuye a la creación de este magnífico
ámbito la acertada proporción de todos los elementos, así como las finas
terminaciones y la calidad de su alhajamiento.
El
estilo es producto del historicismo imperante en el siglo XIX y se
nutre de las formas medievales prescritas para las construcciones
religiosas. Se adoptan expresiones neo-románicas y neo-góticas, en
soluciones que van imprimiendo alternadamente los diferentes arquitectos
que participan en su construcción y en las transformaciones
posteriores. Aún así, la obra presenta una de las mejores
materializaciones logradas en Chile de este movimiento estilístico y
corresponde al quehacer arquitectónico europeo de la época. Su presencia
en el Almendral es un trozo concreto del empuje que caracteriza a
Valparaíso en el siglo XIX.
Por
Decreto Exento N° 355 del 20 de mayo de 2003, del Ministerio de
Educación, se declaró Monumento Histórico Nacional a la Iglesia de los
Sagrados Corazones, por representar "un importante legado arquitectónico, histórico y urbano para la ciudad de Valparaíso y la memoria colectiva de sus habitantes"
junto a la Casa Central de la Universidad Católica de Valparaíso, la
Escuela Ramón Barros Luco, la Catedral de Valparaíso, la Iglesia de los
Doce Apóstoles, la Iglesia Union Curch, la Iglesia Asilo del Salvador,
la Capilla del Carmen, la Iglesia del Corazón de María, la Capilla de la
Providencia y la Iglesia de la Compañía de Jesús.
El
Colegio, en tanto, continuó acumulando prestigio. Entre sus alumnos de
más renombre en el siglo XX estuvieron el médico y político Eduardo
Cruz-Coke, el diputado y alcalde porteño Gustavo Lorca Rojas, el General
Augusto Pinochet Ugarte y Monseñor Gonzalo Duarte García de Cortázar.
Empero, una reciente decisión de fusionar el Colegio de los Sagrados
Corazones de Valparaíso con el de la vecina ciudad de Viña del Mar, tuvo
ciertos ribetes polémicos en la comunidad porteña, pues puso fin a una
larga tradición de acogida y educación en el gran edificio de calle
Independencia. Así, en marzo de 2008 inició actividad el nuevo y único
Colegio de la Congregación en este sector del país, uniendo los
alumnados de las dos casas. Está ubicado en Padre Hurtado, cerca del
Sporting Club.
El
mismo edificio del Colegio pasó relativamente bien la prueba del
terremoto del 27 de febrero de 2010, pero la vecina iglesia sufrió con
semejante castigo, obligando a implementar un plan de restauración para
la misma y logrando fondos para ello en 2012. De esta forma, en tal
período se repararon las fisuras, se cerraron grietas en los muros, se
volvió a pintar por completo el interior del edificio y se realizó una
exhaustiva limpieza de la fachada. Las obras, de 240 millones de pesos,
estuvieron financiadas en partes iguales por la propia Congregación de
los Sagrados Corazones y por el Programa de Reconstrucción del Consejo
Nacional de la Cultura y las Artes.
Después
de ocho meses de trabajos de restauración y mejoramiento del templo y
de la gruta, la hermosa Iglesia de los Sagrados Corazones de Valparaíso
reabrió sus puertas el 25 de agosto de 2013, evento celebrado con una
eucaristía dirigida por Monseñor Duarte, Monseñor Javier Prado y el
Superior Provincial de la Congregación de los Sagrados Corazón, el
Obispo Emérito de Rancagua, Alex Vigueras. También estuvieron presentes
sacerdotes y hermanas de la misma Congregación, el Ministro de Cultura
Roberto Ampuero, el alcalde de Valparaíso Jorge Castro y una gran
cantidad de feligreses.
Quedaron
pendientes algunos detalles, como el mejoramiento de los 70 vitrales
ingleses del edificio, pero el templo se encuentra en pleno servicio y
disponible a la visita de sus admiradores.
GALERÍA DE IMÁGENES:
Fachada
de vértice simétrico y frontones en la esquina del Colegio. En este
punto preciso, se ubicaba el primer templo de la Congregación.
Prolongación del edificio del colegio por la cuadra de calle Freire. Esta etapa se construyó ya después del terremoto de 1906.
Vieja placa de calle Independencia, en los murallones del edificio del Colegio.
Frontón, diseños simbólicos y arcos de los vanos en la esquina del colegio de la congregación.
Detalle
de de la decoración, con los Sagrados Corazones de María y Jesús en el
frontón. El del otro lado del vértice del edificio, lamentablemente, se
ha destruido.
Fachada hacia calle Independencia, con otro frontón del Colegio y la torre del campanario de la Iglesia.
Acercamiento
a la torre del campanario y su chapitel. Su aspecto ha variado mucho en
las diferentes etapas de vida y reconstrucciones del edificio.
Decoración
del tímpano, sobre acceso a nave lateral. "Corpus Domini" (Cuerpo de
Dios) representado en los ángeles y el trigo con el que se fabrica el
pan.
Decoración
del tímpano, sobre acceso a la otra nave lateral. "Sanguis Christi"
(Sangre de Cristo) representada en los ángeles y vid con la que se
fabrica el vino.
Detalle de las arquivoltas formando el arco radial y los ángeles custodios de los Sagrados Corazones, sobre el pórtico.
Detalle
de la intesa y algo barroca decoración de las alquivoltas del pórtico.
En el tímpano, sobre el dintel, se observa la escena del "Agnus Dei"
(Cordero de Dios).
Capitel con diseños florales y decoración de los muros y techos, bajo el coro del templo.
Diseño y artesonado sobre el vestíbulo frente al acceso, bajo el coro del templo.
Vista
del coro con balaustras y el órgano de tubos con diseño neogótico,
regalado por Enrique Meiggs a la Congregación. Se observa el acceso, los
vanos más altos y parte de la nave derecha.
Vista
de la nave izquierda y una parte del fueste y la basa de las columnas.
Confesionarios de madera labrada en estilo neogótico.
Arcadas y columnas de influencia gótica y románica, entre la nave principal y la nave derecha. Al fondo, el acceso y el coro.
Nave
izquierda y hermoso púlpito de madera labrada en estilo de influencia
gótica, con representaciones de los apóstoles tallados en ella.
Presbiterio
con su altar y tabernáculo, con retablo de madera labrada y policromada
representando a los Sagrados Corazones, Cristo y los patriarcas de la
Congregación.
Sector del presbiterio en plena misa. Diseño del retablo sobre el sagrario de estilo gótico, de factura belga.
Vista de la nave central del templo hacia el coro y el acceso, con las columnas que la dividen de la nave izquierda.
Vista de la nave mayor y las columnas laterales desde el acceso, sector del coro, hacia el Altar Mayor.
Bóvedas
de estilo neogótico en los cielos del templo. Se observa diseño del
Campo Estelar que también existía en el primer cielo de la iglesia
destruida por el terremoto de 1906.
Detalle del cielo abovedado y con representación del campo estelar celeste.
Sector de la nave central con capilla y retablo mariano al fondo. Se observa una columna fascicular.
Lámparas de broncería artística al interior del templo, cerca del transepto. Traídas desde Europa.
Figura de madera de San Damián de Molokai, popular santo de la Congregación de los Sagrados Corazones.
Atrio
exterior del templo. Se observa la imagen del Sagrado Corazón de María
y, atrás, los arcos de la Capilla de la Virgen de Lourdes.
Capilla de la Virgen de Lourdes, que atrae diariamente a muchos devotos del puerto.
Detalle de la inscripción en los muros de piedra de la Capilla de Lourdes.
Fragmento
de una roca de la auténtica Gruta de Lourdes en Francia, empotrada en
el muro de la capilla. Está lisa por décadas de contacto con las manos
de los fieles.
La grutita de Lourdes en el templo de los Sagrados Corazones, con ofrendas de velas y flores de los fieles.
Representación de la Gruta de Lourdes en la capilla exterior del templo.
Mensaje
en el muro de la Gruta de Lourdes del templo: cien días de indulgencia
por cada Ave María, por disposición del Obispo que bendijo este lugar en
1948.
Sector
exterior del templo pero al interior del Colegio, pasillos junto a los
patios. Se observa la puerta lateral de la Iglesia. Se observa la
separación estructural de la torre respecto de las demás estructuras,
tras el terremoto de 1971.
Frontón
y estructuras exteriores del templo, por el lado de los patios del
Colegio. Líneas de refuerzo estructural en este frente.
Patios del Colegio de la Congregación. Se observan las que fueron salas y pasillos del establecimiento.
Pasillo lateral del templo y las salas y pasillos sobre el patio del Colegio de los Sagrados Corazones.
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