EL EX EDIFICIO DE LA COMPAÑÍA DE CERVECERÍAS UNIDAS DE ANTOFAGASTA Y UN DOLOR EN LA HISTORIA DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL
Lo poco que actualmente queda en pie de la planta.
Coordenadas: 23°38'16.35"S 70°23'46.52"W
En
Avenida Séptimo de Línea con calle José Ignacio Zenteno, frente a la
plaza de la Municipalidad, puede verse un engaño visual y arquitectónico
que ya parece símbolo del instinto de desidia y de destrucción del
patrimonio industrial chileno, curioso resultado de un conjuro malévolo
que combinó -como siempre- acciones y omisiones humanas con la
intervención implacable de una naturaleza telúrica como la de nuestro
país.
Ésta
no fue la primera cervecería de la ciudad; tampoco la única. Hubo, por
ejemplo, una compañía fundada por los italianos Miguel Agazzi y Ambrosio
Chiazzone hacia fines de la guerra, además de otra del polaco José
Reminsky en calle Latorre y una más de su paisano el empresario Teófilo
Reska fundada hacia 1873. No obstante en sus "Narraciones históricas de
Antofagasta" dice Isaac Arce que, tras el cierre de la fábrica de Reska,
no hubo en la ciudad ninguna otra productora cervecera hasta 1922,
cuando se inauguró la planta de la Fábrica de Cervezas "Antofagasta",
misma de la que sólo sobrevive esta máscara cadavérica.
En
sus buenos días, la gran cervecería de Antofagasta no tardó en
conquistar el mercado y entrar al liderato, requiriendo para esta tarea
de las instalaciones que levantó en la ciudad y de las que ahora sólo
queda tan miserable trozo de cascarón vacío en pie, que algunos
consideran casi una burla... Sí, porque mientras en casos como el del ex
edificio del diario "El Mercurio" en Santiago se mantuvo para el actual
Espacio M también una fachada engañosa por ser lo único que
quedaba en pie, en el caso de la ex cervecería de Antofagasta los
residentes insisten en que pudo intentar conservarse mucho más que sólo
el triste murallón con arcos y vanos, de haber existido esa esquiva
voluntad por mantener un rasgo histórico más que un mero truco visual.
El edificio de la CCU, en su época de esplendor.
Vista aérea de la planta. Imagen en sitio de la CCU.
Esta
imagen la tomó mi amigo Pablo Bertranine en nuestro viaje a la ciudad
de Antofagasta en 1997, cuando la planta ya se encontraba abandonada y
esperando la demolición, con un aspecto sombrío y algo tenebroso.
El
edificio nació originalmente para albergar a la planta productiva de la
Cervecería Mitrovich, fundada por la sociedad de hermanos de origen
croata Iván, Pavao y Lujo Mitrovich Puljezevic, quienes vinieron por
separado a Chile desde el poblado de Slano, Dubrovnik, estableciéndose
en un período que va entre los albores de la Guerra del Pacífico y el
Gobierno de Balmaceda.
El primer negocio de los hermanos fue una
pulpería de la Casa Mitrovich Hnos. en Iquique, involucrándose después en maestranzas de ferrocarriles y la administración de salitreras como Dalmacia, Slavonia y Vis,
según lo expuesto por Vjera Zlatar Montan en "Los croatas, el salitre y
Tarapacá", con los que amasaron fortuna. Dueños de varias otras
empresas como la compañía de electricidad, aseguradoras, financieras y
hasta una lechería, comenzaron a participar también de la actividad de
la cervecería, uno de los productos más cotizados en el Norte Grande de
Chile hasta nuestros días.
Lujo
Mitrovich, que castellanizó después su nombre Luis, era el más joven y
último de los hermanos en llegar a Chile, en 1888. Como Iván regresó a
Croacia hacia fines de ese siglo, y luego Pavao abandonó la presidencia
del Slavensko Pripomoeno Drutvo para realizar labores
diplomáticas en Europa, donde fallecería después de la Primera Guerra
Mundial, Luis se quedaría a cargo de la Compañía Cervecera de la
sociedad, conocida como la Fábrica de Cerveza "Antofagasta" de Mitrovich
Hnos.
En
1918, para cumplir con las necesidades del proyecto, hizo levantar el
moderno y amplio edificio de Antofagasta junto a la costanera en los
terrenos que antes habían pertenecido a la firma Hornos de Fundición de
Bellavista. Las faenas comienzan hacia fines de ese año. El espléndido
complejo llamaba la atención por su altura y grandes instalaciones
incluso antes de concluidas. Terminado hacia 1922, el imponente edificio
de fachada neoclásica y apelando a la arquitectura industrial británica
de principios de siglo, contaba con un módulo central de dos pisos, más
un bloque lateral de tres niveles y azotea, todo con balconcillos de
balaustras en sus vanos, que formaban secuencias de arcos en el zócalo.
Otros módulos del complejo alcanzaban los cuatro pisos más su propia
azotea, contando además con patios, chimenea de altura y bodegas.
Una
plaza verde se extendía frente al mismo, precisamente donde está
actualmente el triángulo de jardines a un costado de la Ilustre
Municipalidad.
Patio interior de la fábrica Mitrovich en 1927, cuando iba a pasar a la CCU.
Brindis de jefes de la planta, 1927. Imagen actualmente en colecciones del MHN.
Etiqueta
de los tiempos de la fábrica de cerveza Mitrovich, reconstruida a
partir de imagen publicada por el sitio beerchela.blogspot.com (de
Álvaro Morales Sillard). En el círculo a la derecha del diseño, se
observa el logotipo de Mitrovich Hermanos (MH).
Interiormente,
el complejo disponía de amplios espacios de salones de máquinas,
guarderías techadas, frigoríficos, oficinas administrativas y hasta
salas de reuniones que servían también de conferencia o celebraciones.
Más tarde se agregó una planta adicional para extracción y embotellado
de ácido carbónico, además de una productora de hielo que podía alcanzar
24 toneladas diarias. De hecho, en toda su vida, el recinto recibió
varias ampliaciones y mejoramientos internos. Unos 200 operarios
trabajaban en todo el gran cuartel industrial en esos años.
La
enorme Fábrica de Cerveza "Antofagasta" (así se leía la gran
inscripción sobre su fachada) llegó a ser la principal planta proveedora
del cotizado producto en el Norte de Chile. Sus variedades etiquetadas
más populares eran la malta blanca, malta negra, Erlanger y Pilsener,
con la imagen del propio edificio de fondo en cada gráfica del rotulado,
ya que era prácticamente su cuadro corporativo.
Luis
Mitrovich contraería matrimonio con una adinerada dama de apellido
Balbontín, siendo muy conocido y reputado en el ambiente linajudo. Sin
embargo, durante la crisis del salitre, el matrimonio se trasladó
definitivamente a Valparaíso. Así, el amplio inmueble con aspecto de
fortaleza siguió en manos de la Mitrovich Hnos. sólo hasta 1927, cuando
fue vendido a la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) de Chile que había
sido fundada en 1902.
La
CCU toma oficialmente el control de la planta el 1° de junio de 1927,
quedando la administración de la fábrica en manos del gerente Benjamín
Aguirre A., la supervisión técnica a cargo del cervecero C. Buck y las
operaciones en responsabilidad del ingeniero de máquinas Carlos
Pfeiffer. Casi de inmediato, la compañía comenzó a ampliar las
instalaciones preparándolas para el nuevo gran período de utilidades y
prosperidad que la fábrica iba a comenzar a vivir en la Perla del Norte.
La inscripción con el nombre de la Fábrica de Cerveza "Antofagasta" al
frente del edificio, entonces, pasó a ser reemplazada por el de la nueva
firma propietaria. Ha sido legible allí por más de 70 años, e incluso
sigue tímidamente visible en lo que queda de este frontis hoy día.
La fábrica, en publicación de 1930.
Etiqueta
de los tiempos en que la fábrica ya pertenecía a la Compañía de
Cervecerías Unidas, reconstruida a partir de imagen publicada por el
sitio beerchela.blogspot.com (de Álvaro Morales Sillard).
Vista
general de la planta cervecera hacia los años ochenta aproximadamente,
en fotografía publicada en los álbumes de imágenes históricas de
Santiago Nostálgico (servicio Flickr).
Todo lo que queda del edificio.
Con
una capacidad para producir cerca de 5 millones anuales de litros, la
productividad de la flamante planta CCU en Antofagasta bastaba con
creces para cubrir toda la demanda del Norte de Chile y todavía más
mercados. Hacia 1930, además, abrieron allá mismo una nueva planta de
embotellado con tecnología de punta, adquiriendo para ello una máquina
de fabricación estadounidense marca Barry-Wehmiller con capacidad
para lavar, llenar y pasteurizar hasta 36.000 botellas diarias. Y, por
esa misma época se agregó una nueva bodega de embarrilado.
La
fábrica de la CCU en Antofagasta estuvo entre las más importantes de la
compañía, junto a las que tenía en Santiago, Valparaíso, Temuco y otras
ciudades. Empero, a pesar del cambio de propiedad, todavía en los años
sesenta la planta figuraba con el nombre de Cervecería Antofagasta
recordando su origen. Y si bien era conocida por sus buenas políticas
laborales y una relación positiva entre altos ejecutivos y trabajadores
(o al menos eso se creía), hacia 1971 comenzó a tener ardorosos
conflictos laborales y huelgas producto del clima político reinante,
motivándose intentos de intervención del gobierno que causaron
controversia, especialmente cuando el mismo aire enrarecido se extendió
por otras plantas de la CCU en Chile.
La
Cervecería fue, de esta manera y por largo tiempo, uno de los edificios
en actividades vigentes más característicos de las industrias
antofagastinas y un tremendo testimonio del mismo rubro cervecero
durante el resto de casi todo el siglo XX, comparable sólo a contados
casos en que el mismo sector de producción ha aportado semejante
majestuosidad en sus instalaciones acá en Chile y con ellas
sobreviviendo hasta tan avanzado tiempo, como por ejemplo en el caso de
la ex Cervecería Ebner en Santiago. La de Antofagasta tenía el mérito,
sin embargo, de permanecer activa y en operaciones por muchísimo tiempo
más. Sus artísticas etiquetas de cervezas aún son cotizadas y buscadas
por los coleccionistas.
El
tiempo fue deteriorando las instalaciones y, según se comentaba ya a
principios de los noventa entre los residentes de la ciudad, su estado
interior comenzaba a verse bastante afectado por el paso de los años,
como anticipando que la vida del inmueble iba en inexorable e
inconmovible cuenta regresiva.
Y
así ocurrió que, en horas de la madrugada del naciente día domingo 30
de julio de 1995, la suerte del edificio de la CCU en Antofagasta quedó
irreversiblemente echada con el terremoto que golpeó a la ciudad y a la
Península de Mejillones, llegando a sentirse en las zonas de Arica,
Copiapó y Coquimbo. La fortaleza industrial recibió un gran castigo que
provocó daños estructurales, obligando a cerrar el recinto y a evaluar
las posibilidades técnicas de que éste siguiera o no en pie.
Aún se lee el nombre de la CCU en la fachada.
Vigas y armazones sosteniendo la fachada, inconexa al resto del edificio.
Detrás de estos ventanales del supermercado, está la parte original del edificio.
Vista hacia la plaza por un vano con balaustras. Atrás, el edificio consistorial.
Los refuerzos que mantienen erguido el cascarón.
Ante
la incertidumbre de los antofagastinos por el anuncio de inminente
demolición y de ejecución de un millonario proyecto para levantar un
espacioso centro comercial en el lugar donde estaba la planta, se dio
aviso de que el plan de obras consideraría un reciclaje de las ex
instalaciones industriales, conservándose el aspecto exterior de la
misma. Así, con esta engañosa propuesta, la cervecería fue demolida a
fines del pasado siglo y rápidamente sustituida por el más amplio y
moderno complejo de los supermercados que había tenido la ciudad, dando
inicio al proyecto del conjunto Antofagasta Shopping que actualmente se halla en este lugar.
Lamentablemente,
los peores y más pesimistas pronósticos se cumplieron y lo que se
"conservó" en el nuevo proyecto fue sólo la fachada principal del centro
del antiguo edificio por el costado de Zenteno, hacia el año 2000, como
una carcasa vacía de albañilería, con una trama de refuerzos
posteriores y totalmente desconectada del resto del complejo, mantenida
en pie por brutales y muy poco estéticas vigas metálicas, aunque según
algunos profesionales que hemos consultado era quizás la única
alternativa para preservar algo del inmueble original. Idea con la que
-debe admitirse- no todos parecen estar de acuerdo en Antofagasta,
considerando muchos hasta ahora una atrocidad lo que se hizo con la
vieja planta cervecera.
La
ubicación y su postal dominando el paisaje urbano al borde costero
habría sido perfecto para completar un circuito histórico por la
costanera de la ciudad, pasando por edificios más centrales como la Casa Gibbs, la ex Aduana
y la Estación de Ferrocarriles, y llegando a este punto liderado por la
ex Cervecería, más aún considerando que entre los mejoramientos del
sector y los proyectos para la celebración del Bicentenario Nacional se
incluyó la construcción de la playa artificial El Carboncillo muy
cerca del complejo, y el Edificio Consistorial que pasó a ser la sede
de la Municipalidad al otro lado de la Plaza O'Higgins. Por otro lado,
dentro de una imaginaria guía temática de turismo cultural por la ciudad
que incluyera Monumentos Históricos Nacionales como las Ruinas de
Huanchaca, la Fundición Orchard o el Muelle Melbourne Clark, se habría
tenido un recorrido extraordinario de la historia industrial de la
región donde haber incorporado el desaparecido edificio, abarcando así
desde sus orígenes hasta avanzado el siglo XX.
Sin embargo, como una fachada falsa de los antiguos filmes sobre el Far West,
lo poco y nada que queda de la alguna vez imponente y majestuosa
fortaleza industrial de la Fábrica de Cerveza de Antofagasta, ahora no
logra más que ofrecer un tenue y triste recuerdo de lo que alguna vez
fuera el edificio, al mismo tiempo que sopla sobre los ojos arenas de
una cruel advertencia sobre la incapacidad nacional de fomentar el
progreso material adaptándolo a un buen arreglo con los valores de la
historia urbana y la cultura patrimonial.
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