EL "WATEREE": LAS CALDERAS DE UN NAVÍO VARADO EN LA ORILLA DEL TIEMPO
Coordenadas: 18°26'30.54"S 70°18'11.52"W
El
USS "Wateree" pertenecía a la Armada de los Estados Unidos de América y
fue construido por la Reaney, Sons & Archbold en plena Guerra de
Secesión, en astilleros de Chester, Pennsylvania. Lanzado al mar el 12
de agosto de 1863, nadie sospechaba entonces que la corta historia de
este buque diseñado originalmente para navegación fluvial, iba a
concluir en lejanas tierras del Hemisferio Sur y en aguas muy distintas a
las de ese Océano Atlántico que tocó en su día inaugural.
El
"Wateree" correspondía a un modelo de navío a vapor con casco metálico e
interiores de madera. De 62 metros de eslora por 11 metros de manga,
disponía de doble timón (proa y popa, clase double-ender), una
chimenea central, dos mástiles y fondo plano sin quilla, dotado de
grandes ruedas-molinos laterales de paletas para el desplazamiento, algo
usual en la navegación de ríos como el Mississippi o el Minnesota en
aquellos años. Dotado de cañones y otras armas, el buque desplazaba 974
toneladas y su velocidad era de 10 nudos.
En
enero de 1864, el navío fue incorporado a la Escuadrilla del Pacífico
de Philadelphia y pasó por el Cabo de Hornos bajo dirección del
Comandante F. E. Murray. Se mantuvo en este servicio hasta el final de
la guerra civil. Tras reparaciones realizadas en San Francisco,
California, en 1866 pasó a integrar la Escuadrilla del Pacífico Sur,
destinada a cautelar, observar e informar de la normalidad de las
actividades comerciales que tocaban los intereses de las flotas
mercantes de los Estados Unidos, sin que fueran perturbadas por
cuestiones políticas o abusos en puertos extranjeros.
El "Wateree" y atrás el "América", varados. Fuente: U.S. Naval Historical Center Photograph.
Otro ángulo del varamiento. Fuente: U.S. Naval Historical Center Photograph.
El "Wateree" varado en tierra firme. Fuente imagen: http: History.navy.mil
El
2 de julio de 1868, estando en estas funciones junto a la nave-almacén
de mercancías "Fredonia", el "Wateree" ancló en el puerto de Arica, a la
sazón territorio del Sur de Perú. Aunque tenía la misión ir al puerto
del Callao, las noticias sobre una peste de fiebre amarilla le
obligaron a permanecer con el "Fredonia" en este lugar, donde se
encontraban también naves como el buque británico "Chanacelia", el buque
peruano "América" y la barca comercial inglesa "Chañarcillo". Con las
costas peruanas atacadas por epidemias más al Norte, los navíos
extranjeros aguardaban mejores noticias antes de tener que decidir si
bajaban hasta Valparaíso o subían hasta Guayaquil para proveerse de
carbón, evitando así los puertos afectados.
Todo
marchó con relativa normalidad durante seis semanas allí en el barco
hasta el 13 de agosto, cuando hacia las 16 horas y después de una
seguidilla de temblores y ruidos extraños del subsuelo sucedidos desde
inicios del mes, comienza un terremoto extraordinariamente fuerte que
devastó todos los territorios entre Arequipa y Antofagasta, seguido de
un nefasto maremoto que arrasó las costas. Nunca más navegaría el
"Wateree" después de aquel fatídico día.
La
oscura ola de varios metros se tragó a los barcos. Al "Wateree" lo
arrastró al interior durante la noche, supuestamente hasta la cercanía
del Cerro Chuño según se ha escrito muchas veces (algunos hablan de
hasta 3 kilómetros de desplazamiento), aunque se sabe que quedó varado
más exactamente al Norte de la ciudad cuando se retiró el mar y cerca de
donde está hoy la piscina deportiva. Como sea, quedó allí encallado
aunque con pocos daños y sin fallecidos, según se cuenta. Varios de sus
tripulantes bajaron de inmediato a dar asistencia a la población
ariqueña, por orden de su comandante.
El "Fredonia", en cambio, fue
arrojado con ferocidad contra la base del Morro de Arica, quedando
quilla arriba y matando a casi toda la tripulación, salvo un puñadito de
afortunados que se hallaban abajo con el capitán; mientras, el
"Chanacelia" fue escupido en la playa como una ballena volteada y
asfixiada en su propio peso, y el "América" acabó encallado en la Pampa
Chinchorro con 85 bajas, a relativamente poca distancia del "Wateree".
La "Chañarcillo", en tanto, quedó destrozada en la playa con la mitad de
sus hombres fallecidos. Otros navíos fueron una barca guanera
norteamericana de la que no hay registros precisos sobre su destino y un
bergantín peruano que terminó sobre las vías férreas.
Por
las características de su diseño y por el oportuno cierre de
escotillas, a diferencia de los otros navíos que se perdieron
irremediablemente, el "Wateree" quedó encallado en una posición sin
inclinaciones notorias, lo que permitió que fuera habilitado como
hospital de emergencia a causa del desastroso estado en que había
quedado la ciudad tras el maremoto, labores que fueron dirigidas por el
propio personal de auxilios médicos del "Wateree" más algunos
profesionales locales de la salud. También se habilitó un campamento
alrededor suyo, para facilitar la asistencia de la ciudadanía y los
innumerables damnificados que habían corrido con no más de lo que
llevaban puesto hasta los cerros.
Su
función de hospital se mantuvo por un tiempo más, pues el espacio
resultaba cómodo al servicio. La tripulación del navío, en tanto, fue
recogida unos días después por el buque "Fowhatan", que los llevó de
vuelta a los Estados Unidos. Largo tiempo más se vio sobresaltada la
población ariqueña por una enorme cantidad de réplicas que siguieron al
terremoto.
Pasada
la catástrofe y sabiendo que era imposible devolverlo al océano, el
"Wateree" fue vendido en subasta al empresario Guillermo Parker el 21 de
noviembre de ese mismo año, tarea para la cual se había quedado en
Arica el contador general del barco. Ya refaccionado, pasó a
convertirse en un curioso hotel, casino y centro de eventos sociales
donde se celebraron elegantes reuniones de la época, con orquestas en
vivo, bailables y copetudas fiestas. Posteriormente, habría sido
convertido en hospital clínico una vez más, y ya en su etapa de
decadencia se lo utilizaba sólo como bodega y guardería, estando a esas
alturas muy deteriorado y carcomido por la erosión ambiental.
El
9 de mayo de 1877, quince minutos pasadas las 20 horas, otro gran
terremoto azotó Arica aunque con mucha menos violencia y menos crueldad
fatal que el anterior, produciendo de todos modos un maremoto que, por
las características llanas del terreno, alcanzó al "Wateree" y lo
desplazó una gran distancia hacia el Oeste, dejándolo destruido a sólo
unos 500 metros de la Playa Las Machas, al Norte de la Playa Chinchorro.
Se
cuenta que, durante la Guerra del Pacífico y cuando Arica pasó al
territorio chileno en 1880, los restos de la arruinada estructura fueron
utilizados como blanco por los cañones de algunos buques y que esto lo
terminó de destrozarlo, aunque debo hacer notar que algunas fuentes son
precisas en señalar que el maremoto de 1877 fue el que lo dejó
totalmente destruido y reducido a una pila de restos. Cierta leyenda
dice que su caldera también fue usada para la puntería de fusiles
algunos soldados chilenos en esos mismos días, aunque esto puede ser una
interpretación popular derivada de la gran cantidad de perforaciones
que luce la pieza.
Como
sea, a partir de aquellos años el "Wateree" comenzaría a ser totalmente
desmantelado, hasta que sólo quedó su curiosa y enorme pieza interior
de las calderas sobre las arenas de Arica, como recuero agónico de lo
que alguna vez fuera un gran navío. Todavía en pleno siglo XX se seguía
saqueando y desmantelando lo que quedaba del buque, hasta que
prácticamente nada quedó de él salvo la mencionada caldera y uno que
otro "recuerdo" arrebatado de sus osamentas al Sol.
Pasaron
los años y la gente se acostumbró a ver esos restos de las calderas
como chatarra esperando desaparecer. A inicios de 1915, además, se
conoció el testimonio del Contraalmirante L. G. Billings, miembro de la
tripulación del "Wateree" en 1868, entrevistado por la "National
Geographic Magazine", y posteriormente algunos autores de importancia
escribieron sobre la singular tragedia, como Alfredo Wormald Cruz, Luis
Urzúa Urzúa y John Gallaher. Por iniciativa de unos pocos
patrimonialistas nacionales y por Decreto Supremo N° 317 del 4 de junio
de 1984, la voluminosa pieza oxidada de las calderas del "Wateree" fue
declarada Monumento Histórico Nacional.
Intentando
darle un lugar más digno a tan valiosa reliquia, se había formado una
agrupación ciudadana denominada Comité de Recuperación del "Wateree",
que en coordinación con la Corporación de Desarrollo y Fomento de Arica y
Parinacota, decidió trasladar la pesada pieza hasta la ex Isla Alacrán
para exhibición turística e histórica. La idea era buena: incorporarla
en una plazoleta propia que se le hizo allí, como parte del museo
abierto de la isla donde ya se encontraba también el mástil del
"Wateree" en dependencias del Club de Yates y Deportes Náuticos, y las
ruinas de las antiguas fortificaciones peruanas.
Pero
poco duró allí en la ex isla, sin embargo: el aire salino cargado de
brisa marina por las rocas de las rompientes, donde explotan las olas
contra la península, comenzó a deteriorar rápidamente las calderas que
acababan de ser limpiadas y lavadas, por lo que el Consejo Provincial de
Monumentos Nacionales decidió trasladarlas el año 1998, hasta algún
sitio donde estuviesen seguras y a salvo de la corrosión acelerada. El
sitio al que fueron a parar ese mismo año fue en la avenida y paseo
costanero de Las Dunas y Raúl Pey llegando a calle Pacífico Norte,
frente a la playa y muy cerca de la línea costera, a poco más de 200
metros de la orilla, en la proximidad del mismo sitio donde habían
quedado tiradas las calderas tras años de olvido y desidia. Esto es en
el sector de Bajos del Chinchorro, vecinos al Grupo de Formación
Policial de Carabineros y cerca del Club de Equitación, a unos 5
kilómetros del centro de Arica.
Se
hizo el esfuerzo de rodear la reliquia con una cadena e instalar
paneles de información a cargo de la Municipalidad de Arica, pero de
todos modos este Monumento Histórico Nacional ha sido profanado el
vandalismo, por el infaltable grafiti pedestre y hasta por algunos vagabundos que han usado sus compartimentos metálicos como literas para dormir.
Ni
siquiera su distancia del centro urbano ha podido salvar a la caldera
del "Wateree" de ese mismo instinto vernáculo de destrucción y culto a
la fealdad, entonces... Impulsos oscuros y bajos del alma nacional que
ayer hicieron desaparecer la totalidad de los restos del buque y ahora
parecen empeñarse en extinguir éste, su último vestigio.
Comentarios recuperados desde el lugar de publicación original de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown15 de agosto de 2016, 02:18
Hola, sería bueno tener una imagen satelital de la ubicación estructura o por último los puntos cardinales para buscarla en Google Maps. Esto sería de gran ayuda debido a los avances tecnologicos saber donde esta ubicado originalmente.
Finalmente quiero agradecerles por la información histórica y que es muy valiosa de esta estructura, como también las fotografías referenciales, las cuales que no esta en conocimiento de muchos, sólo unos pocos.
Atte.
Miguel Matamala Torres
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Unknown20 de enero de 2019, 04:41
Hola, yo vivo al frente de esa estructura, si quieres te puedo ayudar.
Saludos.
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ITALOMARCELO13 de agosto de 2019, 12:21
18°26`30.48`` S 70°18`11.47`` O COORDENADAS DE UBICACIÓN DEL WATEREE.
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