EL PRECIOSO REINO DE LA PIEDRA COMBARBALITA

 

Varias piezas y cajitas artesanales de la piedra en venta, Plaza de Combarbalá.

Coordenadas:  31°10'41.62"S 71° 0'9.14"W
La piedra combarbalita está en una de la zonas geográficas que más me fascinan y atraen de Chile: la Provincia del Limarí, al centro de la Región de Coquimbo. Su lugar nativo es Combarbalá, la misma ciudad a la que, hace 15 años, un funcionario del Servicio Nacional de Turismo tuvo el desatino de "sacar de Chile" al creer que se trataba de otro país, según su respuesta a la consulta de un usuario, bochornoso caso que también abordé en este blog en otra entrada, hace varios años.
La combarbalita reina en esta Combarbalá, por supuesto. No sólo está en el comercio de artesanías en piedra o los puestos de recuerditos para visitantes en la Plaza de Armas, sino por todos lados, hallándose piezas también en la decoración de la vieja iglesia, mesones de restaurantes, repisas en las residencias particulares y en la ornamentación pública. Incluso en el jardín exterior del edificio de la Municipalidad hay dos grandes bustos de combarbalita, de talla y terminaciones un poco ingenuas, sobre pedestales de rocas canteadas: don Bernardo O'Higgins, en piedra más blanca, y don Arturo Prat, en piedra morada.
Combarbalá y su entorno semidesértico han tenido actividades mineras desde tiempos precolombinos. La zona era habitada desde hace unos 5 mil años por culturas relacionadas con el complejo Los Molles y con las comunidades diaguitas, y hay pruebas de que estos últimos usaban la combarbalita en su época, al igual que la piedra lapislázuli (al interior de Monte Patria) para diversas artesanías. Sin embargo, fue a partir del siglo XVIII cuando comienza la industria de extracción minera, gracias al hallazgo de yacimientos de oro, plata y cobre en el sector, actividad de convierte a Combarbalá en centro de operaciones.
Flautas prehispánicas de combarbalita, de tipo arriaras "clásicas". La a) es del Cementerio Bellavista, San Felipe; la b) fue donada  al Museo Nacional de Historia Natural por Enrique Dillinguer en 1883; la c) es una antara de tres tubos, aparentemente de la zona de Salamanca, hallada por Alonso Palacios. Imágenes publicadas por José Pérez de Arce Antoncich.
Local de venta de artesanía de combarbalita en Combarbalá.
Modelos de artesanía más turística, en el Pueblito de los Domínicos.
En términos técnicos, la combarbalita corresponde a una roca de origen volcánico, alterada profundamente por procesos geológicos que acaban mezclándola con otros minerales. Prefiero echar mano a una definición hecha por expertos, en este caso el trabajo titulado "Mineralogía y génesis de la combarbalita en el norte de Chile" de Gabriela Rosales, Mario Vergara, Sonia Helle, Úrsula Kelm, Jimena Cucurella, Ivonne Flores y Jorge Oyarzún, publicado en la "Revista Geológica de Chile" de diciembre de 1993:
Se denomina combarbalita a una roca ornamental producto de la alteración argílica avanzada de materiales volcánicos, que se encuentra en los alrededores de Combarbalá (31°19'S-70°59W), Región de Coquimbo y que se explota con fines artesanales. Su litología es brechosa y presenta rasgos fluidales. En su composición predomina caolinita y minerales aluníticos, y contiene hematita y cuarzo en menor cantidad. Su color, variado, depende del predominio de los siguientes minerales o asociaciones mineralógicas: hematita (rojizo), hematita-caolinita (rosado-marrón), caolinita (blanco) y schlossmacherita (verde turquesa). En su composición química destaca el alto contenido de Sr, As y Pb. La combarbalita se originó por la alteración argílica avanzada producida por un sistema hidrotermal ácido sulfático, ocurrida, probablemente, en el lapso 80-70 Ma, de rocas volcánicas depositadas durante el Barremiano-Albiano.
Existiendo solamente en este lugar del mundo, la combarbalita genera la actividad extractiva y de cantería en la zona. Se la encuentra con cierta abundancia en los alrededores del poblado, como el sector La Viñita, Arqueros, Río Manque, Santa Virginia, Quebrada Marquesa, Quebrada Macano, Cogotí, Los Bolones y La Jarilla, entre otros yacimientos y minas. Generalmente, éstas corresponden a canteras superficiales o de poco socavo, algunas bastante separadas entre sí, aunque también hay minas subterráneas importantes y de buen tamaño.
Su nombre procede del que se dio a la localidad principal al ser fundada durante la fiebre minera, Villa San Francisco de Borja de Combarbalá, que procede a su vez de la denominación ancestral Kokamwalá y que en mapudungún significa Agua Lejana de Patos. No hay claridad en relación a desde cuándo la piedra es llamada combarbalita, sin embargo, habiendo testimonios de que era denominada así por los artesanos locales hacia los años sesenta, cuanto menos.
Sí es un hecho que su empleo se remonta a tiempos prehispánicos, pues se han realizado hallazgos de  pectorales, collares de cuentas y flautas tipo "antaras" y "pifilkas" de combarbalita morada en el Norte Chico y la Zona Central, que se remontan a un período de tiempo entre la época preincásica y la incásica. Estos últimos instrumentos, estudiados por expertos como el museógrafo y musicólogo José Pérez de Arce Antoncich, sugieren alguna línea de influencia con las actuales flautas de los llamados bailes chinos, de las fiestas religiosas. Puede leerse más sobre ellas en su artículo científico titulado "Flautas de piedra combarbalita morada de Chile Central y Norte Semiárido" ("Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino", vol. 19 N° 2, Santiago - 2014).
Prat y O'Higgins en combarbalita, Municipalidad de Combarbalá.
Peana artística de combarbalita. Presbiterio de la Iglesia de Combarbalá.
Pirámides y otros artículos de la piedra, en la Plaza de Combarbalá.
Cuencos en venta en otra tienda del lugar.
Se dice, por lo regular, que la combarbalita corresponde a una piedra semipreciosa, aunque conozco la opinión de ciertos joyeros con criterios más radicales rechazando este término, argumento que una piedra es o no es preciosa, y no habría más categorías intermedias relacionadas con precios o consideraciones de demanda. Si bien sus valores no llegan al de otras materias mineras, sin embargo, el tratamiento que artesanos y joyeros dan a la combarbalita coincide frecuentemente con el de una piedra preciosa, especialmente en los casos de joyería de autor o aplicaciones de la misma en orfebrería. Su realce ceroso y brillante parecido al mármol, además, se logra con el minucioso pulido, aunque hay también aplicaciones de barnices en ciertos casos.
Como vimos, son las cantidades de materias como caolinita, hematita, cuarzo o minerales de tipo alunita las que determinan las tonalidades de cada piedra de combarbalita. Llegan a sorprender la intensidad de algunas con colores rojos, oscuros, grises, marrones, amoratados, amarillentos, rosados, verde oliva o verde esmeralda, quedando traspasadas a las piezas artísticas o decorativas que de ellas surjan, gracias  a la mano maestra.
Las vetas y matices de algunas piezas también resultan de inmensa belleza, inspirado diseños con combinaciones. Mas aún, esta variedad de colores permite que se apliquen en pequeñas esculturas técnicas parecidas al acrolito, por lo que un cóndor decorativo puede tener, por ejemplo, cuerpo en una pieza de combarbalita negra, collar de la blanca y cabeza de la roja. Los más diestros incluso realizan combinaciones de piedras, frecuentemente con lapislázuli, para darle acento al carácter zonal de la artesanía.
Entre los artistas de la combarbalita, se prefieren las piedras de menor cantidad de sílice y más blandas, aunque las maquinarias más modernas facilitan bastante el trabajo de las muestras más duras. De hecho, al comparar trabajos producidos hace dos o tres décadas con los actuales, se observa un magnífico progreso del oficio, tanto en la complejidad de los diseños y la precisión de las terminaciones, como en la belleza de la combinación de piedras-colores y la variedad de motivos en la creación de cada maestro.
Esta declaratoria no ha impedido, sin embargo, que la combarbalita haya aparecido en algunos casos todavía aislados y muy específicos, como piedra a la venta o "típica" en ciertas localidades de países vecinos, según me consta. Lo mismo ha sucedido alguna vez, al parecer, con el lapislázuli y otras piedras chilenas como las del Río Cruces.
Estos artesanos producen hoy una gran cantidad de obras ornamentales y artísticas con ella, de todo tipo: desde algunas funcionales (reales o de fantasía), como morteros, servilleteros, ceniceros, candeleros, cajitas tipo joyeros, cuencos, copas y bateas, a otras más elaboradas y demandantes de trabajo como estatuillas, pirámides, iglesias, figuras zoomórficas, pilas de esferas decorativas para centros de mesa e incluso dioramas completos recreando escenas de la antigua minería local, miniaturas de los trapiches, yuntas de bueyes o personajes populares de zona.
Hubo un gran crecimiento de la demanda de artesanía y joyería en combarbalita durante los años setenta y ochenta, incluyendo el aumento del interés internacional en esta piedra, por lo que también se ha hecho popular la oferta de collares, anillos, pendientes y prendedores, además de la fabricación de objetos más sofisticados como relojes murales, postes artísticos, figuras religiosas o sets completos de vajilla. Súmese a esto, además, el que algunos cultores de las llamadas "ciencias alternativas" o disciplinas "metafísicas" la solicitan desde el extranjero por supuestas propiedades medicinales-espirituales que creen ver en ellas.
De la misma manera que se había hecho ya con la piedra lapislázuli, en los años ochenta por propuesta de expertos como el Doctor Juan Grau, la combarbalita fue declarada Piedra Nacional de Chile por Decreto N° 252 del Ministerio de Minería del 3 de noviembre de 1993, publicado el 22 del mismo mes. Se tuvieron en consideración, entonces, el valor histórico de la piedra en la zona y su importancia en la artesanía que da identidad a Combarbalá, como se lee en sus considerandos:
1) Que la piedra denominada combarbalita es característica de Chile y no se encuentra en otros países;
2) Que dicha piedra se encuentra ligada a la prehistoria de Chile, ya que fue trabajada por los diaguitas en hermosas expresiones del arte primitivo, repartidas hoy en diversos Museos Nacionales;
3) Que, no obstante su escasez a nivel mundial, en Chile existe en abundancia en la zona de Combarbalá, IV Región de Coquimbo, lo que significa una estimable fuente de trabajo artesanal y de orfebrería para los conciudadanos que trabajan en su extracción, lapidación, pulido y engaste en finos metales y finalmente su comercialización, y
4) Que su designación de 'Piedra Nacional de Chile' aumentará su prestigio y valor en beneficio de todos quienes trabajan en estas labores en Combarbalá...
Por otro lado, es curioso que ambas piedras nacionales, lapislázuli y combarbalita, se encuentren geográficamente tan próximas. Esto consolidó un fuerte punto de contacto entre ambas, a nivel de los artesanos que se encargan de ellas y de las piezas que producen. Curioso y casi providencial, además, porque con las recientes restricciones de acceso a la primera, por limitarse su extracción a privados, muchos artesanos y comerciantes del Limarí y de varios otros puntos del país, han volcado esfuerzos en mantener su actividad priorizando ahora las obras en combarbalita.
La demanda piezas de este material por parte de turistas, también ha llevado a diversificar motivos por otros de carácter más amplio, incluyendo figuras de indígenas de la Zona Sur, ángeles, moais de la Isla de Pascua, automóviles antiguos y maquetas de templos que no se basan ya en la tan retratada Iglesia de San Francisco de Borja de Combarbalá, que solía ser el principal edificio reproducido por los clásicos artesanos de la combarbalita. También aparecieron barcos, peces y hasta el Faro Monumental de La Serena entre la gran familia de motivos para el trabajo en combarbalita. Destacaron desde los años sesenta o setenta en los trabajos de mayor refinamiento, artesanos locales como Hugo Adaros y Fernando Ubillo, entre otros.
Actualmente, los trabajadores de esta piedra están reunidos en la Agrupación de Microempresarios en Piedra Combarbalita (AMEPCO), entidad fundada hacia el año 2002 por 17 artesanos. Estudios recientes han demostrado que muchos de ellos en el país, sumando cerca de 70, podrían llegar a padecer la temida enfermedad de la silicosis, por lo que existen planes para mejorar las condiciones de su trabajo y hacerlas preventivamente más seguras. Actualmente, además, existen tentativas de programas para potenciar la venta del producto en el extranjero y potenciar su uso en la mampostería y construcción.
Algunos de los integrantes más conocidos y populares de la AMEPCO son el avezado artesano Jorge Castillo, dueño del taller "Entre Piedras", y don Juan Frívola, inquieto propietario del taller "Artesanía Frívola", que también se ha involucrado en la actividad del turismo y las visitas guiadas hacia el yacimiento cercano al Observatorio Cruz del Sur, para quienes quieran sondear en persona y en terreno los misterios de la combarbalita.

Comentarios

Etiquetas

Arica Arqueología Arte Bahía Inglesa Bares-Restaurantes Bohemia Bolivia Bomberos Buin Cachapoal Cajón del Maipo Calama Caldera Calera de Tango Caminos y Carreteras Campo Canela Cartagena Casonas Castro Cauquenes Cementerios Cerros y Montes Chanco Chañaral Chépica Chillán Chiloé Choapa Chonchi Chuquicamata Ciencia y Tecnología Cisnes Coelemu Colo Combarbalá Comercio Concepción Constitución Copiapó Coquimbo Crímenes Curacaví Curarrehue Curicó Deportes Desierto de Atacama Dichato Edificios históricos Educación El Melón El Monte Espectáculos Estaciones Estatuas-Monumentos Eventos Fantasmas y Terrores Faros Fauna Fe popular Ferrocarriles Fiestas Religiosas Flora Fuentes de Aguas Gastronomía-Repostería Gorbea Grutas y Animitas Héroes Hospitales Hotelería-Alojamientos Huarasiña Industrias Ingeniería Iquique Itata Kioscos La Florida La Ligua La Serena La Tirana Lagunillas Lanco Laraquete Las Vizcachas Lebu Limarí Literatura Llay-Llay Los Vilos Lugares Desaparecidos Malloa María Elena Matilla Mejillones Melipilla Mendoza Mercados Minería Misterios Mitos Urbanos Mitos y Leyendas Monte Patria Montegrande Moquegua Mulchén Museos/Exposiciones Música Navegación Niños Ovalle Paihuano Paine Pampa del Tamarugal Papudo Parques Patagonia Patrimonio perdido Pelequén Peñaflor Personajes Perú Pesca Petorca Pica Pichicuy Pirque Pisco Elqui Placilla Playas Plazas Pozo Almonte Productos Típicos Puente Alto Puentes Puerto Montt Puertos Punta Arenas Quellón Quicaví Quintero Quirihue Región de Antofagasta Región de Arica y Parinacota Región de Atacama Región de Aysén Región de Coquimbo Región de la Araucanía Región de Los Lagos Región de Los Ríos Región de Magallanes Región de Ñuble Región de Tarapacá Región de Valparaíso Región del Bío Bío Región del Libertador Gral. B. O'Higgins Región del Maule Región Metropolitana Rengo Río Hurtado Ríos-Lagos Rocas de Santo Domingo Salas de Teatro-Cine San Antonio San Esteban San José de Maipo San Pedro de Atacama Santa Cruz Serón Sitios Históricos Sociedad Tacna Talagante Talca Tarapacá Templos Tocopilla Tomé Torres del Paine Totoral Tradiciones y Folclore Traiguén Valdivia Valle de Azapa Valle de Elqui Vallenar Valparaíso Vicuña Viña del Mar
Mostrar más

Entradas populares de este blog

FUENTE DE SODA ZARO: LA CANTINA DE LA PALMERA

EL PERPETUO GIRO DE LAS AZUDAS DE LARMAHUE

LA LEYENDA URBANA DE LA "CASA DE PEDRO DE VALDIVIA" EN SAN PEDRO DE ATACAMA