LA CAPILLA MILITAR NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN: UN TEMPLO EN LA ORILLA DEL MAR DE ANTOFAGASTA
Aspecto
de la Capilla Militar de Antofagasta antes de las ampliaciones y
mejoramientos de sus dependencias. Fuente imagen: Sitio Facebook de la
capilla.
Coordenadas: 23°40'56.1"S 70°24'56.6"W
La
Capilla Militar de Antofagasta está consagrada a la Virgen del Carmen,
la Santa Patrona de las Armas de Chile. Se ubica junto a la Avenida
Ejército, en el número 7 de esta vía, enfrente de calle Sangra y de las
conocidas ruinas de Huanchaca. Es otro de los templos más pintorescos de
Chile, en este caso por su ubicación en el plano de borde costero del
puerto nortino y por la belleza casi reflexiva en tan grato sitio, entre
graznidos de gaviotas y golpes de la brisa marina. En alguna
oportunidad, ese mismo mar ha llegando a inundar su terreno, según
informan en las oficinas adjuntas a la capilla, a cargo de un sacerdote
diocesano
El
edificio hecho de piedra y dotado de una fachada de inspiración
neorrenacentista y manierista, está en lo que eran las roqueras costeras
de la Puntilla Playa Blanca, hacia el Sur de la ciudad, enfrente de las
instalaciones militares de ese sector. Incluye dependencias
administrativas y el paso del paseante entre monumentos conmemorativos,
figuras religiosas exteriores y todo lo que podríamos definir como un
pequeño santuario de fe.
La
historia de este sitio es parte del patrimonio de la propia ciudad de
Antofagasta, como podrá sospecharse. Fue parte de la importantísima
Compañía Huanchaca, cuyas cercanas ruinas de la industria de fundición
de plata y sus refinerías aún se conservan, dotadas de un centro y museo
cultural.
La
firma nació en 1873, cuando el territorio aún estaba en el régimen de
medianía y condominio Chole-Bolivia, por virtud del Tratado de 1866. Los
problemas presupuestarios y la propia Guerra del Pacífico retrasaron el
inicio de la construcción del gran complejo hasta 1889, por parte de
una sociedad entre la propia Compañía Minera de Huanchaca y la Compañía
de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta. Tras su inauguración, dos años
después, su principal actividad era la refinería del mineral traído en
los ferrocarriles desde las argentíferas de Bolivia.
Un
poco más retirado del complejo principal, hacia el lado de la playa, se
construyó un edificio de la misma piedra andesita canteada como resto
de las instalaciones, para servir como sala de máquinas. En su interior
estaba la bomba de la desalinizadora de agua que, valiéndose tuberías,
proveía del elemento a las instalaciones de la fundición, más al
oriente. Denominada por entonces la Casa de Piedra, estuvo en
esta función hasta 1902, cuando la tecnología de estas instalaciones
quedó atrás y la planta Huanchaca debió cesar operaciones, afectada por
las nocivas fluctuaciones del valor internacional de la plata.
Parte
de aquellas inmensas propiedades industriales, virtualmente
desmanteladas para remates, pasaron después a manos del Ejército de
Chile después de la debacle. Hubo cierto interés en la Casa de Piedra
para utilizarla como bodega y en algún momento fue un polvorín, de
acuerdo a lo que informa en su administración, pero su proximidad con
las entradas del mar al edificio no aconsejaban estos usos. De hecho,
aún en nuestros días y con los actuales refuerzos del contorno, la
espuma marina varias veces ha llegado a mojar sus estructuras, en los
días de marejada.
El
pequeño edificio acabó quedando abandonado en aquel período. Sin
embargo, por iniciativa del entonces Comandante el Jefe de la I División
de Ejército, el General Jorge Escudero, y del sacerdote Francisco
Vistoso Meza, para la Casa de Piedra transferida se elaboró un
plan para rescatarla, destinándola a servir como capilla castrense. De
esta manera, el lugar fue remodelado y, con el patronato de la "Reina de
Chile", Nuestra Señora del Carmen, se reinauguró el inmueble como
templo, el 30 de noviembre de 1942.
La
figura de la Virgen del Carmen del altar es la que domina el interior
de este templo, y se recuerda que en sus ropas se han prendido algunos
recuerdos y medallas donados por fieles, incluyendo condecoraciones de
veteranos del 79 que vivían aún cuando se abrió la capilla. Una pieza
con forma de cruz de malta y con la fecha de 1922 cuelga ahora en su
banda con los colores de la bandera chilena, correspondiente al recuerdo
de la inauguración del Monumento a los Héroes de la Concepción en la
Alameda de Santiago, obra de la artista escultórica Rebeca Matte.
A
mayor abundamiento, aquella figura mariana, además, habría sido llevada
allí por miembros del Regimiento 7° de Línea "Esmeralda" hasta la
capilla, lo que enfatizó el vínculo simbólico del templo con los héroes y
veteranos de la Guerra del Pacífico. La mayor parte del alhajamiento
dentro del edificio, en tanto, fue proporcionado por la industria
militar FAMAE.
Acompañan
a aquella imaginería del conjunto un Cristo Crucificado y muchos
cuadros de imágenes religiosas, además de posteriores obras de labrado
mostrando el Via Crucis. Un atrio lateral a la nave única incluye
otras figuras, como la de San Expedito, San Alberto Hurtado, el Sagrado
Corazón de Jesús y la Inmaculada Concepción.
El
cielo y los techos del inmueble fueron reforzados con nuevas vigas. Se
ven cerchas de madera en él. Los vanos de medio punto de su muro
izquierdo fueron convertidos en hornacinas, y el presbiterio se ordenó
en sencilla pero astuta distribución de elementos dentro del poco
espacio. El bello color rojizo de las piedras se ha conservado y con el
tiempo ha sido reforzado por barnices. Y en la fachada actual, de simple
pero bello diseño con pequeño campanario tipo mediterráneo, destacan la
figura de la Virgen del Carmen y el escudo de la I División de
Ejército, dentro de la luneta sobre las puertas del acceso principal.
Varios
trabajos de remodelación, ampliación y mejoramientos se han realizado a
lo largo de la vida de esta capilla: en 1954, 1977, 1995, 2004 y 2010.
En tanto, por Decreto Supremo N° 9 del 7 de enero de 1974, se declaró
Monumento Histórico Nacional a las ruinas de Huanchaca, incluyendo la
que había sido su Casa de Piedra, ya convertida en capilla y con capacidad para unos 70 fieles, aproximadamente.
Las
reparaciones de 2004 fueron realizadas tras un atentado incendiario
ocurrido en noviembre del año anterior y que dejó grandes daños. En la
ocasión, se ampliaron sus dependencias administrativas y se mejoró la
explanada del pequeño santuario, creándose para él los primeros jardines
de lo que, se aspira aún, llegue a ser un grato lugar verde. Los
recursos fueron aportados por amigos de la comunidad religiosa y por la
propia I División de Ejército.
La
más reciente restauración importante del recinto vino después del
terremoto de 2007 y coincidió con la fiebre cultural del Bicentenario
Nacional. Fue concluida en 2011.
El
exterior del santuario separado del mar por un grueso murallón, tiene
una fuente en su porche y en sus jardines se observan otras imágenes
religiosas, incluyendo un alto pedestal con la imagen escultórica de la
Virgen del Carmen y el Escudo de Chile
en el plinto. La idea era construir allí la Plazoleta Reina de Chile en
su honor, pero esto se ha concretado en parte, ya que, si bien se
instalaron banquetas de descanso y se recibieron algunos implementos
aportados por la municipalidad, junto un pequeño jardín de flora nativa,
faltó un poco más de verdor en el diseño de esta placita.Hay
otras imágenes religiosas en el exterior, como la de San Francisco de
Asís, acompañado de una ardilla a sus pies. Está un altarcillo con la
Virgen de los Milagros dentro de una vitrina y una reproducción de la
venerada Cruz Gloriosa de Dozulé, celebrando la apariciones de la Virgen
en Francia en los años setenta. En el paseo enfrente del conjunto, en
Avenida Ejército, también hay un busto recordando al Coronel Pedro Lagos
Marchant, héroe de la Guerra del Pacífico, junto a la pista de trote
que usan algunos adictos a la vida sana y deportiva en el sector.
Cerca
de las Fiestas Patrias de cada año, en el sitio donde está la capilla
se realiza la tradicional Misa a la Chilena, con acompañamientos
musicales y conjuntos de baile folclórico, así como las ceremonias de la
Semana Santa y la vigilia del Pentecostés. El lugar ha sido escenario,
además, para encuentros artísticos, conmemoraciones militares,
conciertos de música antigua y música clásica, retretas, orfeones,
orquestas sinfónicas, bandas de bronce, talleres de cocina y actividades
relacionadas con el Día del Patrimonio Cultural en la ciudad. El
Obispado Castrense lo ha dispuesto también para otro tipo de encuentros,
como las de carácter comunitario.
Por
desgracia, sus límites abiertos con la ciudad también han sido un
peligro para la capilla. Al incendio intencional de 2003 se suma un
reciente robo de herramientas con las que se daba mantenimiento a sus
jardines y dependencias, sucedido en agosto de este año. La iluminación
del lugar que se procura en las noches y que acrecienta el bello y
misterioso aspecto del santuario, no lo han garantizado su plena
integridad, por desgracia.
Es
grato y relajador este singular rincón marino de Antofagasta, como
puede verificar el visitante en una pasada por allí. Además, la
proximidad de la capilla con el mar hace que el oleaje de la inmensidad
oceánica se escuche día y noche desde el interior de sus dependencias,
en un encantador vaivén que se cruza por la rica historia civil y
militar de la Perla del Norte, arrojando a perpetuidad sus bramidos de húmedos ventarrones salinos sobre la antigua Casa de Piedra.
Mensaje recuperado desde el lugar de primera publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown28 de marzo de 2020, 22:16
Dios bendiga inconmensurablemente al Capellán Pbro. Luis Andrés Vázquez Flores, por hacer la Voluntad de Dios, tan dócil y santamente, disponiendo la construcción de la Cruz de Jesús Resucitado, la más potente de todas las cruces, me refiero a la "CRUZ GLORIOSA de DOZULÉ y a los pies, la gran Oración dictada personalmente, por el mismo Señor Jesucristo. Por promesa de Jesús, esta cruz tiene un radio de protección directa, de 50 kilómetro. Por lo tanto, el Padre Luis ha protegido a toda la ciudad de Antofagasta y su respectiva Bahía. Argentina tiene más de 200 de éstas cruces y en Chile no pasamos de 6 cruces. Estamos adormecidos y ya es hora de despertar, ojalá el Coronavirus nos ayude a volvernos hacia Dios.