LA CATEDRAL DE TACNA: UNA HISTORIA DE LARGA, DISCUTIDA Y PACIENTE ESPERA

 

La fachada del templo en nuestros días, con su iluminación nocturna.
Coordenadas: 18° 0'52.27"S 70°15'6.98"W
El Barrio Cívico de la ciudad de Tacna, en Perú, tiene su centro en el sector de San Martín-Callao y Blondel, con la plaza, el Arco de los Héroes, la gran fontana francesa de los dioses del mar y la inconfundible postal de fondo representada por la Iglesia Matriz o Catedral de Tacna, declarada Monumento Histórico por resolución suprema del 26 de octubre de 1978.
Remontándonos por el hilo histórico, se sabe que el primer templo tacneño importante se hizo levantar por el primero de los curas párrocos que tuvo la ciudad, don Pedro Téllez, tras la fundación de la parroquia local el 17 de octubre de 1613. Posteriormente, Melchor Méndez, el quinto párroco, hizo construir en 1679, un nuevo el templo dedicado a San Pedro, Patrono de Tacna.
Faltaba mucho aún para que apareciera el templo matriz, ya en tiempos republicanos.
Sucedería que Perú firmó los controvertidos negocios con la Casa Dreyfus & Hnos. en 1869, cuando la crisis monetaria contrastaba diametralmente con la riqueza que generaba la industria del guano en las covaderas de Tarapacá. Justo en el año anterior, el 13 de agosto de 1868, había ocurrido el fatídico terremoto que destruyó e inutilizó la vieja iglesia tacneña, además de echar abajo a gran parte de la ciudad y de su gemela Arica.
A inicios del Gobierno de José Balta y Montero (1868-1872), el contrato con Dreyfus fue renovado contra la oposición del Ministro de Hacienda don Francisco García Calderón, razón por la que acabó reemplazado por Nicolás de Piérola, uno de los precursores del acuerdo. Con ello, la casa comercial comprometió grandes ventas de guano a Europa y enormes empréstitos de la banca judeofrancesa que, entre otras cosas, sirvieron para avances en obras públicas. Los pagos serían compensados con los derechos para extracción de las covaderas.
Cuentan autores como Fortunato Zora Carvajal, en "Tacna: historia y folklore", que los recursos obtenidos por el nuevo contrato permitieron a Perú iniciar un período de mejoramientos en edificios públicos, ferrocarriles y otras obras. Uno de los planes fue levantar la nueva Catedral de Tacna, tan recientemente arruinada.
Información reunida por la académico peruana Darci Gutiérrez Pinto, en su trabajo tesista "Gustave Eiffel en Perú: 1870-1890" (de quien hemos hablado ya al referirnos al caso del Puente de Fierro de Arequipa), particularmente de los "Anales del Cuerpo de Ingenieros del Perú" de 1874, confirman que hubo un primer proyecto "que empezaba a desquiciarse", debiendo ser detenido y demolido a poco de haber comenzado las obras, en 1872, para dar inicio a otro que había sido aprobado por la administración anterior y que fue encargado a un arquitecto de apellido Miecznikowski, durante ese mismo año. Empero, por la protestas de la supervisora Junta Central de Ingenieros y Arquitectos del Estado, se consideró la obra de dimensiones demasiado pequeñas en informes de enero de 1873, siéndole traspasada más tarde por el Gobierno al ingeniero y arquitecto de origen polaco Maximiliano Miney (o Mimey, en algunas fuentes), como veremos más abajo.
Es aquí donde comienzan las confusiones sobre la historia del edificio, pues si bien es muy posible que hayan participado de él varios autores y que miembros de la propia Junta Central tuvieran gran protagonismo en el proyecto, en la Memoria de Obras Públicas presentada al Supremo Gobierno por la misma, el 25 de julio de 1874, la junta señala que los planos aprobados por decreto supremo del 23 de septiembre de 1871, pertenecían a un señor de apellido Larrieu.
Aunque no he podido confirmar la fuente, éste es un posible dibujo del proyecto de la Catedral de Tacna basado en la propuesta Eiffel, mucho más marcado en su estilo neorrenacentista y romanticista que el resultado actual. Fuente imagen: Skyscrapercity.com, grupo de discusión "Tacna: Muestra urbana y fotos de caminantes".
Postal fotográfica de aproximadamente 1910, con el aspecto de la Catedral de Tacna antes de ser retomada y concluida su construcción. Se observan las viviendas antiguas a su costado izquierdo y el precario murallón de cierre que se le construyó al frente, entre ambas torres.
La catedral, aún a medio construir, en el libro "Tacna y Arica bajo soberanía chilena", de Carlos Varas, en 1922.
La extendida creencia en Perú, sin embargo, asegura que la famosa casa francesa de Alexandre Gustave Eiffel, la Eiffel & Cie., se hizo cargo del proyecto y de los planos. Esto sucedía casi al mismo tiempo que se le pedía a la misma oficina tomar también el proyecto de la Catedral de Arica, otra obra que había sido destruida en el terremoto con maremoto de 1868.
La propuesta original de la Junta Central encargada a Eiffel, consistía en un edificio de 78 metros de largo por 32 metros de ancho en el crucero, con un domo central con arcos de ojiva a 37 metros de altura, además de otros menores distribuidos en lo alto hasta el ábside, dotados de linternas para iluminación y ventilación de los interiores. Todo concebido en metal (vigas, ojiva, muros, módulos interiores, columnas, etc.), el peso total de la catedral se calculaba en unas 700 toneladas.
Por otro lado, la propuesta que hizo Eiffel no reutilizaba los restos del templo anterior, como finalmente se hizo, sino que proponía un diseño de edificio totalmente nuevo e independiente, que no corresponde exactamente al que vemos hoy, salvo en parte de sus materiales estructurales y planta, lo que significa que su origen estaría en otros planos. Empero, la investigación de Darci Gutiérrez informa que esta compañía parisina se había adjudicado las dos primeras secciones de la obra que ya veremos, aunque su propuesta fuera muy semejante a la actual iglesia, de acuerdo a lo que se observa en algunas versiones publicadas en la prensa.
Sin embargo, la Junta Central enfrentó una reacción inesperada: la población tacneña se había opuesto a la intención de construir una iglesia en entera ferretería modular, como era esperable del estilo más característico de Eiffel, exigiendo que el templo fuese diseñado y construido con materialidad más tradicional, como la piedra canteada y el adobe. Y aunque el problema ya se había querido zanjar con una ley de 1869 que priorizaba en los planes la reconstrucción del templo, la discrepancia y los debates persistieron por algunos años más alargando el punto de inicio de las obras. Así, la Junta Central había considerado, en 1872, que las peticiones de los tacneños eran sólo fruto de la ignorancia y del desconocimiento del oficio.
Todavía en 1873, los ingenieros insistían al gobierno con el argumento de la actividad sísmica, en la conveniencias de construir con materiales y procedimientos más novedosos como metal y ladrillo contrarios a la voluntad popular, según se desprende del "Informe de la Construcción de la Iglesia Matriz de Tacna al Ministro de Estado en el Despacho de Gobierno, Policía y Obras Públicas", de ese mismo año.
Las intenciones de no desechar lo que se había construido antes tampoco prosperaban y así se llamó a la Junta Central para formular nuevas propuestas, en respuesta a sus observaciones de ese mismo año. Se llegó así a una nueva, esta vez con planos de Tadeo Strujemski, que requería de mayor espacio para el atrio y el ábside, por lo que se debió pedir autorización para despejar y retirar unos 60 metros más atrás del frontis.
Para concluir la obra, sin embargo, se acabó descartando la propuesta de metal y ladrillo, lo que fue un triunfo para la voluntad popular en Tacna. La confusión reaparece aquí, pues la búsqueda de los planos adecuados dio resultados con el mencionado arquitecto Miney, proyectándose un presupuesto de 200.000 soles de 48 peniques para la misma. Mas, aunque la propuesta Eiffel fuera descartada, veremos que el Gobierno Supremo llegó a un contrato con la casa francesa para que ésta se hiciera cargo de una importante parte de la obra.
A mayor abundamiento, Miney había ofrecido a la Junta Central una de las dos propuestas presentadas en 1873, tras paralizarse los trabajos anteriores del templo en vista de sus inconvenientes dimensiones, como dijimos. En general, el proyecto resultante era parecido al de Eiffel, incluyendo su trazado en planta, pero modificándose en parte los materiales y el aspecto de los techados. Esto significa que la famosa agencia francesa sí estuvo en los antecedentes históricos del templo, finalmente, sirviendo de base a la propuesta del siguiente arquitecto y a las estructuras de materiales metálicos usados tras llegar desde Francia.
Por otro lado, y como señala Darci Gutiérrez, a pesar del descarte de aquella propuesta, la Casa Eiffel de todos modos fue contratada para hacerse cargo del terraplén y la albañilería y de la parte metálica o de arquitectura estructural en hierro para la obra, conocidos como los lotes 1 y 2, que se licitaron por remate en 1875.
La Fuente de los Dioses del Mar con la Catedral de Tacna de fondo, dos de los más importantes y turísticos símbolos del Barrio Cívico de la ciudad, donde se realizan desfiles y actos públicos.
El frente del templo, visto desde la plaza. Se puede advertir por el aspecto de la materialidad que el pórtico central, con su frontón y pilastras, pertenecen a una fase constructiva posterior a la de las torres.
Vista de costado, por calle Blondel.
Costado izquierdo de la Catedral, por calle Callao (Fuente imagen: Perutoptours.com)
En rigor, sin embargo, su propuesta para la Catedral de Tacna nunca llegó a ejecutarse, así que muchas de las cerca de 40 toneladas de material ferretero y estructural que alcanzaron a llegar a la ciudad para el abortado proyecto de la Junta Central, acabaron siendo utilizadas en la construcción de puentes o vendidas por avisos en los periódicos, según consigna la mima investigadora y arquitecto.
Miney, por su parte, había proyectado un gran edificio de dos torres-campanarios y planta de crucero, con mucha influencia neoclásica y especialmente neorrenacentista, aunque con líneas fáciles de reconocer en la estética de ciertos templos franceses, juzgando las imágenes que por entonces se publicaron anticipando su aspecto. Hubo mucha atención del autor, además, en otorgarle al templo rasgos de monumentalidad y realzar la obra como el edificio más importante y alto de la ciudad, pero ajeno a los rasgos modernistas que había pretendido imprimirle la escuela de arquitectura en hierro francesa.
Los trabajos de construcción comenzaron el 6 de marzo de 1875, y es aquí donde reaparece Eiffel: fueron tomados por el contratista ingeniero Carlos Petot, representantes de la mismacompañía de francesa, bajo la dirección del mencionado arquitecto Strujemski. Se ejecutaron así por la empresa belga Moisant, Laurent, Save & Cie., subcontratada por la Eiffel, y se cumplió honorablemente con la voluntad tacneña de utilizar material de piedras canteadas, extraídas de los cerros Intiorko y Arunta, sobre armazones interiores de hierro y acero que asegurarían su resistencia a los terremotos.
Sin embargo, la firma encargada de las obras comenzó a tener dificultades financieras que llevaron a detener los trabajos en 1878, posiblemente por falta de presupuesto y urgencias derivadas del terremoto del año anterior, pero en lo que se creía iba a ser sólo una postergación pasajera, ya que gran parte del material necesario había llegado ya a Tacna. A la sazón, las obras aún se hallaban bajo la mitad de lo proyectado, pero los cimientos, niveles inferiores, zócalo de piedra y torres estaban avanzados.
La postergación se prolongó y sobrevino el estallido de la Guerra del Pacífico en 1879, pasando la ciudad a manos chilenas con la Batalla del Alto o Campo de Alianza de Tacna, el 26 de mayo de 1880. No es real, entonces, que la guerra misma haya detenido las obras, como aseguran algunos autores en nuestra época, pues las labores estaban paralizadas desde antes a causa de las cuestiones económicas y de las revueltas políticas. No obstante, ciertamente el estado beligerante y el drástico cambio administrativo alargaron por mucho tiempo más el retraso, pasando décadas en que el edificio se vería sólo como una estructura con sus dos torres paralelas, sin las cúpulas, rodeada del murallón pero con sus naves abiertas y destechadas, sin divisiones intermedias ni las arcadas interiores.
En un informe de 1911, presentado por el parlamentario, periodista y escritor Anselmo Blanlot Holley al Gobierno de Chile e intitulado "Memoria sobre Tacna y Arica", se lee una intresante descripción del edificio y de las obras pendientes que se sugiere retomar a la brevedad, consejo que seguramente no fue acogido por la incertidumbre sobre la permanencia de la ciudad en la soberanía chilena. Citado por Carlos Varas en "Tacna y Arica bajo soberanía chilena", decía allí Blanlot:
La terminación de los trabajos de la Iglesia Matriz de esta ciudad se impone con caracteres de urgencia no sólo porque no hay templo alguno que se halle en condiciones de servicio, sino porque día a día se aumenta el riesgo de que destruya lo edificado o se deteriore hasta convertirse en inservibles las piezas de fierro destinadas a la construcción del edificio.
Corrió a cargo de la construcción de aquel edificio el ingeniero francés señor Petot. El plano fue confeccionado por Eiffel, el famoso constructor de la torre que lleva su nombre.
El estilo de la Iglesia, a juzgar por las murallas de circunvalación y las torres, es hermosísimo. En un sótano que existe bajo el piso del templo se encuentran la piezas de fierro destinadas a la techumbre, pilares y ornamentación. La acción del tiempo habrá tal vez desperfeccionado los ajustes de algunos de esos materiales pero la casi totalidad, según ha podido verse, se halla en buen estado. En todo caso el arreglo o reposición sería relativamente fácil.
La solidez de la obra de piedra es admirable: desde 1876 a 1877, en que se paralizó la obra por el agotamiento de los fondos o incuria del Gobierno peruano, se mantienen las murallas y las torres sin el más leve desperfecto, no obstante los grandes temblores que ha habido durante ese interregno.
Nada justificaría que se dejara destruir por la acción del tiempo una obra llamada a ser, en su género, una de las más bellas del país. Tarde o temprano habrá que construir un templo parroquial en Tacna, pues no es posible dejar indefinidamente sin culto a una población creyente, y es preferible y económico aprovechar lo que hay a medio hacer antes que empezar una edificación nueva.
Para continuar los trabajos haría falta el plano, pero este inconveniente no sería insuperable para un arquitecto ilustrado.
Vista del frontón y de la torre del reloj.
Ábside del templo, por la Plaza Juan Pablo II.
Estatua de Juan Pablo II, poca semanas después de su inauguración.
Vista hacia el fondo, en dirección al acceso y al coro (Fuente imagen: Tripadvisor.com).
Después del larguísimo período de controversia entre Chile y Perú por la cuestión de Tacna y Arica, la primera ciudad regresó a manos peruanas gracias a la firma del Tratado del 3 de junio 1929, mientras que la segunda quedó a perpetuidad en las chilenas. La ejecución del traspaso se realizó solemnemente el 28 de agosto, día en que se hizo celebrar la reincorporación de Tacna con el toque de una campana provisoriamente colocada en la torre derecha.
También se había colocado un reloj la torre izquierda de la inconclusa catedral, pero por alguna razón su mecanismo nunca funcionó con mucha precisión y acabó siendo retirado de su primera ubicación. Desconocemos si aquel reloj o parte de él, sea el mismo que hoy está en esa torre.
Decididos a concluir la obra por tanto tiempo postergada, en la Ley Tacna del 17 de marzo de 1950, el gobierno del llamado período del Ochenio consideró un presupuesto especial del Ministerio de Fomento para terminar el edificio, echando mano en gran medida a los denominados fondos pro-desocupados. La buena noticia fue tomada con júbilo por la paciente comunidad tacneña.
El presupuesto fue estudiado y propuesto por los ingenieros Antonio Jiménez y Víctor León Bustamante, quienes elaboraron las bases del llamado a licitaciones. La empresa ganadora fue la Garibaldi Hnos. S.A., del ingeniero Óscar Garibaldi Portocarrero, resultado anunciado el 25 de abril de 1951, ya en el Gobierno de Manuel A. Odría. Empero, como no se sabía ya del destino de los planos originales, tuvo que reformularse el diseño del edificio en base a lo que ya estaba en pie de él, encargándose el proyecto al arquitecto peruano  Luis F. Goycochea. La ingeniería, en tanto, quedó confiada a la oficina de Víctor A. Estremadoyro y Carlos Pérez Reyes.
Las nuevas obras se iniciaron con gran atención de la ciudadanía. Además de piedra, se usaría concreto en esta última fase de construcción del edificio, sumado a la resistencia de varillas de acero de 2.800 kilos cada una, que han asegurado su resistencia ante los terremotos. El sábado 28 de agosto de 1954, en el aniversario 25° de la reintegración de Tacna, la iglesia fue inaugurada y entregada a la ciudadanía con una gran ceremonia dirigida por el Obispo Carlos Alberto Arce Masías.
La obra entregada a la ciudad tenía un contenido emitivo para sus habitantes: casi 80 años habían transcurrido desde iniciada la construcción del mismo edificio, en 1875, por lo que debían quedar poquísimos tacneños vivos que alcanzaron a ver en la tierna infancia los andamios de la primera etapa.
El aspecto definitivo de la Catedral, entonces, mantuvo el rasgo neorrenacentista que le procuró Miney, aunque se trata de una iglesia bastante sobria, especialmente en su ornamentación y su interior. Con su exterior y sus estructuras de piedra calcárea rosácea, abarca unos 2.000 metros cuadrados y cuenta con una cripta y subterráneos que alcanzan unos 1.000 metros cuadrados aproximadamente (los trabajos de este nivel se prolongaron por algunos años más). Destaca también su gran cúpula central. Y aunque la simétrica fachada se imponga a todas las imágenes y ángulos que permita el entorno de la manzana completa que ocupa, no deja de ser interesante su ábside de cierto toque neorrománico, hacia la ex Plaza de las Américas y calle Chiclayo.
Vista interior de la nave central.
Imagen de San Martín de Porres, junto al altar.
La Virgen de la Macarena.
El Jesús del Gran Poder.
Vista de la nave mayor hacia el altar (Fuente imagen: panoramio.com/photo/18906191).
El interior del templo es de tres naves y cañón central, divididos por arcadas e iluminados naturalmente desde las linternas y los artísticos vitrales por las filas laterales de vanos.
El altar mayor  de mármol, de cuidadosa factura, está consagrado a los santos patronos de la ciudad: la Virgen del Rosario, al centro, y San Pedro Apóstol, en la parte superior del conjunto.
De entre las demás figuras religiosas y capillas, destaca el venerado santo peruano Martín de Porres, al costado derecho junto al altar; la imagen del Jesús del Gran Poder, realizada por el artista Antonio Illanes Rodríguez hacia 1953 (copia de su propia obra homónima en España); y una de la Virgen de la Macarena atribuida por algunos al malagueño Pedro Pérez Hidalgo. Esta última imagen, sin embargo, reemplazó a otra más ostentosa y realista de la misma advocación mariana, hecha por José Alarcón Santa Cruz y trasladada después al Colegio Corazón de María.
La catedral también atesora una reliquia relacionada con la beatificación de Juan Pablo II: una ampolla con gotas de sangre del fallecido papa polaco. Quizás por esto, se ha levantado al medio de la plaza atrás del templo una estatua de más de dos metros para el Papa Juan Pablo II, que originalmente iba a ser colocada en Parque Perú. Así, la Plaza de las Américas fue renombrada como Plaza Juan Pablo II Padre de las Américas, en mayo de 2011, al ser develada la gran escultura sobre un pedestal en un jardín circular, por los mismos días en que Roma anunciaba la beatificación del fallecido pontífice. Está acompañada por un monolito de piedra con la famosa frase suya: "SÓLO EL AMOR CONSTRUYE. EL ODIO DESTRUYE. Juan Pablo II".
A lo largo de su historia y esperas, la catedral ha recibido muchos mejoramientos en interior y en su entorno, como la demolición de las antiguas viviendas de su costado izquierdo y la construcción de la actual explanada, aunque esta remodelación se llevó algunos arbolitos que crecían cerca de su frente y que le daban cierto encanto profano, hasta hace no muchos años. Sin embargo, la existencia de filtraciones en los entubados de aguas del sector de calle Blondel con antiguos ductos de concreto, ha provocado algunos problemas y desafíos para la mantención del edificio.
Como dato curioso, cabe recordar que los planos y diagramas guías de Goycochea también estuvieron perdidos por largo tiempo, hasta que fueron reencontrados y dados a conocer recién en 2014. Aparecieron en Lima, en un baúl de recuerdos familiares en la casa de doña Edith Sánchez Moreno Jiménez, viuda del constructor Óscar Garibaldi, donde los halló una sobrina tacneña del arquitecto e ingeniero, doña Charito Valdivia Sánchez. Ella los mostró al historiador también tacneño Luis Cavagnaro Orellanda, y así volvieron a ver la luz estos preciados documentos, después de tantos años durmiendo en el sueño de los justos.

Comentarios

  1. Comentarios recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:

    Unknown31 de agosto de 2018, 22:30

    muy bien trabajo de investigacion
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    José Rivas29 de septiembre de 2019, 16:37

    Se agradece el trabajo de esta investigación
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    Unknown1 de octubre de 2019, 12:59

    Muchas Muchas Muchas gracias :'v Si no era por esta página no pasaba religión x'd MUCHAS GRACIAS
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    Unknown23 de agosto de 2020, 19:09

    gracias :v qwq muy buena información
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    Carlos Garaycochea28 de mayo de 2021, 13:37

    Una excelente crónica sobre este significativo templo. Tuve la oportunidad de vivir en Tacna entre 1948 y 1951, asistir a misa en el sótano o cripta que servía provisionalmente y ser testigo del gran esfuerzo de inversión que significo concluir su construcción y modernizar Tacna.
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    Unknown19 de agosto de 2021, 15:13

    Increible lo detallado y bien redactado que esta. Muy buen trabajo
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    Unknown4 de octubre de 2021, 13:58

    Solo para apoyar a tu investigación, te informo que hay un contrato oficial como documento.
    Atte

    Darci Gutierrez-Pinto
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