LA CATEDRAL IQUIQUEÑA DE LOS POBRES: LA IGLESIA PARROQUIAL DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO
Coordenadas: 20°12'30.64"S 70° 8'42.66"W
Podrá
sonar extraño, pero he constatado que muchos iquiqueños desconocen la
existencia de un magnífico templo casi al final de la calle Amunátegui,
en la calle corta de Santiago número 913, situado en una curiosa
posición diagonal con respecto al eje de las avenidas principales de
este sector. Quizás muchos la ignoren por su ubicación entre las cuadras
del populoso barrio de El Colorado, cuyos peligros y amenazas a ciertas
horas del día sí son tema conocido y muy comentado entre los habitantes
del resto de la ciudad, aunque debo admitir que no tuve problemas en
ninguna de mis varias visitas a este lugar.
El
templo fue levantado allí para el servicio religioso de la Parroquia de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, sin cambiar demasiado desde
entonces aunque el aspecto de los dos edificios vecinos -el colegio y la
misma sede parroquial- ha variado un tanto en las últimas décadas. La
iniciativa de construir este edificio en el barrio El Colorado fue del
sacerdote Martín Rücker Sotomayor, nacido en Santiago en 1867 y quien
ocupaba el cargo de Vicario Apostólico de Tarapacá cuando tuvieron lugar
los infaustos hechos de la masacre de obreros huelguistas de la Escuela
Santa María de Iquique, en diciembre del 1907.
Se sabe que el intrépido
Vicario intentó intervenir desesperadamente pero en vano, para evitar
que los trabajadores pacíficamente levantados fueran atacados por las
fuerzas militares; y que después de concretada la matanza, prestó
asistencia a los deudos de las víctimas, ya que muchas familias quedaron
en total abandono al perder a sus padres proveedores que figuraban en
la lista de obreros salitreros asesinados, por lo que esta iglesia y su
parroquia podrían tener una relación estrecha y germinal enredada con
los acontecimientos de la Escuela Santa María y la Plaza Montt.
Cabe añadir que Rücker Sotomayor pertenecía a la generación de religiosos influidos profundamente por la encíclica "Rerum Novarum"
y la Doctrina Social de la Iglesia, al igual que lo fueron varios otros
célebres sacerdotes que él mismo ayudó a formar, como fue el caso de su
alumno San Alberto Hurtado. Poco antes de la masacre, ya había
propuesto la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro y del Colegio San Gerardo para dichas labores sociales en El
Colorado, las que dejó en manos de la Orden de Misioneros de la
Congregación del Santísimo Redentor que hizo traer de Alsacia ese mismo
año de 1907. La misión de los Redentoristas, fundada en Salerno, también
realizó importantes trabajos de tal orientación en el poblado de Huara.
Monseñor Martín Rücker Sotomayor, quien hizo levantar el templo.
Reconstrucción con el aspecto del templo y los edificios parroquiales vecinos, hacia sus primeros años.
Asi informaba revista "Zig-Zag" en 1910 sobre el santuario del Perpetuo Socorro, en el año siguiente de su construcción.
Acercamiento a la imagen de la advocación de la Virgen sobre el acceso, en la actualidad.
Altarcillo de la Virgen en la esquina, en el edificio parroquial.
En
el mismo lugar donde está hoy la iglesia, primero se erigió un oratorio
puesto en servicio en noviembre de ese año. El lugar servía también de
capilla para la oración de los niños alumnos de la escuela de la
parroquia, hasta que comenzaron los trabajos de levantamiento del
edificio definitivo.
Por
aquellos años, el barrio El Colorado ofrecía mucho del aspecto marginal
y pobre que perfiló la identidad que incluso en nuestros días los
iquiqueños le siguen reconociendo o adjudicando. Se trataba de un
vecindario poblacional donde habitaban en precarias viviendas ciudadanos
menesterosos, indígenas pampinos e inmigrantes sin trabajo, por lo que
había una gran proliferación de vicios y problemas sociales que
alertaron al Vicario durante su servicio en Tarapacá, de 1906 a 1910,
recordándosele también por haber sido el primero en pedir la creación de
un Obispado en la ciudad de Iquique, para cubrir las necesidades
eclesiásticas locales.
Inaugurada
por fin el 1° de noviembre de 1908, la iglesia se situó junto al actual
lugar ocupado por el edificio parroquial que hace esquina con
Amunátegui y al complejo educacional del hoy Colegio Diocesano Obispo
Labbé, administrado por el Obispado de Iquique. Corresponde a una
construcción sencilla de intención neoclásica con tintes románicos en la
torre frontal de su campanario y en el diseño interior, en pequeña
parte influido también por el estilo victoriano dominante en la
arquitectura de la época salitrera.
La
fábrica principal del edificio es de madera, la misma antes tan
abundante en la ciudad por la descarga de los lastres de los antiguos
barcos salitreros.
Interiormente,
pasando el zaguán o sala de acceso, el templo se divide en dos naves
con piso también de madera. La principal es alta y de techo arqueado
formando una bóveda en toda su extensión, con coro de barandal y un
altar de fondo con la imagen del Calvario, actualmente rodeada por un
artístico falso portal con frontón y pilastras. La mesa del misal es
otra hermosa reliquia de este sector en el altar mayor. La otra nave es
menor y está a la derecha, dividida de la principal por una corrida de
arcadas y columnas distribuidas en columnatas de estilo formero y
triunfal. Este lado del templo cuenta con hermosos vitrales en arcos de
medio punto, que se hacen especialmente vivos en sus colores hacia las
horas del atardecer. Al fondo de la misma, se puede observar la imagen
de la advocación de la Virgen que da nombre a esta parroquia: la de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Éste
es un templo de bastante intervención artística y pictórica: se pueden
observar muchas imágenes además de las descritas, como la de Santa Gema,
Santa Rita, Santa Teresa de los Andes, San Pedro y La Virgen del
Carmen, entre otros. Las paredes de ambos costados están pintadas
pulcramente con escenas del Vía Crucis, aunque no me fue posible
averiguar de qué época provienen estas pinturas. Sí supe que las
actualmente visibles fueron restauradas hace algunos años, lo que les da
un aspecto más nuevo y un tanto engañoso. A ambos lados del altar mayor
también existen pinturas que ya llevan sus buenos años allí acompañando
al Cristo de la cruz. Sobre esta última imagen, dos elegantes vitrales
muestran las figuras de San Alfonso María de Liguori (Ligorio) y de San
Gaspar Bertoni, fundadores de los Redentoristas y los Estigmatinos,
respectivamente, estos últimos llegados posteriormente a la parroquia.
Uno
de los aspectos más intrigantes de todo lo observable dentro del
templo, sin embargo, son los tres vitrales que se encuentran sobre la
pared izquierda, misma donde se han pintado también algunas falsas
columnas y arcos para equilibrar el aspecto interior de la nave con
respecto a las que se encuentran a la derecha. Estos vitrales parecen
estar hechos en alusión a la bandera de Perú, con tres campos
horizontales con rojo arriba y abajo y blanco al centro, en la
circunstancia de que cuando pudieron haber sido colocados en el flamante
templo, el territorio llevaba tiempo ya bajo soberanía chilena.
Si bien
se puede interpretar con ligereza que aquella característica alude al estandarte de Alsacia
-que lleva estos mismos colores- a causa de la mencionada presencia
inicial de los Redentoristas, en la parte ocupada por la banda blanca de
cristal se reproducen escenas relativas a la simbología de la misión
Estigmatina actualmente presente y que deben ser posteriores: en el
primero, un grabado de Cristo y otro de la Virgen entronizados; en el
central, Cristo en dos escenas de significación religiosa alusiva a la
divinidad y resurrección; y en el último, un escudo y un diagrama de la
llegada de la Congregación de los Sagrados Estigmas de Nuestro Señor
Jesucristo desde Verona en Italia hasta este lugar de la costa de
Sudamérica, hecho bastante más cercano a nuestros días que a los de la
construcción de la iglesia (hacia 1980, para ser más precisos).
Los extraños vitrales en colores rojo y blanco.
San Alfonso María de Ligorio y de San Gaspar Bertoni.
Vitrales y pinturas de la nave menor.
Cuadro conmemorativo del Primer Centenario de la Parroquia.
Vista de la nave mayor hacia el altar.
Vista de la nave mayor hacia el acceso y el coro.
No
pude encontrar una explicación definitiva a la presencia de esta
aparente invocación al estandarte del Perú en tales vitrales de arco, si
es que se tratara de tal. Según algunas versiones, los vitrales
pertenecían a una instancia anterior de la orden, cuando Iquique aún era
peruano, y acá sólo fueron recolocados. Otro chisme dice que habrían
representado alguna clase de complicidad o aspiración de ciertos
sacerdotes para que el territorio regresara a manos peruanas, algo que
no parece tan descabellado considerando la expulsión de la que fueron
objeto algunos religiosos peruanos en Tarapacá en 1911, hacia los años
de José María Caro como Vicario Apostólico, aunque no fue éste el caso.
Cabe
recordar que, tiempo después de abandonar la provincia, el sueño de
Rücker Sotomayor de crear un Obispado de Iquique se vio consumado el 20
de diciembre de 1929, con la emisión de la Constitución Apostólica "Ad Gregen Dominicum",
que abarcó las provincias de Arica y Tarapacá, asumiendo la cabeza
Monseñor Carlos Labbé Márquez, quien daría creación formal también a la
Parroquia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía de Nuestra Señora
del Perpetuo Socorro, en el día de la Fiesta de la Asunción de la Virgen
del 15 de agosto de 1931. Tras una productiva vida que incluyó la
rectoría de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Monseñor Rücker
Sotomayor falleció a principios de 1935, siendo Obispo de Chillán.
En
de noviembre del año 2008, la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro celebró su Primer Centenario con importantes encuentros y
festejos, aunque debo ser majadero en insistir en el extraño
desconocimiento que algunos iquiqueños mantienen respecto de la
presencia de este templo en su propia ciudad.
Por
su antigüedad y su valor patrimonial, por su importancia en el servicio
social de Iquique, su orientación obrera, su relación con figuras
eclesiásticas como Monseñor Rücker Sotomayor y Monseñor Labbé, y por
hallarse también en el contexto de la Masacre de Santa María de Iquique,
no cabe duda de que la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
tiene todos los méritos para ser declarada Monumento Histórico Nacional,
interés que ya prendido en el ánimo de su administración parroquial y
que podría darnos buenas noticias en algún futuro no lejano.
Mensajes rescatados desde la ubicación original que tuvo esta entrada de texto al ser publicada:
ResponderEliminarEdith Garrido
Se agradece el reportaje de nuestra, Parroquia el Perpetuo Socorro muy bueno. Dar Gracias A Dios por todas las personas, consagrados que también han trabajado en la Parroquia ,, tantas personas hermosas, Gracias Señor.
Reply · · 1 · May 25, 2013 at 7:59am
Esteban Orlando De Jesús Herrera Flores · Tonadillero at Gran Compañía de Arte Folklórico Andaluz Escenificado
Toda la familia ha sido bautizada en la hermosa Iglesia uestra Señora del Perpetuo Socorro... au conocida por muchos como la Iglesia San Gerardo... la llevo en mi corazón...
Reply · · November 25, 2013 at 9:35am
Marieta Olvido Pulgar · Top Commenter · Works at Cordinador
yo hice mi Primera Comunión en esta Iglesia
Reply · · December 17, 2013 at 7:16pm
ResponderBorrar
Arturo12 de julio de 2016, 01:51
interesantìsimo aporte, estimado Juan. Un abrazo.
ResponderBorrar
Arturo12 de julio de 2016, 01:52
He esatdo allí pero no me había fijado en tanto detalle. Gracias por el aporte. Saludos