EL POPULAR FINADO TOÑITO GÓMEZ DEL PARQUE IBÁÑEZ DEL CAMPO EN ARICA

 

Coordenadas:  18°28'40.25"S 70°18'49.56"W
Es inevitable que todas las leyendas urbanas terminen transformándose y alterándose en la transmisión oral, y es así como Antonio Gómez, el popular Toñito con su animita en el Parque General Carlos Ibáñez del Campo, ha pasado a ser en algunas versiones, alguien muy distinto de lo que era en principio. Ni siquiera su lugar de conmemoración está bien señalado, pues su muerte no tuvo lugar en esa esquina de Chacabuco con General Lagos, sino más al poniente.
Muchos creen que Toñito Gómez fue atropellado por un vehículo pesado, por su ubicación en el cruce. Un taxista de los que van a Azapa y que se instalan cerca de allí (gremio entre los que cuenta con varios devotos), me contó que no tenían claro si había sido una víctima de un hecho delincuencial sangriento o bien había caído durante la represión que sobrevino con el Golpe Militar de 1973, pues ambas historias han circulado. Otra versión la tienen ciertos puesteros que se colocan en la popular feria del domingo de este lugar: esta teoría lo coloca como víctima de la Dictadura en los años setenta u ochenta.
La que parece ser la verdadera historia ya fue rescatada y explicada hace casi diez años por Pedro Clemente en "La Estrella de Arica", sin embargo, en un artículo del día 20 de junio titulado "La triste historia del 'finaíto' Gómez". Cuenta el cronista que en los años 40, Antonio Gómez era un militar que formada parte del Regimiento "Rancagua" (un cabo, según se cuenta) y lo apodaban Ganchito. Muy querido entre sus vecinos, gustaba de salir a hacer apuestas por los locales de la periferia de la ciudad, aunque su estilo de vida era tranquilo y quitado de bulla.
Uno de esos días, Ganchito Gómez bebió más de la cuenta y se devolvió a su casa en estado de ebriedad. Venía con dinero ganado en los casinos clandestinos, pero su buena suerte se había agotado allá: estaba atravesando Chacabuco con Patricio Lynch, en la época en que pasaba por allí la línea férrea, cuando el querido personaje no se percató que se aproximaba el tren de transporte de los trabajadores de las Maestranzas de Chinchorro, apodado por lo mismo la Chinchorrina. A estos trabajadores les decían carrunchos o tiznados, por su aspecto al final de cada jornada. A pesar de que el maquinista solía hacer sonar el pito o sirena de alerta por seguridad al entrar a la calle Chacabuco, el militar emborrachado no advirtió que se aproximaba.
Gómez, viendo ya encima a la Chinchorrina, tropezó y cayó sobre las vías, aunque otra versión menos popular dice que fue asaltado por alguien que lo siguió desde el clandestino y arrojó después el cuerpo a las lineas. El tren le pasó por encima y la noticia corrió rápidamente por la entonces pequeña ciudad. Un anciano testigo del barrio, consultado por el periodista, recordaba el tumulto de gente que se armó en torno al militar arrollado. También comentó de algunos rumores que comenzaron a cundir casi de inmediato sobre la muerte, como el de un posible compañero de armas que lo habría asesinado por venganza de celos y luego llevado hasta la línea férrea para que su muerte pareciera accidental.
La comunidad se organizó e instaló una animita en el lugar donde había ocurrido el accidente, allí en la misma esquina señalada, muy cerca de un sitio eriazo donde antes se instalaban famosas ramadas locales como la del "Negro Rufo" y su hermana Rosa. Según Clemente, se volvió rápidamente un punto de fe popular, con muchas visitas durante las noches, dejando testimonios de velas encendidas y flores como ofrendas.
Sin embargo, tras la creación de la Junta de Adelanto de Arica y la instauración del ansiado Puerto Libre, se homenajeó al gran impulsor que fuera el Presidente Ibáñez del Campo con la construcción del área verde que lleva su nombre allí, en 1961: el Parque General Carlos Ibáñez del Campo. Y fue durante estas obras que la animita de Antonio Gómez sería trasladada por las autoridades una cuadra más al oriente, hasta su actual ubicación en Chacabuco con General Lagos. Quizás ésta sea la razón de algunas confusiones relativas a su antigüedad, presentes en las creencias populares.
En algún momento de la larga alcaldía en Arica del Coronel (R) Manuel Castillo Ibaceta durante el Régimen Militar, parece que hacia la mitad de los años setenta, se pretendió retirar la animita de Toñito y, de hecho, hay quienes aseguran que después se quitó la casucha. Sin embargo, la gente continuó asistiendo a dejar velas y ofrendas, levantándose nuevamente la casita a dos aguas que hoy sigue allí, soportando también las innumerables placas de agradecimientos por favores concedidos, además de agregársele los pequeños pretiles que sirven de escaños para los visitantes.
Durante la remodelación del parque ejecutada hacia fines del gobierno de Michelle Bachelet e inaugurados en 2010 como parte de los preparativos para los festejos del Bicentenario Nacional, se respetó la presencia de la animita de Antonio Gómez y se la conservó en el mismo lugar en el que aún se encuentra, aunque en una versión de más moderna y mejor fábrica.
Con sus más de 70 años, Toñito debe ser sin duda una de las más antiguas de Arica que han conservado su carácter de milagrosa y generosa, para con los favores solicitados por los afligidos y menesterosos.

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