LA CRUZ DE LAS TRAGEDIAS DE LA FLORIDA
La Cruz de lo Cañas, en fotografía que tomé hacia el año 1996.
Coordenadas: 33°31'20.11"S 70°33'23.26"W
Nota:
este texto de mi autoría fue el ganador del tercer lugar en categoría
narrativa adultos (31 a 59 años), en el Concurso Nuestras Culturas
2014-2015, de la "Red Cultura" del Consejo Nacional de la Cultura y las
Artes. El resultado fue hecho público en Valparaíso el 29 de septiembre
de 2015 y las certificaciones y premios entregados durante el presente
mes de diciembre.
Una
enorme cruz soportó, por un siglo o más, su vetusta corpulencia de
ladrillo y adobe blanqueados con cal, allí al borde de avenida Tobalaba
en La Florida, en el origen de calle Walker Martínez y el límite del
sector Lo Cañas.
Existen
dos cruces conmemorativas oficiales de la infame Masacre de Lo Cañas,
ambas en el escenario de aquella atrocidad ocurrida al interior del
Fundo El Panul, además de un bello monumento en el Patio 38 del
Cementerio General. Mas, el imaginario popular prefirió esta mole de dos
metros y medio para el recuerdo. Leyenda urbana y folklore la
escogieron como principal símbolo de homenaje a los cerca de 40 jóvenes
que, tras ser descubiertos conspirando, fueron brutalmente asesinados el 18 y 19 de agosto de 1891,
en el ardor fratricida de la Guerra Civil y al brío sediento de sangre
que parece estallar en los ciclos de nuestra historia, como un impulso
incontenible en la sombra misma de la chilenidad.
Probablemente,
esta secular Cruz de Lo Cañas se remontaba a la presencia de las
órdenes sacerdotales del sector en los márgenes de Santiago, cuando los
terrenos contorneados por el Canal San Carlos aún eran campos bucólicos y
prístinas arboledas con senderos cruzados por hilos de huellas de
herraduras y de ruedas de carretas. Zorobabel Rodríguez vio otras cruces
más ligeras por estos parajes sólo un año después de la masacre, según
comenta en su ensayo "Una excursión a Lo Cañas”. Una vieja creencia
local, además, decía que la cruz pudo haber sido hecha con fragmentos de
murallones de la casa religiosa del ex Fundo Santa Irene, junto al
canal.
Montada
en un sólido sillar de piedra con el ángulo de la pendiente del borde
de la calle, su fábrica de albañilería enladrillada soportó toneladas,
deterioro y sacudones telúricos mientras la ciudad cambiaba
dramáticamente alrededor. Su pesado y rígido crucero se sostenía con
gruesas vigas horizontales similares a barras de rieles y a veces, sobre
su enormidad, eran colgados pequeños carteles pintados a mano por
residentes, ofreciendo servicios o ventas de productos.
La misma cruz hacia sus últimos años (Fuente imagen: bikemontt.com).
La
nueva Cruz de Lo Cañas, recién inaugurada. Cuando fue entregada a la
comunidad, tenía aún el color del ladrillo, pero poco después fue
pintada blanca como la anterior, luciendo como se ve en la imagen.
Posteriormente, se retiraron las docas y malezas a sus pies y se le
hicieron jardines.
Hasta
hará un par de décadas, veteranos vecinos floridanos e investigadores
del área cultural de la administración comunal, confirmaban que la
imponente estructura, lejos de nacer con carácter memorial, era en
realidad el lugar en que los antiguos habitantes de la zona realizaban
romerías y peregrinaciones de fiestas religiosas como la Semana Santa,
el Mes de María y otras solemnidades patronales, hasta mediados del
siglo pasado, más o menos.
Sin
embargo, la Cruz de Lo Cañas tenía vida propia y se negaba a olvidar la
pesadilla sucedida a sus espaldas: en la tradición, su identidad
quedaría indisolublemente ligada a la memoria de las víctimas de
aquellos infaustos y vesánicos hechos de 1891, y quienes la conocían se
negaban a interpretarla si no era como un doloroso monumento a las vidas
tronchadas en esos bosques cordilleranos, hoy amenazados por apetitos
de inmobiliarias.
La
generosa cruz, entonces, acabó siendo -sin proponérselo- emblema
conmemorativo de la matanza, con su nobleza de gigante enclavado cual
recuerdo de épocas remotas de La Florida y de la propia ciudad
fagocitando las faldas andinas. También resistió incólume la desgracia
del aciago 3 de mayo de 1993, cuando la blanca montaña que dio a Chile “por baluarte el Señor” en la Canción Nacional, arrojó un fatídico aluvión de agua, lodo y muerte por la Quebrada de Macul y sus canales inmediatos.
Pero
el símbolo trágico no iba a durar para siempre, condenado por un drama
aún peor; lo suficiente para volcar toda su centuria de resistencia al
tiempo.
La
madrugada del 27 de febrero de 2010, cuando todo Chile fue conmovido
por un terremoto que enfatizó la fragilidad humana bajo el imperio de la
naturaleza, los tobillos carcomidos de la Cruz de Lo Cañas no
soportaron el formidable embate y el querido símbolo histórico cayó
rendido, derrumbado de frente y destrozado sobre la calzada de Tobalaba
como un cadáver desgarrado.
Era la última de las tragedias para explorar en su larga historia.
Una
sosa y desabrida cruz de menor proporción y carente de rasgos de
reliquia, se eleva allí hoy intentando reemplazar –aunque sea parte- la
ausencia de la blanca y majestuosa Cruz de las Tragedias, que
recordaba el sino funesto marcando a fuego tramos del destino de este
terruño chileno, a veces extraviado en los mapas, en la historia y en la
propia reflexión de sus habitantes.
Comentarios recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarAlias10 de diciembre de 2015, 01:26
"La Cruz de los pijes sublevados" (sic), tristes y despectivas palabras que encontré en facebook y que indican que al parecer, para algunos, solo las muertes del bando ideológico propio son objeto de rechazo y condena, mientras que otras víctimas del odio, solo son objeto de comentarios burlescos.
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WALTER FORAL LIEBSCH11 de diciembre de 2015, 04:55
LUEGO DE LA GUERRA CIVIL DE 1891, SE DICTO UNA LEY DE AMNISTIA. CON LA TRAGEDIA PARA UNOS, BASTANTE EXAGERADA Y MANIPULADA, DEL GOBIERNO MILITAR, DEBERIA IGUALMENTE HABERSE IMPLANTADO UNA LEY DE AMNISTIA. LA DIFERENCIA QUE ANTES DEL 1900 NO EXISTIA LA IDEOLOGIA SATANICA MARXISTA QUE ENQUISTA ODIO Y VIOLENCIA HASTA HOY EN DIA. AYER SOLO HABIAN CHILENOS CHILENOS, Y NO ENGENDROS GENETICAMENTE ENFERMOS QUE HOY SIGUEN ESCARBANDO EN ACTO DE VENGANZA POR SUS VICTIMAS Y PSEUDO VICTIMAS, INCLUSO LAS RECUERDAN EN LOS PASEOS TURISTICOS A LA BOYA GLORIOSA DE IQUIQUE Y EN LA MINA CHIFLON DE LOTA. ABUSAN DE SU PODER SIN RESPETO Y EVADEN HASTA HOY SU RESPONSABILIDAD EN UNA SERIE DE HECHOS CRIMINALES EN CHILE, PRINCIPALMENTE EN LAS LLAMADAS "MASACRES". TEMA DIFICIL Y LARGO. EXCELENTE TUS RELATOS.
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fregonza6224 de diciembre de 2015, 13:15
Tienes razón en que antes del 1900 no existía la lacra marxista, como tu la llamas, pero la que si lamentablemente existe desde tiempos remotos es la lacra oligárquica, codiciosa y explotadora, la que es el principal caldo de cultivo de todos los movimientos de rebelión de las clases obreras. Los gobiernos de Balmaceda y Allende solo hicieron un intento por equilibrar en parte la enorme inequidad que siempre ha existido, provocando la reacción de las clases privilegiadas, por mano de las FFAA del momento.
Tenemos que agradecer a la lacra marxista entonces, ya que si no fuese por los movimientos reivindicatorios de la clase obrera, por ejemplo hoy, los trabajadores de la gran mineria del cobre, estarían igual, o quizás un poco mejor que los obreros de las salitreras hace más de un siglo atrás!
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Milau30 de noviembre de 2019, 15:49
los extranjeros llegaron a Chile por negocio. En 1700 aprox., aqui en Chile se desarrolla la política de los extranjeros, por recursos naturales.